Las calles aledañas al Parque Simón Bolívar cerradas por visita del papa Francisco a Bogotá se convirtieron en un desfile de comercio papal, camisetas, velas, cuadros, rosarios, bebidas y comida fueron el común denominador. Sin embargo, un acento y una bandera se tomaron el protagonismo entre los vendedores. Eran los venezolanos que, huyendo de la crisis en su país, se abrían paso con sus tradicionales arepas.
Fotografías tomadas por: Andrea Rojas Pérez
Uno de los vendedores es Luis Páez , quien apenas lleva 6 meses en Bogotá, cuenta que logró montar su propio negocio de arepas y salió este jueves a la calle para aprovechar la oportunidad, conseguir sustento, pero también con una necesidad apremiante: “pedirle al papa Francisco que rece por mi país”.
Incluso aquellos venezolanos que no profesan el catolicismo como Diana Wanches, esperan que las oraciones del sumo pontífice y su presencia a pocos kilómetros de su patria los ayuden a superar la crisis y salir del régimen de Nicolás Maduro. “Que ayude a mi país. Cuando uno quiere ayudar, se logra”, aseguró Wanches a Directo Bogotá.
Otros, como Angie Ríos, quien llegó hace dos meses a Bogotá, aseguran que a Venezuela le falta más fe en Dios. “El problema es que mi país no es tan fervoroso, se maneja mucho la hechicería”, señaló.
Sin embargo, a pesar de sus necesidades, hay quienes asisten a la misa del papa Francisco con más realismo que fe. Ese es el caso de Cecilia Mendoza, una caraqueña que lleva 21 años en Colombia, quien asegura que, aunque pone a Venezuela en sus oraciones, deben aprender a no depender de los otros para solucionar los problemas que los aquejan. “Nosotros mismos tenemos que actuar y salir juntos de esta”.