El instituto para la economía social (IPES) está ofreciendo oportunidades a los vendedores informales, que no han recibido el visto bueno de los artesanos.
Vendedor corredor cultural Usaquen // Fotografía tomada por Dania Vanesa Suárez
Capacitaciones laborales, ferias de empleo, quioscos y módulos en puntos comerciales como San Andresito de la 38, Plazoleta flores de la 26, entre otros, son las alternativas laborales que ofrece el Distrito a los artesanos que comercializan sus productos en el Corredor Cultural de la localidad de Usaquén. Lo anterior tras la ocupación ilegal del espacio público que hacen estas personas, quienes privilegian su derecho al trabajo en un lugar que es propiedad de todos.
Allí, los artesanos coinciden en que efectivamente conocen los programas que el IPES les ofrece pero no creen en que sean posible esas oportunidades. Muchos de ellos llevan más de un año solicitando una de las alternativas que ofrece esta institución, pero según afirman, los trámites difícilmente se llevan a cabo.
Humberto Barrera, un artesano del sector, quien además hizo parte de la Corporación para el Desarrollo del Vendedor, confirma la demora para recibir una respuesta : “Yo me he integrado a muchos programas del IPES, y luego hice un curso de archivismo; en ese tiempo no sabía que en las alcaldías en Bogotá no tenían archivista. Pasamos un proyecto al IPES para tomar los archivos de las alcaldías laborales hace como cuatro o cinco años y no han dado respuesta o viabilidad”.
Adicional a esto los artesanos indican que difícilmente podrán acudir a esas alternativas ya que además de no tener una pronta respuesta, las capacitaciones resultan ser largas; factor que los afecta puesto que impide la realización de sus labores. “El IPES siempre ha tenido alternativas pendejas, siempre resulta diciéndole a la gente vaya y haga un curso de proyecto de vida, un curso de empresarismo; lo que pasa es que usted no se puede dar el lujo de estudiar pendejadas cuando sus hijos comen todos los días”, afirma Barrera.
No sólo es el tiempo de respuesta el que acrecienta la desconfianza de los artesanos de Usaquén con el IPES, también los lugares a los cuales son reubicados y las ferias, han enlazado un panorama negativo para esta institución. “Sí, estoy inscrito pero no se me ha notificado de algunas opciones o eventos. Ya llevo casi siete años inscrito. Nos invitaron a una feria en diciembre pero tocaba pagar casi 300.000 pesos y en un lugar en donde nadie va”, dice Germán Alfonso Guevara, artesano del corredor cultural, en relación a la dificultad que tienen los vendedores para continuar con sus ventas en estos conocidos como “puntos muertos”.
En torno a las dificultades que observan los artesanos, el IPES responde enfatizando en que el objetivo de este instituto es ofrecer alternativas laborales a las cuales se accede de forma voluntaria, todo con el fin de mejorar las condiciones de trabajo para ellos. Frente a la situación específica de Usaquén, Reymon Sánchez, funcionario del IPES, es insistente en que el problema se centra en la dificultad que se han tenido para llegar a un consenso teniendo en cuenta que “los artesanos no se quieren tipificar como vendedores informales” debido a su producto de comercialización.
Asimismo, se han realizado una serie de reuniones que no han sido productivas porque según Sánchez, es necesario que traigan ideas y mirar cómo se les puede recibir; esto para llegar a un punto medio en el que cedan y queden satisfechas las dos partes. En cuanto a los lugares de ubicación, indica que esta inconformidad es debido al cliente especial que tiene el artesano el cual difícilmente irá a los sitios asignados por el IPES.
Finalmente, esta reubicación, según afirma el artesano Humberto Barrera, no sólo los está afectando a ellos directamente, también negocios del sector como restaurantes y heladerías han observado disminución en sus ventas porque las personas casi no están visitando este lugar que desde años atrás ha sido reconocido como atractivo turístico.