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Valeria Ortiz Velandia /

Del Online al Onstage


Daniel Samper Ospina se asoma en el escenario del teatro. Su Puta Obra va a comenzar, esa conferencia sobre política colombiana en la que el columnista, luego youtuber, luego actor ha decidido apoyarse en un extenso material audiovisual para demostrar que hacer humor es muy sencillo. Basta con calcar la realidad.

Obra de Daniel Samper Ospina / Imagen proyectada en su obra

Miércoles, 8:00 p.m. Una multitud, en su mayoría adultos, se aglomera frente al Teatro Nacional Fanny Mickey en la calle 71 con carrera 9ª. Es aquí donde Daniel Samper ha decidido compartir sus memorias como columnista de opinión de la revista Semana, en donde ha trabajado durante más de ocho años. El diminuto café del teatro está a reventar. Afuera llueve, adentro la gente habla y especula mientras que abren las puertas para presenciar el stand-up comedy.

No hay niños. La edad mínima de ingreso es de 12 años (dada la cantidad de groserías que salpican el guion, desde el título hasta el cierre). La gran mayoría son adultos y universitarios, personas políticamente activas que hoy han decidido reír en lugar de sufrir por este tema que en Colombia ha generado guerras, polarización, debate, y burla. Daniel Samper, quien este año ganó el Premio Simón Bolívar en la categoría de mejor programa de opinión de televisión por su canal de Youtube #HolaSoyDanny, en el que cuenta con más de 353 mil suscriptores, decidió pasar del online al onstage

Minutos después del tercer llamado sale Samper, usa unos Converse rojos, una camisa que hace juego con el pantalón y un blazer. “El clima hoy está como para plan arrunchis, pero aun así están aquí, así que muchas gracias”, dice. El montaje es sencillo; a la derecha del escenario hay un escritorio rodeado de pufs con el escudo de Santafé, su equipo de fútbol predilecto, y a la izquierda un podio. En el centro, una enorme pantalla frente a los 352 pares de ojos que se preguntan si los va a hacer reír o los va a hacer llorar.

Y los hizo reír

La hora y media que dura la obra fue una carcajada tras otra. Samper observó con detenimiento sus memorias de la última década y las pasó por el tamiz de la sátira. Ningún político se salvó. Ni Antanas Mockus, el único por el que Samper expresa algún tipo de preferencia. Se burló de su discurso al pasar a la segunda vuelta en 2010; “Nunca había bruxeado tanto en mi vida, ni siquiera viendo un partido de Santa Fe”.

Y para que las personas comprendieran por qué, reprodujo en la inmensa pantalla un video en el cual Mockus no ofreció un discurso sensato, sino que se limitó a repetir lo que decía el público en coro. Se burló del extravagante vestido que lució Noemí Sanín cuando visitó a la reina de Inglaterra; continúo con las tetillas de Uribe cuando se bañaba en un río, los gritos de Paloma Valencia en el Congreso —a quien acusó de hacer un exorcismo—, pues la traductora del lenguaje de señas no pudo seguirle el paso.

No obstante, la escena más cómica, que despertó más risas y comentarios fue la de los bailes. Ver la fotografía de Germán Vargas Lleras agarrando a una jovencita de la cintura en un sensual baile mientras Samper señala con un láser la cara de pánico que hace el “hermanito”, un niño que los observa, hizo que el teatro estallara en risas.

Y la risotada continuó cuando Samper mostró al presidente Santos bailando salsa choque y al expresidente Uribe bailando el Aserejé con cara de feligrés haciendo una alabanza con los brazos. El premio al mejor bailarín se lo llevó Óscar Iván Zuluaga. “Que movimiento de hombros”, apuntaba. Como he dicho anteriormente, nadie se salva. Samper, con la capacidad de burlarse de sí mismo y hasta de su familia, puso en evidencia el bailoteo de su tío Ernesto Samper. “Es que esto no se le hace a nadie, y menos a la familia”, añadió con tono jocoso.

Sin embargo, el espectáculo de este columnista/youtuber va más allá de las burlas. Critica fuertemente y con argumentos sólidos a los políticos, especialmente a los congresistas, quienes se quedan dormidos en plena reunión, o protagonizan vergonzosas paradojas, como que no hay quórum para votar en contra del absentismo. Así como el descaro de un candidato liberal de apellido Borja en cuyo slogan afirma que con él no habrá serrucho, y que si hay es poquito. “Esto solo pasa en Colombia”, repite. Definitivamente, es muy fácil burlarse de la política colombiana, basta con calcar la realidad tal cual.

El candidato Borja y su serrucho / Imagen proyectada en su Puta Obra

Para unos ingenioso, para otros un payaso

A Sol Castro, actor y fiel lector de la revista Semana en su plataforma virtual, le encanta “ese calvo”, le gusta que se burle de todos los políticos pues cree en la “democracia del humor”. Según él, debe haber gente que “les ponga el tatequieto” a esos poderosos intocables, pues pertenecen a una oligarquía decadente. Su hermano Máximo afirma que Samper conoce muy bien a la generación de los que tienen 30 y 40 años logrando que se sientan identificados. Añade que le parece que es muy blando con el tema de la corrupción, que podría ser más ácido y que a pesar de ser su primera vez en el escenario lo hace muy bien.

Daniel Samper también tiene detractores, algunas de estas personas afirman que no hay por qué burlarse de nadie, otros defienden a los políticos, pues según ellos, son una autoridad y hay que respetarla. Un hombre de corbata comenta que el humor no va a cambiar la situación del país, la señora que lo acompaña dice que puso en juego su seriedad como columnista. Andrés Duque, un universitario, dice que a pesar de ser un muy buen columnista, independientemente de su ideología, “desde que se volvió youtuber, se enfoca en lo que vende, siento que perdió su horizonte; un buen periodista es neutro o lo más objetivo posible, que trata de educar al pueblo y mostrar la realidad de las cosas". Otros más conservadoras se molestan porque usa “tanta grosería” y despachan la obra diciendo que “es una basura”. Lo raro es que vayan al espectáculo si saben a lo que se enfrentan.

Digan lo que digan, esto le ha permitido a Samper acercarse a otro público, a generaciones que si no es a través de pantallas y videos dinámicos, no aprenderían nunca sobre el pasado político del país ni se interesarían en sus discursos presentes. Esta obra, al igual que su canal de Youtube refresca la memoria de hechos que han sacudido la política y simples situaciones que no se deberían olvidar ni perdonar tan fácilmente. Esta obra es además una invitación a ser más críticos y cuestionar la realidad.

La obra termina, Samper da la venia, despierta una ovación, muchos se ponen de pie.

La sala queda vacía, los comentarios salen a flote mientras la gente se abriga y se lanza a las calles encharcadas pasadas las 10:00 de la noche.

Qué tal la foto de Noemí saludando a la reina —dice una señora tapándose la boca

Eso fue famosísimo —replica una dama tomándola por el brazo

Yo ni me acordaba —dice elevando los hombros y ríen en conjunto.

El famoso vestido saludando a la Reina Isabel / Imagen proyectada en la Puta Obra de Daniel Samper

Las voces inundan el pasillo otra vez.

Uno sale con vergüenza —dice un señor con mirada triste

Esa es la verdad de este país —responde su acompañante.

Muchos se ríen, pero hay otros espectadores que caminan en silencio y cabizbajos como saliendo de un funeral, tal vez meditando todo lo que dijo Samper. Y es que él tiene razón, no debería ser tan sencillo burlarse de los dirigentes. Pero es que, desafortunadamente, ellos son los verdaderos payasos.

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