En Colombia, los artífices de las elecciones piden voltear a mano derecha o a mano izquierda cuando existe la opción de continuar por el carril del centro, por eso, Antanas Mockus, se arrodilló ante todo el país pidiendo hacer realidad esta alternativa.
Después de las elecciones del pasado domingo no únicamente se definieron los ya conocidos candidatos presidenciales de extrema derecha, Iván Duque, y extrema izquierda, Gustavo Petro, para la presidencia, sino también los políticos que conformarán la Cámara y el Senado, entre los que se encuentra el exalcalde Antanas Mockus.
Este candidato consiguió, por fin, después de tres fallidos intentos de ser presidente de Colombia, arrasar en las urnas, convirtiéndose en el segundo más votado para el Senado después el expresidente Álvaro Uribe Vélez, con más de 500.00 votos. La noticia logró quebrarle la voz al matemático a la hora de dirigirse a sus seguidores, y en un gesto simbólico de los que acostumbra y frente a las cámaras de los medios de comunicación, se arrodilló y pidió a los que quisieran darse por aludidos una coalición que significara una opción de centro —pero real, no de centro democrático—, cuyos personajes principales serían Sergio Fajardo y Humberto de la Calle.
En Colombia no aplica el dicho común “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre” porque, no hay una opción de centro; hay que escoger el presidente que menos daño le vaya a hacer al país y a sus colombianos. Estamos en un limbo entre la derecha, que vive, como dice Mockus “metiendo miedo” y repartiendo guerra y la izquierda amenazando a la clase alta con la expropiación de tierras y con amistades peligrosas como Nicolás Maduro, el presidente de venezolano.
Y es que Mockus se arrodilló con fundamento: ha tenido historia con los líderes de cada extremo. Petro fue el que lo incentivó a lanzarse de alcalde por primera vez después de su desnudo “artístico” como rector de la Universidad Nacional en 1993 y del cual conoce su forma de gobernar y de actuar. Y con Uribe podría escribir un libro titulado Sin amores y con odios, ya que ha sido partícipe en diferentes momentos de su carrera en la política y no precisamente compartiendo ideales.
Entre los hechos más recientes se encuentra la polémica de su enfermedad (Parkinson), que llevó a Uribe a tildarlo de candidato “enfermo”, sin la suficiente fuerza para gobernar un país; esto ocurrió entre abril y junio del 2010 cuando Mockus superaba al candidato del expresidente Álvaro Uribe Vélez, Juan Manuel Santos, quien después lo derrotó. Desde entonces ha huido tanto de él, como de sus programas de gobierno.
Por ello, cuando el Partido Verde que Mockus fundó en 2009 junto con otros políticos reconocidos, decidió hacer una unión con el partido de la U —cuyo líder era el mismísimo expresidente Uribe— Mockus se opuso y, al no poder vencer al enemigo, decidió separarse de los verdes en junio del 2011.
Por mantenerse fiel a sus creencias, el profesor Mockus merece mi respaldo. También porque frente a las incertidumbres, nos ofrece la posibilidad de creer en certidumbres con una nueva opción a la presidencia. Sin embargo, vaya a saberse si De la Calle —el candidato más débil de los propuestos para la coalición— está dispuesto a renunciar al dinero que lleva invertidos en campaña y, además, si una Colombia tan parcializada esté lista para un candidato de centro.