Santillana // Corferias // Fotografía tomada por Ana Lucía Ibagón
Apenas se entraba a Corferias a través de los torniquetes sobre la Calle 24, Panamericana, con su stand naranja e imponente, recibió a todos aquellos que asistieron a la Feria Internacional del Libro en Bogotá este año. Así, padres, niños e incluso personas curiosas ante el hermoso colorido de los puestos fueron atraídos e iban circulando por este primer Pabellón infantil que les daba la bienvenida con juguetes, música y literatura.
Siguiendo por el corredor del lado derecho, era casi inevitable no fijarse en el stand de Santillana y Loqueleo, el nuevo proyecto de Santillana de literatura infantil y juvenil. Inspirados en el país invitado de este año en la Feria, organizaron un espacio que simulaba un jardín francés; faroles a las entradas, flores y luces decorando el lugar, césped sintético e incluso sillas blancas de parque donde adultos y niños podían sentarse a disfrutar de los libros.
El stand estaba dividido en varios sectores. En un costado tenían organizados los libros de Loqueleo destinados a varias edades, desde Pre-Lectores (de cero a cuatro años) hasta Literatura juvenil. La temática de los libros, su disposición, los materiales e incluso los colores van cambiando a medida que el público, así mismo, va siendo diferente.
En el costado adyacente tenían los libros divididos en: Indispensables en toda biblioteca, Francia, Novedades, Pescetti (su autor del 2017), Nidos para la lectura, los libros de “El nuevo Sherlock” de Andrea Ferrari y los títulos más reconocidos de Roald Dahl. Aquí había una rampa cubierta de césped sintético en la cual los niños podían sentarse y correr con libertad y los padres podían subir los coches de los niños más pequeños y sentarse a leer con los niños, convirtiendo este espacio en un ambiente de reunión para todas las edades.
En la mitad del stand había una edificación que servía de bodega y de espacio para los trabajadores, los cuales estaban muy atentos a las preguntas tanto de los niños como de los adultos. Tenían también instaladas islas con libros de literatura juvenil, Nidos para la lectura, Recomendados de Fundalectura y los del proyecto Cita a ciegas con un libro, el cual consistía en libros envueltos que tenían como única pista algunas frases claves escritas su envoltorio para guiar al lector sobre su contenido y así cautivar su curiosidad.
No solamente el stand de Santillana era amigable con todo el público y estaba decorado de forma tal que sus visitantes se sintieran en un ambiente diferente, sino que también promovieron la lectura a lo largo de la Feria con eventos como las visitas de algunos de sus autores latinoamericanos más reconocidos, las lecturas de libros los fines de semana, el concurso de dibujo de los personajes de los libros de Pescetti e incluso el de “Querido Bill”, en el cual los niños le escribían cartas a los personajes de este libro y luego les llegaba a sus colegios una carta de respuesta.
Títulos como “Historia de Babar el elefantito” de Jean de Brunhoff, “Pequeño Nicolás” de René Goscinny y Jean-Jacques Sempé, “Mil novecientas cuatro vacas” de María Cristina Aparicio, “Cuentos en verso para niños perversos” y “Matilda” de Roald Dahl, “Mis opuestos” de Olga Cuéllar o “Pequeño” de Stina Wirsén fueron algunos de los más vendidos y recomendados de esta Feria, ya sea porque estuvieran incluidos en el plan de lectura de los colegios o porque a los niños les llamaban la atención por el autor o por las ilustraciones.
Siendo este uno de los stands más grandes que tenía el Pabellón Infantil, se llenaba de gente ‘por quince minutos y luego se volvía a desocupar’ entre semana, contrario a lo que pasaba desde el viernes hasta el domingo cuando permanecía lleno y necesitaban un mayor número de vendedores para atender a todos de la mejor manera, contaba Mónica, una de las vendedoras del stand. Justo por la cantidad de gente, uno de los mayores problemas era que las personas se iban llevando muchos libros sin pagar y les tocó tener a un guardia de seguridad fijo en el stand que estuviera pendiente para que estas situaciones no se siguieran presentando.
Santillana le ha venido apostando a la literatura infantil y juvenil, al acercamiento que tienen los niños desde corta edad a los textos y que encuentren un gusto por la lectura. Este stand en la Feria fue clave porque los colegios iban con sus estudiantes buscando los libros del plan de lectura, o los padres iban con sus hijos a que encontraran algo de su gusto. Así, no sólo los libros fueron los protagonistas de este stand, sino que en conjunto con la decoración, los avisos, los eventos y las dinámicas diferentes promovieron que pequeños lectores quisieran visitar nuevos mundos con esas alas tan hermosas que sólo la literatura puede ofrecer.