Cortesía de: Abel Cárdenas - EL TIEMPO
En la plaza Santamaría inició la temporada taurina con el emblema “Tauromaquia Símbolo de Libertad”.
El mismo día, el Ministro de Interior lanzaba un comunicado asegurando que: “la fiesta brava se está extinguiendo por decisiones judiciales y un cambio en la cultura ciudadana” y, posteriormente, el 7 de febrero la Corte Constitucional anuló el fallo que había ordenado a la Alcaldía de Bogotá realizar una consulta popular sobre las corridas de toros.
Así es, la tauromaquia se instala en Bogotá y quién sabe por cuánto tiempo. Una vez más, nuestra capital moderna y avanzada, es ejemplo de “libertad”. Libertad de linchar y linchar animales con tal de divertirnos libremente y liberar nuestras tensiones más animales que el toro mismo.
Libertad de escoger un alcalde que se promulga anti-taurino y a los pocos meses también expresa su libertad comiendo de las corridas. Sigamos creyendo libremente que todo vale por ser “tradición”. ¿Tradición de quién?¿De los españoles que nos dejaron el legado, pero ya han logrado erradicar las corridas en 80 municipios?
Aunque, pensándolo bien, un acto ruin como acribillar animales sí puede ser signo de nuestra identidad, a lo mejor más de uno se identifica con el maltrato y el abuso. Por ahora sigamos celebrando que Colombia es uno de los ocho países del mundo que permiten prácticas taurinas y demostremos que nuestra Bogotá, símbolo de libertad, nuestra Bogotá, mejor para todos, es también Bogotá mejor para toros.