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  • Jenny Castellanos // Geraldine Villalba//

Venezuela: un callejón sin salida


Tras 3 años trabajando en un banco en Venezuela, Jonathan Arias se vio forzado a abandonar su país. Vive en Bogotá donde encontró una nueva familia lejos de casa pero, ¿Cómo es la vida de los venezolanos en nuestro país?

Jonathan llegó a Colombia por primera vez hace dos años. Debido a la crisis decidió dejar sus sueños en Venezuela y aferrarse a un mejor futuro lejos de Caracas. Desde el 2012, Venezuela atraviesa la crisis económica más devastadora en su historia. El presidente Nicolás Maduro se rehúsa a garantizar la democracia en el país dejando a los venezolanos con solo dos opciones: pelear o irse.

Colombia se compone de esta manera en el principal receptor de venezolanos en el mundo, debido entre otras cosas a su cercanía con dicho país, la similitud de ciertas costumbres y las economías que suelen basarse en asuntos muy similares.

Por otro lado, el desempleo en el país vecino aumentó durante el último año de gobierno del presidente Nicolás Maduro y alcanzó 6,1% de los 30.562.916 venezolanos que había a finales de 2015. “Desde que yo era niño, siempre quise trabajar en un banco, ese siempre fue mi sueño. Yo trabajaba en un banco privado que en Venezuela, las empresas privadas serán las que siempre pagaban bien y en Venezuela, con mi sueldo solo me alcanzaba para una barra de jabón” explica Jonathan.

La verdad que se vive en las calles es de inconformismo y escases, sobrevivir en Venezuela es sobrevivir al gobierno y en este intento, muchos han caído. Como Jonathan, hay 500.000 venezolanos en Bogotá en busca de mejores condiciones de vida las familias que dejaron en su país.

Enfrentarse a la vida laboral en Colombia es difícil para estos venezolanos, ya que en Venezuela, las leyes amparan a los trabajadores y el horario laboral es más corto. Jonathan le cuenta a directo Bogotá cómo ha cambiado su vida desde la llegada al país, “lamentablemente la juventud que es el futuro de Venezuela, está muy mal acostumbrada por que nacieron en ese inconformismo y nacieron en una política que los acostumbró a no estudiar, a no trabajar por muchas leyes que implementaron”. En Venezuela los profesores tiene prohibido reprobar a un alumno y las leyes laborales venezolanas exigen que los empleados solo trabajen seis horas diarias.

Nadie sabe a ciencia cierta cuántos venezolanos como Jonathan se encuentran en el país. Migración Colombia, entidad encargada de manejar a los extranjeros, cuenta 1.512.000 turistas y venezolanos que entraron legalmente y 55.000 residentes entre 2014 y 2017. Eso sin contar las 55.000 personas que a diario circulan en las zonas de frontera, especialmente en Cúcuta.


La crisis social de Venezuela es cada vez más aguda, pues son numerosos los residentes de ese país que a diario huyen buscando un mejor futuro. “con lo que gano acá en Bogotá puedo vivir bien y me sobra para enviar dinero a mi familia en Venezuela” asegura Jonathan

Ante la censura en la que se pretende ocultar la situación del país, la esperanza emerge en medio del dolor. Desde los diferentes lugares de exilio, la dignidad que se refugia en un pueblo es sufriente para mostrarle al mundo el dolor de patria que vive Venezuela, donde las autoridades atentan contra la paz de los ciudadanos que antes juraron proteger.

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