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Juliana Suárez Gómez -

Ni tan rayados


Los pasados 10, 11 y 12 de noviembre, se realizó en el sótano del Centro de Convenciones Gonzalo Jiménez de Quesada la Convención Internacional de Tatuadores. Un evento donde todos los años se reúnen más de 50 tiendas relacionadas con el arte de tatuar para hacer muestras de sus productos y talentos.

En la entrada, junto a la mujer de la taquilla se encuentra un hombre con barba rubia y larga, con un piercing en la nariz y tatuado por completo en sus brazos y cuello, quien recibe a los asistentes a la convención. Es Alejandro Páez, más conocido en el mundo de la tinta como Spider Alejandro. Su tienda, Spider Crew Tattoo es la organizadora del evento que lleva once ediciones con el propósito de romper estigmas y dar a conocer ese mundo artístico. La idea inicial era la de crear un espacio donde se buscaba aceptación en la sociedad por la persona tatuada, desestigmatizando la práctica. “Siempre que hablaba uno de tatuajes, la gente lo asociaba a delincuentes o gente de mala vida, entonces el plan era quitar esa mala imagen”, dice Alejandro.

Al entrar, es posible hacer un recorrido por más de 50 stands, mesas llenas de dibujos y tatuaje en vivo. Existen tiendas y tatuajes para todos los gustos. Se puede encontrar desde un tatuaje del tamaño de toda la espalda, hasta unas pequeños aves en el brazo; desde un mensaje hasta caricaturas de celebridades colombianas. Los personajes que aquí se encuentran pueden estar rayados en muchas partes del cuerpo, pero ni tan rayados de la cabeza. Pues todos buscan mostrar una cultura responsable, seria y dedicada, más allá de la imagen de delincuencia que se puede llegar a tener en la sociedad.

Las actividades de la convención giran en torno a la cultura: presentaciones de danza, stand up comedy y exposiciones de fotografía son algunas de las actividades externas a lo relacionado estrictamente con el tatuaje. También cuenta con concursos de todo tipo de tatuajes, con jurados de distintos países.

Miss Tattoo

En otros tiempos, a las prostitutas las marcaban con una especie de tatuaje para diferenciarlas y desde ahí viene esa percepción machista de este arte. Por eso se creó Miss Tattoo: para mostrar la belleza de la mujer tatuada y abolir el tabú que existe con respecto a su productividad en el ámbito laboral, familiar, personal, etc. Las Miss Tattoo son la alegría de la convención: usan una camiseta alusiva a su proyecto y prendas que les permiten mostrar sus cuerpos tatuados; así recorren de lado a lado los stands interactuando con los tatuadores y los tatuados y, ¿por qué no?, tatuándose también.

Julieta Gómez es una de ellas. Con 23 años y menos de 1.50 de estatura, tiene piercings en los cachetes y en la entreceja, el pelo morado y rapado a los lados, y tatuajes en casi todo el cuerpo, incluyendo una serpiente que se asoma por uno de los lados de su cabeza que tiene rapados. Flores, serpientes, pájaros, dinamita y hasta el muñeco diabólico Chucky están plasmados en la piel de Julieta. Pero más adentro, se esconde una diseñadora de moda que busca la inclusión para todo el mundo, pues dice que todas las personalidades son distintas y merecen un lugar en el mundo. “El hecho de que tenga la cabeza, el cuello y casi todo mi cuerpo tatuado, no me quita que sea una persona trabajadora, guerrera y eso lo demuestro con mi trabajo”, dice orgullosa de su vida como profesional. Al preguntarle cuántos tatuajes tiene, responde que solo uno, pues todos son una unificación y su cuerpo es un mismo lienzo de trabajo.

Las Miss Tattoo / Por: Juliana Suárez

¿Cuál es el papel, entonces, de la mujer en este mundo? “Es unir dos cosas hermosas (la mujer y el tatuaje) para hacer una obra de arte”, dice Alejandra Parra, otra de las Miss Tattoo. Es tecnóloga en formulación de proyectos y va en tercer semestre de negocios internacionales. Considera que este rol Miss Tattoo es “totalmente normal”, que trabaja en una empresa porque aunque su pasión es el tatuaje,no puede vivir de ese oficio. Ella, además de correr por todos los stands tomándose fotos, aprovechó para tatuarse en estos días de convención. Su cuerpo es un cover up, como dice ella, pues tiene tatuajes pintados encima de viejos tatuajes y siempre va cambiando los estilos.

Martillazo a mano

La convención cuenta no solo con invitados de Bogotá, sino también con invitados de Argentina, México y Venezuela, entre otros. Uno de los stands tiene una bandera de México colgada en la pared y un hombre se mantiene concentrado en su cuaderno de dibujo, donde está pintando calaveras mexicanas mientras llegan sus clientes. Una de las tiendas mexicanas invitadas es 3 6 Tattoo, con tres amigos tatuadores que llegaron para mostrar técnicas enfocadas en el color, cover up y a mano libre.

A mano libre / Por: Juliana Suárez

Además, hay un invitado especial llamado Yoichi Tanaka, que viene de Japón y es conocido como Hori Yo y reconocido por ser de los últimos tatuadores en el mundo que utiliza la técnica “tebori”. Esta técnica viene del oriente y es ancestral, por siglos se enseñó de familia en familia y debido a la evolución de este mundo, ya son pocos los que la utilizan. El gran arte de esta técnica radica en la manualidad. Hori Yo explica que es una especie de martillazo a mano que genera que la tinta penetre más en la piel. Lleva 19 años tatuando y, aunque a veces tiene que utilizar las técnicas modernas, ya que son más rápidas, su propósito es preservar la tradición familiar de la técnica antigua.

Cuota indígena

En una esquina alejada de todos los demás stands hay una pequeña mesa donde un hombre, una mujer y dos niños pequeños exhiben artesanías y son la cuota multicultural de la convención. La familia pertenece a la comunidad indígena Wuaunaan, proveniente del Chocó y aunque llegaron con el propósito de mostrar su arte, son pocas las personas que se acercan a la mesa. Reinaldo cuenta que ya va a cerrar la feria y no se acercó nadie ese día acomprar sus artesanías, y tampoco se han interesado por su arte del tatuado.

Los invitados indígenas, precursores de la cultura del tatuaje / Por: Juliana Suárez

Para ellos este mundo del tatuaje se remonta a la época precolombina, así que los indígenas son los precursores de este arte. Aunque antes se pintaban como símbolo de protección y las figuras que plasmaban en la piel tenían connotaciones específicas, pintarse el cuerpo es una forma de expresión, en lo que concuerda el organizador del evento. El camino de Dios, la fuerza, las figuras espirituales, el mar, la sanación y la figura de protección son algunas de las representaciones que antes plasmaban en la piel, y que ahora ponen más que todo en sus artesanías. Ellos utilizan la jagua, un fruto no comestible que nace en algunos árboles de su región y a través de un proceso de destilado, sale una tinta que utilizan para pintar.

Así que en los 11 años que lleva la convención, la cultura tatuadora ha tenido un progreso en cuanto a la aceptación de la sociedad: la desestigmatización de la que tanto hablan los participantes a la convención. Alejandro, por ejemplo, recalca que ahora se ven en la calle muchas personas tatuadas, que los futbolistas y deportistas suelen tatuarse: “Es un gran avance para nosotros, pero eso sí, hay que advertirle a la persona antes de que se tatúe lo que significa esa decisión. Porque también se ven chinos que no saben ni qué hacer con su vida y ya se quieren tatuar las manos y la cara”.

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