De la mano de la Fundación IWOKE, la Alcaldía de Bogotá gestiona proyectos que fomentan el arte en la capital. ‘Arteusaquillo’ es uno de ellos.
“‘Arteusaquillo’ es un festival que se viene desarrollando desde hace más de trece años. Ha sido una puesta por parte de la alcaldía local, pues gracias al reconocimiento de la variedad de grupos artísticos, de salas, de teatros y de galerías, la alcaldía se vio en la necesidad de apoyar a estos nuevos talentos”, afirma Diana María Correa gestora Local Secretaría Distrital cultural, recreación y deporte.
En el mes de marzo, en el marco de este festival, se realizó la cuarta temporada de danza, evento que viene realizándose consecutivamente desde el 2014, y convoca a las compañías de danza interesadas en mostrar su talento y obtener incentivos económicos para sus futuros proyectos.
Esta iniciativa es gestionada por IWOKE, Fundación para el Desarrollo Infantil Social y Cultural, una entidad sin ánimo de lucro, fundada hace 10 años en Colombia, que gestiona y desarrolla programas de danza para niños y jóvenes de 6 a 15 años, pertenecientes a las distintas localidades de Bogotá. El papel fundamental de la fundación IWOKE, con respecto a estos eventos, es operar los recursos de la alcaldía.
IWOKE, desde su creación, es líder en el país en aplicar metodologías artísticas y culturas como herramientas de transformación social, éstas ayudan a las comunidades vulnerables en aspectos psicosociales, de recreación, deporte y de seguridad alimentaria.
La coordinadora de la fundación IWOKE, Tatiana Martínez, explica que estas ideas nacen en el plan de desarrollo distrital y local de Teusaquillo: “Nuestra propuesta principal es apoyar el arte, es importante que los ciudadanos de las distintas localidades puedan participar en los proyectos que realizan, para lograr una integración y así crear un aprovechamiento del tiempo libre en las diferentes edades”.
Para desarrollar este encuentro de danza en la localidad, en el que 12 grupos participaron, la fundación hizo una convocatoria por redes sociales a todas las compañías de danza. A dicha iniciativa acudieron más de 50 compañías profesionales y aficionadas, especializadas en danza árabe, folclórica, llanera, contemporánea y tango. Mariana Sánchez, una de las psicólogas del programa, contó que “cada año aumenta el número de grupos participantes que buscan obtener los recursos necesarios para continuar sus programas de formación artística y cultural”.
La respuesta del público ha aumentado año tras año. En el primero solo asistieron 200 personas al auditorio de la Biblioteca Pública Virgilio Barco y en esta cuarta versión, el día 4 de marzo, ingresaron 800. Su objetivo es llegar a las 1000 personas, para lograr una mayor integración de los habitantes de esta localidad. “Lo que buscamos con este programa es generar espacios de diversión sana a la comunidad y apoyar a las compañías artísticas de danza dentro de la localidad de Teusaquillo”, afirma Tatiana Martínez coordinadora de la fundación.
Con este programa de danza se busca desarrollar los talentos artísticos de la población infantil y juvenil de la localidad, y evitar que hagan mal uso de su tiempo libre y que participen en actividades ilícitas.
Así lo evidencia Camila Andrea, una joven de 18 años, quien desde el 2016 hace parte del grupo danza árabe ‘IZDIHAAR HANNA’: “Me gusta participar en estos eventos, pues además de bailar, conozco diferentes maestros de danza, personas de otras culturas y familias de mi misma localidad. Estas actividades son permiten compartir en familia y con los amigos. Estos programas son una gran iniciativa por parte de la alcaldía, pero que muchas veces no son divulgados ante la comunidad”.
“He venido en varias ocasiones a ver a mi hija, quien hace parte de uno de los grupos de danza; me gusta apoyarla en sus sueños y porque no hacerlo si es un espacio para compartir y para conocer más sobre el arte”, aseguró su mamá.
Muchos habitantes de la localidad aún ignoran este tipo de iniciativas, sin embargo, el proyecto está creciendo, y más gente está siendo parte de él.
Juan Carlos Ramírez, un habitante de la localidad que no sabía que, en las bibliotecas, además de leer, se realizaban otro tipo de actividades y de proyectos culturales. “Es la primera vez que asisto a un evento como este y me pareció muy divertido; uno conoce personas encantadoras, aprende sobre los diferentes géneros de danza y apoya a los artistas que están empezando. Es un espacio mágico en el que el arte lo invade todo”, afirma.