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  • Alexandra González Lian / gomaria@javeriana.edu.co

Cerebros fugados y reencontrados en Google Earth


En el marco del Tercer Salón Universitario de Fotografía que se realizó en Espacio Odeón el pasado 9 de agosto, se expusieron 25 trabajos. La obra Brain D(rain) llamó la atención por su peculiar aproximación al arte de capturar imágenes. Se basó en la resignificación de la fotografía satelital. He aquí la historia detrás.

Obra Brain D(rain), hecha por la estudiante Daniela Camacho // Cortesía.

Daniela Camacho Jattin, estudiante de artes visuales de la Pontificia Universidad Javeriana de séptimo semestre, fue seleccionada, junto con otros 24 estudiantes, entre los 185 candidatos de 16 universidades de Bogotá para exponer su obra Brain D(rain) en la tercera versión del Salón Universitario de Fotografía. El evento se viene realizando desde 2015, y da la posibilidad a los estudiantes de tener un acercamiento a la vida laboral, pues pueden exponer su trabajo en un evento abierto al público.

Javier Vanegas, creador del Salón Fotográfico y reconocido artista bogotano, que ha publicado sus fotografías en la revista National Geographic, ganó el premio Uniandinas IV versión, y quien fue mención de honor del Premio Fernando Botero, afirmó que el ejercicio de Daniela salió de la clase de fotografía avanzada. El reto consistía en que el estudiante debía utilizar el lenguaje visual, haciendo uso del medio fotográfico, pero sin manipular una cámara. En cuanto a temática, Brain D(rain) parte del fenómeno conocido como “fuga de cerebros”, en el que los habitantes más calificados de un país emigran en busca de un mejor futuro. “El trabajo de Daniela es muy acertado ya que dialoga con una problema mundial, y lo traduce al lenguaje artístico en términos de finalización de la vida”, dice Vanegas.

El proyecto de Daniela surgió de una preocupación por el medio fotográfico y su evolución, que es paralela a la evolución del ser humano. “La fotografía no es igual a cuando surgió, ni nunca lo volverá a ser desde que las nuevas tecnologías se insertaron en nuestras vidas”, explica ella. “Básicamente plataformas como Google Earth, que fue la que yo utilicé para mi trabajo, están a disposición de todo el mundo y uno mismo resulta siendo el curador o el editor del material que esta plataforma sugiere”.

Es imposible pensar una obra de arte aislada del contexto que la produce. Daniela señala que su trabajo se desarrolla en el marco que vivimos de la “postfotografía” y tiene que ver con esa invasión de imágenes de la virtualidad. El receptor está recibiendo imágenes constantemente. Son tantas, y tan efímeras, que es uno mismo quien decide a qué darle importancia y a qué no.

Daniela Camacho Jattin

Las influencias que tomó la artista como punto de referencia fueron principalmente Mishka Henner y Penélope Umbrico. Henner, artista belga, es conocido por su apropiación de la fotografía satelital. Umbrico, con su obra Suns of Flickr, utilizó una variedad de atardeceres que encontró en la plataforma Flickr (donde todas las imágenes tomadas por los usuarios son gratuitas) y los unió creando un mosaico. “Lo que hace Umbrico es cuestionar al artista, al creador, porque ella no tuvo que oprimir un obturador para hacer esta serie. Yo tampoco, hice este proyecto desde mi casa, en mi computador, tomando pantallazos de Google Earth. Como yo, ella también está cuestionando tanto al medio fotográfico como al fotógrafo. Hay un texto que leí hace un tiempo y dice que ya el fotógrafo no es el que produce una imagen sino el que la crea. El fotógrafo en este mundo digital ya no es el que está detrás de la cámara oprimiendo un obturador, sino el que toma el material que tiene a su alcance por todos estos medios y crea algo distinto con ello”, explica Daniela. Esto dijo en su conversación con Directo Bogotá.

Directo Bogotá (DB): ¿A partir de qué surge Brain D(rain)?

Daniela Camacho (DC): Me basé en un estudio del Population Reference Bureau del año 2015, que al momento de realizar mi obra era el más reciente, sobre el fenómeno que se conoce como “fuga de cerebros” (brain drain). Existen unos países en los que, a diferencia de lo que se cree de que la población está creciendo demasiado y nos vamos a quedar sin espacio, recursos naturales, trabajo, alimento etc. Está ocurriendo lo contrario, los habitantes más calificados de esos países, en su mayoría jóvenes, están emigrando por falta de oportunidades de un futuro prometedor. Entonces, en estos países se ha visto un declive económico, pues quedan con la población madura. En mi trabajo mostré el top de 20 países más envejecidos

DB: ¿Por qué Brain D(rain)? ¿Por qué el juego de palabras? ¿Hay alguna intención más allá de lo netamente estético?

DC: Surgió al querer dar resignificaciones dentro de un significado más amplio. Tomé el nombre científico del fenómeno, y quise que el mismo nombre mostrara lo que está pasando. Esta cantidad de gente que está emigrando llega a otros países como lluvia torrencial. Por eso el nombre “rain”, dentro del drain, que hace parte del nombre del fenómeno como tal.

DB: ¿Cómo fue la producción del proyecto?

DC: Me metí en Google Earth, y tenía la lista en mano los top de 20 países, entonces me metí en cada uno de los territorios. Fue literalmente una expedición. Por ejemplo, si estaba trabajando con Taiwán, buscaba en su geografía unos caminos que pareciera que se estancaran, que llegaran a un fin. Si analizas la obra te das cuenta de que son caminos que paran. Quería que se estancaran para establecer la analogía entre estas personas que tienen esa sensación en sus países de origen. Después, cuando ya estaba recopilando las imágenes me di cuenta de que la forma y la figura se asemejaba mucho a la de los espermatozoides, y me pareció que dialogaba muy bien con el tema, porque como dije antes, lo que está pasando con este fenómeno es que las personas más calificadas de esos países, se están yendo a otros para buscar una nueva vida. Por otro lado, las fotos que utilicé no fueron alteradas, están tal cual las encontré, con los mismos colores.

Tercer salón de fotografía, realizado el pasado 9 de agosto // Cortesía.

DB: ¿Cómo fue la jerarquización de las imágenes?

DC: Inicialmente quería que todas llegaran a “algo”, al centro. Lo que yo hacía era que me ubicaba dentro del lugar, y decidía una gama de color en cada ángulo específico. Entonces esto funcionó como una curaduría dentro del mismo Google Earth porque uno se mete en un territorio de un país súper extenso y puede encontrar mil caminos así, entonces, yo tenía que ver cuál me funcionaba con la paleta de color, y con la intención que tenía.

DB: ¿Cuáles son los 20 países que tomaste como punto de referencia?

DC: Polonia, Letonia, Croacia, Bielorrusia, Puerto Rico, Taiwán, Hungría, Bosnia-Herzegovina, Eslovenia, Estonia, Serbia, Eslovaquia, Albania, Bulgaria, Cuba, Corea del Sur, Rumania, Moldavia, Lituania y Macedonia.

DB: ¿Cuáles son tus motivaciones como artista?

DC: Yo me puedo identificar con dos ejes jerárquicos en mi recorrido artístico. Uno es el territorio, yo me preocupo mucho por la forma como me relaciono con este, y como me identifico y desidentifico. No solo los límites y las fronteras físicas, sino también el territorio contextual. Siento que esto se debe a un conflicto que ha estado presente a lo largo de mi vida. Nací en Bogotá de papá bogotano, pero mi mamá es barranquillera así como su familia. Entonces de ahí surge el cuestionamiento que tengo de la identidad con relación territorial. La manera en la que un territorio te forma con sus influencias culturales, sociales, económicas, etc., tiene un efecto sobre la forma como te relacionas en la vida. Y creo que esto se acentuó también con ese choque cultural que sentí cuando me vine a vivir a Bogotá para estudiar. El segundo eje es comparativo. Es una preocupación por la narrativa entre el concepto que estoy tratando y el soporte (es decir, el material), pues me interesa que no sea fortuito, sino que tenga un significado.

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