top of page
  • Lorena Munar - munarl@javeriana.edu.co //

Un tour por Bogotá: cervecerías artesanales


La cerveza artesanal está de moda en la capital colombiana; la clasificación rubia, negra, y roja es sólo un fragmento de la variedad que se puede encontrar en lugares especializados en cerveza. Directo Bogotá hizo un tour cervecero por Bogotá y descubrió los mejores lugares.

FOTO: Laura Munar

La creencia más común del origen de la cerveza se remonta a Mesopotamia, hace más de siete mil años. Lo único que deja evidencia de su origen es una tablilla sumeria donde se ven personas tomando cerveza, luego de esto los Babilonios fueron los herederos del arte del cultivo de la tierra y la elaboración de cerveza, la cual actualmente, dependiendo del maestro cervecero, varía en la cantidad de ingredientes en su receta, pero básicamente está compuesta por agua, lúpulo, levadura y malta, que puede ser reemplazada por trigo o quinua.

A Colombia, la cerveza llegó a hacerle batalla a la chicha, con ayuda del gobierno y la mala publicidad hecha a la última, la industria cervecera se impuso sobre la artesanal chicha.

En lo que a cervezas respecta, en la cultura popular, marcas como Club Colombia y BBC nos hicieron pensar que una cerveza solo podía ser rubia, roja o negra. Nunca nos explicaron que estás tres clases sólo respondían al color del grano de malta que se utiliza para su preparación.

Comúnmente pensamos que lo que diferencia a una “cerveza artesanal” de una “industrial” es la realización de la última, la cual nos imaginamos que se realiza mediante procesos con maquinaria sofisticada, idónea para preparar grandes cantidades; mientras, que la “artesanal” es algo mucho más… casera.

En realidad, la cerveza artesanal también requiere procesos industriales. Entonces, ¿cuál es la clave de su diferencia? - La creatividad del maestro cervecero, quien, en un juego, que requiere mucha técnica y cuidado, se atreve a utilizar ingredientes poco convencionales en la preparación de una cerveza. Poco a poco este juego experimental se convierte en una pasión.

Así, con este “tour de cervecerías artesanales”, empecé a erradicar mitos.

El recorrido inició en uno de los lugares más conocidos de cerveza artesanal:

Chelarte

FOTO: Laura Munar

Ubicado en la Cra. 14 #93B-45, al norte de Bogotá. Este bar es especializado en cerveza artesanal pero también cuenta con un menú de comidas para acompañar el rato. Tiene una terraza con un ambiente tranquilo y una luz tenue que le da un ambiente bohemio al lugar.

Adentro está la barra con luces de neón que llaman la atención, hay varias mesas ubicadas para grupos grandes, mesas para estar con un par de amigos y otras para un plan más privado, en pareja. El detalle más peculiar del lugar son los nombres de las cervezas que, según la administradora, hace más de cinco años, son femeninos: Pamela, Raquel, Zenaida, Carmela y Naari. Eso porque los dueños buscaban “algo que combinara con lo que las cervezas inspiraban, que al probarlas recordaran a una mujer, cada una a su estilo”.

Probé dos cervezas:

Raquel, cuyas notas cítricas y amaderadas dejan un suave sabor ácido en el paladar. Su amargura se mantiene en un nivel medio, esto debido a la cantidad de lúpulo que usan para su preparación. El nivel de alcohol oscila entre 4% y 4.5%, las cervezas artesanales suelen tener un nivel de alcohol más alto que el de una industrial.

Pamela, una summer ale, su sabor es refrescante y su amargura menor que la de Raquel, perfecta para un día de playa, su nivel de alcohol es de 4.5%.

Chelarte es un lugar perfecto para ir en plan amigos o para una cita, el lugar es grande y agradable y las opciones de comida que van desde hamburguesa, que siempre sabe muy bien acompañada de una cerveza, hasta opciones más livianas que incluyen deditos de queso, estos y otros platos, son un complemento perfecto para pasar un buen rato. Los precios de las cervezas están entre $9000 y $12000 el vaso, y la comida entre $15.000 y $25.000.


El segundo lugar del recorrido fue Casa Manigua, otro local reconocido por su cerveza. Ubicado en la calle 45 número 19-28, Chapinero . Este bar-restaurante ofrece gran variedad en cervezas artesanales. Con notas dulces, amaderadas y frutales, las cervezas tienen un tono distintivo.

FOTO: Laura Munar

Su administradora, Ana María Ramos, explica que las cervezas artesanales dependen del gusto del maestro cervecero, quien es el encargado de planear las recetas y jugar con las cantidades de sus ingredientes básicos para crear sabores que generen recordación y una buena sensación en el paladar.

Al maestro de Manigua le gustan las cervezas belgas, por esto el sitio ofrece una gran variedad de este destino. Allí, las cervezas tienen nombres de personajes de leyendas locales: El Mohan, La Muelona, La llorona y la Patasola, son sus cuatro cervezas insignia.

El Mohan, según cuenta la leyenda, es un personaje mitológico conocido por su gusto por el ron, por esto la cerveza con su nombre es color marrón.

La muelona, leyenda de la región Andina, fue una mujer muy bella en su juventud pero envejecida con los años, suele aparecerse a los hombres borrachos y su encuentro es muy amargo, así como el sabor de la cerveza que lleva su nombre.

Casa Manigua tiene un ambiente bohemio y podría ser un lugar perfecto para una cita, a veces el rato puede estar acompañado de música en vivo, e igual que Chelarte, ofrece opciones de comida preparada artesanalmente en casa. Los precios del vaso de cerveza rondan entre $6.000 y $7.000 y la comida también tiene precios justos, entre $10.000 y $15.000.

El tour continuó en Bárbaros, un lugar pequeño, apenas para unas 15 personas. “Bárbaros viene del nombre que se daba a los extraños en la antigua Roma, eso somos… unos extraños”, explica Rommel Fernández, maestro cervecero de Bárbaros.

FOTO: Laura Munar

Este proyecto de cervecería artesanal empezó hace más o menos tres años, junto a dos amigos. Su primer lote fueron 22 litros de cerveza hechos en casa, después de este primer intento, y entender que para preparar cerveza no se requiere solo talento y creatividad, sino que también requiere arte, matemáticas y un poco de sabor subjetivo, se prepararon más. Aprendieron inglés para poder leer literatura sobre el tema y estudiaron hasta llegar al punto en el que están hoy. Él se encarga de la cerveza, otro de los dueños es el diseñador, y el tercero maneja el tema financiero.

Allí probé dos cervezas, una Session IPA, de la casa, 4.9% de alcohol, olor y sabor cítrico y amargura media; y una Citra Pale Ale, una cerveza invitada, 5.0% de alcohol, un poco menos amarga que la anterior, de sabor un poco más dulce y frutal.

La cerveza de la casa varía dependiendo de la cantidad que Rommel decida hacer en cada lote, cuentan siempre con cervezas invitadas, normalmente dentro del menú están entre 4 y 5 cervezas, nunca es el mismo menú. Es apenas un lugar para pasar un rato corto después del trabajo ya que no ofrece opciones de comida.

El recorrido continuó en Cervecistas, el maestro cervecero de este lugar es mexicano, por lo cual la característica de sus cervezas es el picante.

FOTO: Laura Munar

Probé tres cervezas:

Habanero: Esta cerveza hace honor a sus raíces mexicanas. Está hecha con chile habanero, tiene 4.5% de alcohol. El picante característico de este ingrediente queda en la garganta con cada sorbo, después de terminar el vaso, la garganta queda completamente dormida.

La APA Jengibre está hecha especialmente con base en este especial ingrediente, entre picante y ácido, no se siente tan fuerte como en la anterior en la boca; aunque sí resalta el sabor del jengibre en el paladar, 5% de alcohol.

Por último, la Indian Pale Ale, 7% de alcohol. Resalta por ser un poco más fuerte que las anteriores.

El maestro cervecero del lugar explica que en el local se realizan preparaciones especiales por temporadas: la última fue Melisa, una cerveza que se preparó en el lugar.

Cervecistas ofrece más de cinco tipos de cervezas. Sus ingredientes únicos le dan un toque especial. El lugar de dos pisos y ambiente bohemio invita a un encuentro más romántico.

El quinto lugar del tour fue Brüder. Un local nuevo, propiedad de dos hermanos boyacenses que en su tierra son muy conocidos por su cerveza, y que ahora, en Bogotá abrieron su primer punto.

Allí la experiencia es diferente, es un lugar mucho más grande que los anteriores y las opciones de comida son más variadas.

FOTO: Laura Munar

Probé tres cervezas, todas con notas amaderadas muy parecidas, el alcohol de cada una de ellas oscila entre 4.5% y 6%. La fabricación de estas cervezas responde a un proceso en el que se puede preparar más cantidad, este par de hermanos llevan en el mercado de cerveza alrededor de 10 años, lo que los hace establecerse y conocer los procesos de la industria más a profundidad, a diferencia de otros lugares. Es un lugar es perfecto para ir con amigos y pasar unas horas acompañadas de una picada para compartir, o alguna de las otras opciones la amplia variedad de comida que ofrece la carta.

Por Quinta Camacho hice la visita de dos lugares conocidos por sus cervezas artesanales:

El primero, Dos Carreras:

Allí probé dos cervezas, al principio, al igual que en Brüder, Bárbaros y Casa Manigua, me ofrecieron una cata de cervezas, punto a favor para estos lugares ya que normalmente las personas llegan sabiendo muy poco de cervezas artesanales y sus sabores que siempre son muy diferentes de una cerveza a otra.

Gasolina, 5% de alcohol, de sabor suave y nivel de amargura bajo.

Saison Ale, 5% de alcohol, de notas más frutales, un poco más clara que la anterior, el nivel de amargura se mantenía en el medio.


FOTO: Laura Munar

Dos Carreras ofrece más de cinco tipos de cervezas, y aunque el lugar es pequeño, es muy conocido por su calidad, y vale la pena pasar y probar las cervezas de la casa. También ofrece variedad de comida, en este lugar no probé ninguna opción, pero la carta, aunque no es tan amplia, sí hace que acompañar la cerveza sea una experiencia más agradable si te antoja algo de comer.

El segundo lugar en el que paré fue El mono bandido, tal vez uno de los lugares más conocidos de cerveza artesanal en Bogotá. Tienen tres puntos en la ciudad. Allí no tienen un maestro cervecero propio, la preparación de la cerveza la tercerizan. Los locales son grandes y muy agradables, las opciones de comida son variadas, desde hamburguesas, pasando por chorizos y llegando a sticks mozzarella.

También ofrecen otro tipo de bebidas, como sidra artesanal, una bebida hecha a base de fermentación de manzana, y que, si es realizada de manera artesanal, debe ser consumida en una cantidad de tiempo menos que las que son producidas a nivel industrial. La sidra, tradicional de regiones como Asturias o País Vasco, en España, es una bebida dulce y que sus notas de alcohol no son tan notorias, lo que hace que puedas beber vaso tras vaso sin sentir que es un trago fuerte.

Allí, en el mono bandido, probé dos cervezas que no tenían un olor característico, (una de las cualidades de las cervezas artesanales suele ser su olor, siempre es lo primero que, a criterio de los maestros cerveceros, uno debería identificar; mientras más recordación genere la cerveza, está mucho más cerca de cumplir su propósito, ser única y con un sabor incomparable). La experiencia no fue muy especial en este lugar.

FOTO: Laura Munar

El recorrido del ‘tour cervecero’ terminó en El Sindicato, lugar perfecto para cerrar, pues este lugar, ubicado en la Carrera 13 #84-28. Este lugar nació de un proyecto de ocho jóvenes emprendedores que buscaban un estilo de negocio fuera de lo convencional. Una forma de colaboración entre los cerveceros, y un lugar que pudiera ser la puerta para impulsarlos en el mercado.

Nicolás Rojas, cofundador, explica que para que una cerveza este dentro de una nevera de El Sindicato, solo basta con que sea buena bajo unos criterios formales. No se cobra membresía a los cerveceros, e intentan ayudarlos en temas como en INVIMA, que no siempre es fácil para alguien que apenas empieza a surgir en el mercado.

Este lugar, en palabras de Rojas, representa un negocio “irreverente por concepto, independiente por convicción y desigual por diseño, así… único como El Sindicato”.

El Sindicato reúne 70 tipos de cervezas artesanales bogotanas y unas cuantas fuera de Bogotá. Intentaron con importadas, pero decidieron especializarse en lo local.

Cuenta, Camila Rodríguez, administradora del local y experta en cerveza, que no es fácil trabajar en este campo, pues el cuidado con una cerveza artesanal debe ser extremo, hasta la luz del sol puede alterar el sabor de esta.

Camila es la encargada de ayudar a los clientes a escoger una cerveza bajo criterios universales como “rubia, roja o negra”, sin embargo, ella intenta ir más allá, para entender qué podría gustarle a un cliente, y el filtro de opciones dentro de la nevera se empieza a reducir hasta llegar a una recomendación más puntual para cada gusto en particular. A pesar de que tiene apenas 21 años, su forma de hablar sobre la cerveza es fiel prueba de su experiencia día a día probando cervezas nuevas y encontrando sabores característicos o, a veces, otros sabores no tan buenos.

La idea de este local es resaltar los sabores locales, y ofrecer cervezas hechas en casa. El local lleva un poco más de 4 meses en funcionamiento y ha tenido mucha acogida. Los precios de las cervezas que ofrecen varían desde $13.000 hasta $20.000 la botella. Es un lugar perfecto para arriesgarse y apostarles a las cervezas de casa, las cervezas bogotanas.

El auge de las cervecerías artesanales en la capital es innegable; las sorpresas detrás de estas creaciones son muy agradables. Aprender de cerveza se vuelve un hobby para disfrutar y compartir con amigos, siempre habrá un momento para probar nuevos sabores, aparte de los siempre presentes en la industria. Atreverse es la clave del placer a la hora de compartir una buena cerveza, esta vez, artesanal.


bottom of page