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Alexandra Montoya, la mujer de las mil voces

Por Angie Tatiana Rodríguez Bernal // Fotoperiodismo


Esta humorista y periodista ha interpretado e imitado a más de 40 personajes femeninos por más de 23 años en La Luciérnaga, programa de Caracol Radio. Hoy, en homenaje a su trayectoria, perfilamos aquello que la hace única, aun cuando es tantas a la vez.

Archivo personal

“Tarde o temprano va a llegar la verdad. Esa es la esperanza que nos queda a los que aún creemos en este oficio”, afirma Alexandra Montoya, la mujer de las mil voces del programa La Luciérnaga, de Caracol Radio. Con su voz propia —esa con que da vida a Íngrid Betancourt, Piedad Córdoba y Claudia López, entre otras—, expresa su fe en el periodismo y en el rol de quienes lo ejercen: mostrar una Colombia capaz.


Montoya creció en Bogotá, en el barrio Restrepo; este le trae buenos recuerdos porque hay “gente pilosa” y familias tradicionales dedicadas a empresas de calzado. Fue allí donde, desde muy pequeña, la humorista empezó a imitar voces. Y cuando estaba en el colegio y en la universidad, buscaba chistes para mejorar su habilidad y practicaba con novelas venezolanas o mexicanas como El chavo del 8. Mientras estudiaba Comunicación Social y Periodismo en la Universidad Externado de Colombia, trabajaba por temporadas en Candela Estéreo para pagar la matrícula, interpretando un personaje conocido como Shana.



Fue hacia esa época cuando Guillermo Díaz Salamanca, que buscaba a una mujer que imitara a Gaviota (personaje de Café, con aroma de mujer), se puso en contacto con ella por primera vez para escuchar sus imitaciones. Hoy recuerda de esta forma su tiempo en la radio:


—¿Cómo fue para ti ser mujer en la radio?


—Fue difícil. Al principio solo me echaban los perros y me subestimaban, pero después me gané su respeto.


Si bien Alexandra considera que ser periodista es un oficio complejo, principalmente por motivos de seguridad y por la autocensura a la que se ha enfrentado, ella misma ha mantenido un rol crítico tanto desde sus inicios como en el famoso programa. “Este gobierno no ha visto lo que quieren las juventudes.


Es un gobierno que se ha tapado los ojos. Por eso vuelvo con la energía de decirle a la juventud que tenemos la posibilidad de hacer cambios, de buscar el lado bueno”, afirma. Y no es en vano su preocupación por la juventud y el futuro de su país: hoy día tiene un hijo, cuya concepción motivó su libro Yo lo decidí (2018). Con el mismo tesón de todas sus voces, defendió en él su decisión de aproximarse a la inseminación in vitro para alcanzarlo; con el mismo tesón de su voz, da voces a muchos personajes en un país donde hablar puede implicar hasta la muerte.

 
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