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Felipe Morales // moralesfelipe@javeriana.edu.co//

“Hacer periodismo en Venezuela se vuelve un activismo de vida”


Periodistas venezolanos que ejercen el periodismo de investigación desde entornos digitales, estuvieron en Bogotá conversando con periodistas, académicos y estudiantes en un encuentro organizado por Consejo de Redacción. Temiendo represalias por los recientes ataques contra la oposición, pidieron que el evento fuera off the record, por lo cual, Directo Bogotá no revelará sus nombres.

Fotografía Creative Commons de Alejandro Forero

El evento comenzó con una breve presentación de los asistentes. La mayoría han trabajado o trabajan actualmente en medios internacionales y otros más trabajaron para grandes medios venezolanos que hoy se han volcado al oficialismo, ante lo cual salieron voluntariamente y abrieron medios digitales independientes por su cuenta. Aclararon que, a pesar del orden partisano de ‘conmigo o en mi contra’ que ha tomado el escenario político venezolano, hacen lo posible por mantenerse imparciales y dejar claro que en la oposición no tienen las manos limpias.

Para responder la pregunta que dio inicio a la conversación ‘¿cómo hacer periodismo de investigación en la realidad venezolana?’ (no hay datos oficiales confiables, las fuentes no hablan con medios de ‘oposición’, etc.) los periodistas vieron prudente comenzar con un marco referencial de lo que tradicionalmente ha sido el oficio en su país.

Venezuela, dicen, venía de un periodismo perezoso, farandulero y tendiente a la ‘declaracionitis’ que tuvo que hacerle frente, en primer lugar, a la desaparición de la oposición y al rápido ascenso del chavismo. Posteriormente, hacia 2014, el periodismo optó por la compra de los medios tradicionales por capitales sospechosos, para ellos ‘enmascarados’, muy cercanos al gobierno, en un intento de lo que varios ex ministros de comunicaciones llamaron “hegemonía comunicacional”.

Video que circula en redes denunciando “hegemonía comunicacional” en Venezuela

Fue entonces que el periodismo entendió, dicen, que “el autoritarismo no se enfrenta desde la opinión, sino desde la reportería”. Esta necesidad de un nuevo periodismo, que nunca se había dado en el país, sumada a un entorno digital cada vez más demandante, fueron las condiciones que posibilitaron las iniciativas en las que la audiencia confía y que hoy informan lo que sucede allí a Venezuela y al mundo.

El clima de redacción

Hubo un consenso entre los periodistas cuando uno de ellos aseguró que el oficio en Venezuela ha seguido tres caminos, que a veces se cruzan y a veces se alejan, para seguir informando, con mayor rigor. En primer lugar, está la reportería tradicional, o gruesa, que no deja de ser importante sin importar las condiciones, porque ¿qué es un periodista que no sale a la calle? En segundo lugar, el periodismo de datos, que aún con las dificultades para obtener fuentes confiables, ha sido el de mayor desarrollo. Por último, está algo que no había ocurrido antes en el país y que, en el mundo, está transformando la forma de hacer periodismo: las redes. Redactar en colectivo, sin importar quién firme la nota, como en el caso de los Panama Papers, con periodistas nacionales e internacionales que pueden aportar diferentes voces y enfoques, así como hacer más eficiente el proceso, ha sido clave.

La reportería tradicional, si se puede llamar así dadas las condiciones, se ha tornado peligrosa, pero sigue siendo importante. Los asistentes repudiaron lo que ocurrido a Elyangélica González, corresponsal en Caracas para Caracol Radio que fue agredida brutalmente por la Guardia Nacional, ante lo cual cada uno compartió cómo ejercer su oficio en la tensión actual ha modificado su estilo de vida. Una de ellas, dijo incluso que “Hacer periodismo en Venezuela se vuelve en un activismo de vida”. Sin embargo, dejaron claro que los casos, como aquel, en que las agresiones se tornan físicas son aislados.

Elyangélica González, cuenta a Univisión cómo fue el ataque del que fue víctima

Por lo que ha optado el gobierno para atacar a los periodistas que los contraríen, coincidieron, es por destruir su credibilidad. Al periodista lo meten a la cárcel, muchas veces incluso sin orden de captura y sin los mínimos del debido proceso, le inician un expediente, simulan una investigación para, pasado un tiempo, dejarlo en libertad y que la sociedad civil se quede con el ‘por algo será’, tan dañino como siempre. Es decir, en palabras de uno de ellos, la opresión en Venezuela no aparece en la forma de “el gorila norteamericano que iba y cerraba un periódico o recogía todos los ejemplares en un punto de ventas, sino que es algo más sistemático y silencioso”.

El periodismo de investigación, así como su derivado más reciente, el periodismo de datos, se basan precisamente en confrontación de datos, cifras, índices. En Venezuela esta información oficial, o bien está sesgada, o no es publicada, porque, según cuentan los periodistas, en la medida que crecía el periodismo de investigación, más fuentes oficiales se iban cerrando. Por ejemplo, lo que en Colombia se conoce como ‘Transparencia Colombia’ esa plataforma abierta a consultas donde todas las entidades estatales deben publicar los contratos que realicen con públicos y privados, en el vecino país se llama ‘Sistema Nacional de Contratistas’ y hace un par de meses se cerró la consulta libre.

Los periodistas, en estas condiciones, no se quedan quietos. Han recurrido a la información de ONG’s, para cruzar la información que ahí aparece con la de reportes de prensa oficial y filtraciones que les llegan de manera anónima. Después de “ver de dónde rasguñan”, cruzan la información, la sistematizan y la publican, siempre bajo la premisa de que “siempre tiene que haber una cara humana para contar una historia desde los datos”. Un lugar al que se han visto volcados es a las fuentes internacionales, que sirven como intermediarios. El gobierno, por ejemplo, no reporta públicamente cuántos barriles de petróleo exporta, pero sí lo reporta a la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Los datos de la OPEP, que sí son abiertos, son una fuente confiable porque ya han atravesado una auditoría.

Gráfica de las reservas mundiales de petróleo, según la OPEP. Un dato de fácil consulta en la web de la entidad, pero que el gobierno ha mantenido en secreto

El entorno digital, que es donde publican, les ha traído nuevas posibilidades en el modelo de negocio, que es algo que sufren, por ejemplo, los impresos. Los medios tradicionales viven de la publicidad, pero no hay pauta porque no hay empresas; los medios digitales, por otro lado, ofrecen nuevas oportunidades como la publicidad on-line o la financiación de ONG’s. Sin embargo, en Venezuela hay un problema de conectividad que limita el ejercicio: un hogar promedio allí tiene una banda ancha de 0,6 megas, mientras en Colombia tenemos un 5,4, que además es lento para la región. Lo anterior significa imágenes en baja definición, videos cortos, infografías pequeñas, etc.

Por último, destacaron la importancia de los vínculos entre periodistas. No solo como agremiaciones que luchen por derechos y garantías, sino también como salas de redacción en red, donde el mismo periodista no tenga que hacer toda la labor de reportería, redacción, edición y publicación o que, si la hace, esté complementada o confrontada la información que obtuvo con la de algún colega.

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