La Comisión Nacional Ciudadana para la lucha contra la corrupción (CNCLC) nació con la ley 1474 del 2011. Esta entidad pretende fortalecer la lucha contra la corrupción desde la sociedad civil, realizando seguimiento a las políticas públicas y a las decisiones estatales en materia de corrupción. La CNCLC está dividida en varias subcomisiones dentro de las cuales hay, específicamente, una para los medios de comunicación. A la cabeza de esta, hasta el 2020, está Amparo Pérez.
Amparo Pérez es comunicadora social y periodista. A lo largo de su vida profesional ha trabajado en prensa, radio y televisión. Hoy en día es la Defensora del Televidente del Canal Caracol. Pérez llegó a la (CNCLC) en representación de Asomedios y lo que busca es implementar la estrategia de un minuto contra la corrupción para hacer visible este fenómeno. Con esta estrategia, ella espera que la ciudadanía pueda entender qué es y cómo se da la corrupción en la sociedad colombiana, pues considera que los medios de comunicación, al hacer visibles los actos de corrupción, juegan un papel importante en la lucha contra la corrupción. Pérez pretende que esta lucha se convierta en una política para todos los medios de comunicación, siempre respetando la libertad de expresión de cada uno de ellos.
Amparo Pérez es la Comisionada de los medios de comunicación ante la Comisión Nacional Ciudadana de lucha contra la corrupción. Fotografía tomada por Maria José Noriega
DirectoBogotá: ¿Por qué se considera a la ciudadanía como un agente importante en la lucha contra la corrupción?
Amparo Pérez: Si la corrupción ha tocado todos los sectores de la sociedad, la ciudadanía tiene que aprender a identificar qué es la corrupción. Estamos diciendo que los corruptos son los políticos o los organismos del Estado, pero la corrupción está en todos los niveles y en todas partes. La corrupción empieza en aquel que no paga el tiquete del Transmilenio, en aquel que se roba la luz, en el estudiante que falsifica los exámenes, o en el papá que paga para que su hijo pase en la universidad. Todo esto se debe entender desde la ciudadanía y es aquí donde entra a jugar un papel importante la CNCLC.
DB: ¿Qué importancia tiene la lucha de la corrupción en el marco del posconflicto?
AP: La Comisión fue creada en el marco de los Acuerdos de Paz. Sin embargo, este punto es complicado porque el primer golpe que tuvimos fue el robo de los dineros que estaban destinados a la paz, a los reinsertados y a las víctimas. Mucha gente no sabe que los dineros que se les daban a los guerrilleros terminaron siendo invertidos en las drogas, o porque no habían proyectos alternativos o porque estos no eran tan rentables. Entonces, eso ¿a quién le corresponde controlarlo?
Ley 1474 del 2011. También se conoce como el Estatuto anticorrupción. Fotografía tomada por Maria José Noriega
DB: ¿Desde cuándo se piensa en los medios de comunicación como un agente clave en la lucha contra la corrupción?
AP: Desde el año pasado los medios de comunicación han intensificado la lucha contra la corrupción o, por lo menos, han hecho visibles los escándalos más grandes (Reficar y Odebrech). Si en los medios de comunicación no existiera la conciencia de luchar contra la corrupción, hoy esos escándalos, realmente, no se conocerían. Yo hablé particularmente con el Director de Noticias Caracol y le propuse la idea de implementar la estrategia de un minuto contra la corrupción. Le llamó mucho la atención. El canal ha apoyado muchísimo la iniciativa haciendo informes, incrementado el departamento de investigación y utilizando las denuncias que la ciudadanía hace a través de `El periodista soy yo`.
DB: ¿Por qué los medios de comunicación tienen un papel central en la lucha contra la corrupción?
AP: Los medios son muy importantes en esta lucha porque son ellos los que hacen visible la corrupción. Nos hemos dado cuenta que la sanción moral, el hecho de que el corrupto sale en los medios de comunicación, es mucho más efectiva que el propio castigo. La sanción social es muy importante y en esto los medios de comunicación y las redes sociales juegan un papel muy importante. La tarea de los medios es la de denunciar y hacer pedagogía en contra de la corrupción. Esta es la única forma de acabar con ella.
DB: ¿Qué estrategias se podrían implementar para que los medios de comunicación luchen contra la corrupción?
AP: Una de las estrategias es hacer que en los medios de comunicación se abra un espacio de un minuto contra la corrupción. He trabajado en esto desde que empezó mi cargo y se que en otras áreas de la CNCLC también se ha venido cultivando esta misma iniciativa. La Comisión de medios de comunicación ha querido implementar otras estrategias, como la de hacer un comercial para darnos a conocer ante la ciudadanía, pero no contamos con los recursos para hacer este tipo de proyectos.
Desde el programa del Defensor del Televidente he venido trabajando temas de corrupción. Por ejemplo, hace poco hicimos un programa sobre cómo funciona la mente del corrupto. En este, el médico neurocirujano Remberto Burgos habla sobre las características de la mente de quien comete actos corruptos. Un primer momento es cuando se comete el acto mismo de corrupción. Un segundo momento corresponde a cuando, en el cerebro, se rompe la resistencia a los actos amorales. Bajo esta lógica, la corrupción se da desde el momento en el que un niño se roba el lápiz de un compañero, hasta cuando asciende a escalas mayores y ese mismo niño, tiempo después, se apropia de los recursos del Estado.
DB: ¿Cómo se pueden coordinar los esfuerzos de los medios de comunicación en la lucha contra la corrupción?
AP: Yo creo que más que un esfuerzo de coordinación o unificación de los medios en la lucha contra la corrupción, se debe hablar del cumplimiento de la labor de cada medio. Es decir, nosotros como Comisión no podemos imponer condiciones a los medios de comunicación. Yo creo que el periodismo debe ser libre de escoger cuáles son las prioridades y de escoger su propia agenda. No se trata de ser muy comunitarios en la manera de trabajar, sino de hacer que la lucha contra la corrupción se convierta en una política para todos los medios de comunicación. Los medios deben tener como política la visibilización de los escándalos de corrupción, siempre respetando la libertad de expresión de cada uno de ellos. Se trata de investigar y denunciar.
DB: ¿Cree que los medios de comunicación pueden incurrir en corrupción?
AP: Yo no podría afirmar eso. Es decir, si oculto información que le conviene o beneficie a otro, estoy incurriendo en un acto de corrupción, pero yo no puedo juzgar eso. No puedo afirmar que los medios sean corruptos. No creo que lo hagan, creo que hacen su oficio como debe ser.
La clave de todo está en intensificar las áreas de investigación de cada uno de los medios de comunicación, pues así los periodistas no van a depender de las filtraciones de las noticias y van a hacer mejor su trabajo. El trabajo del periodista es escuchar a la ciudadanía y no solo centrarse en los grandes escándalos que se filtran desde la Fiscalía, Procuraduría, o desde cualquier entidad estatal.
Amparo Pérez es la Defensora del Televidente del Canal Caracol desde 1999 Fotografía tomada por Maria José Noriega
DB: ¿Qué problemas rodean a la CNCLC?
AP: El primer gran problema es que la gente no sabe de nosotros. Lo primero que debió hacer el gobierno fue dar a conocer la CNCLC, pero nadie sabe que existe. Además, no tenemos recursos, ni sede propia. Diseñamos una hoja de ruta, con la ayuda de la Fundación Internacional para Iberoamérica de Administración y Políticas Públicas (FIIAPP), pero no tenemos capacidad de operar. El gobierno creó esta Comisión, pero es más un saludo a la bandera porque no se le ha dado la importancia que debería tener, tanto así, que ni siquiera nos invitan a los eventos que tienen que ver con la lucha contra la corrupción.
Además de lo anterior, nuestras iniciativas, con el cambio de gobierno, quedaron en el limbo. Antes de finalizar el gobierno Santos sostuvimos una reunión con el Ministerio de Tecnologías de la Información para conocer las iniciativas que cada uno de nosotros tenía. Al día de hoy no sabemos qué va a pasar. Solo quedó un único funcionario conocido en el empalme.
La Comisión Nacional Ciudadana de lucha contra la corrupción no tiene sede propia. La dirección que aparece en la página web lleva a unos edificios comerciales en el Barrio la Castellana. Fotografía tomada por Maria José Noriega