En localidades como Engativá, Teusaquillo y Chapinero los habitantes arrojan sus desperdicios en las calles ignorando las consecuencias para toda la comunidad.
Es difícil encontrar una esquina que se salve de las abultadas pilas de desperdicios. En la localidad de Engativá, por ejemplo, calles y locales comerciales son los más afectados por una crisis de basuras que golpea nuevamente a la capital. El desespero y desconocimiento de los ciudadanos lleva a que además de cascaras y bolsas de plástico se concentren malos olores, insectos y roedores.
Según habitantes del sector, las personas optan por sacar sus basuras y dejarlas en medio de las calles ya que los camiones recolectores no recorren la totalidad de sus barrios. “Los carros recogen por la 64, por las principales y cuando llegan acá ya están llenos” manifestó un comerciante de la zona a Directo Bogotá.
A pesar de que las vías principales y los espacios públicos como parques y plazas están libres de desperdicios, el paisaje entre vías secundarias y vecindarios es completamente diferente. Algunos vecinos colocan carteles alertando a la comunidad sobre las consecuencias de mantener la basura en la calle, intentando a la vez mitigar el daño a sus residencias.
En Engativá llaman la atención ante la falta de
civismo de algunos vecinos // Foto de: David Ortega.
La situación se repite en varios puntos del centro occidente de la ciudad. En la avenida Caracas a la altura de la calle 70 observamos montones de desperdicios y escombros arrojados en la mitad de la calzada, según habitantes de la zona obras de construcción y moteles son los responsables de estos desechos que necesitan un trato especial.
Ferney Ospina, propietario de una prendería del sector afirma que: “La gente de las obras botan todo en los separadores y eso no se lo lleva el carro y lo mismo hacen los moteles que dejan unas bolsas rojas ahí tiradas”. Algunos comerciantes del sector dicen que esta situación afecta directamente su labor por temas de seguridad y salubridad.
Localidades como Engativá, Chapinero y Teusaquillo, ubicadas en las zonas de operación dos y tres de Aguas Bogotá, han sufrido estas últimas semanas por cuenta de la puesta en marcha del nuevo sistema de recolección de basuras, luego de que 3200 trabajadores de esta empresa entraran en paro debido a que, según ellos, perderían sus empleos con el nuevo modelo.
El cese de actividades de la empresa, logró que la comunidad empezara a desesperarse. Según cifras que maneja la secretaria distrital de hábitat, 26.511 toneladas de basura llegaron a inundar 738 puntos de la ciudad. La crisis tocó fondo cuando la comunidad empezó a realizar protestas, quema de basuras y bloqueo de vías.
Localidades de Chapinero y Teusaquillo aún soportan la crisis // Foto de: David Ortega.
Ahora, con la puesta en marcha del nuevo modelo recolección de basuras, quedan al descubierto las fallas pedagógicas del distrito en la implementación de este sistema, fallas que fomentan un desconocimiento de la ciudadanía y la continua afectación de barrios y viviendas.
“Apenas pasó el carro ayer, hay que estar pendiente de a qué hora pasa por que si no se queda con la basura. Eso está desordenado” contó Dayana, propietaria de un supermercado en el parque principal de Engativá. Al mismo tiempo uno de sus trabajadores afirma que: “van a pasar con unos volantes y a eso toca hacerle caso”.
Han pasado varios días desde que el alcalde Enrique Peñalosa y las autoridades distritales anunciaron el fin del problema, pero un nuevo recorrido por las localidades mencionadas devela reiteradas fallas: un sistema que no suministra el servicio entre calles y una comunidad desinformada, que insensible ante los efectos de la crisis sigue dejando sus desperdicios a la deriva.