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Juan Jacobo Arias - juarias@javeriana.edu.co //

“Books not dead”: el nuevo comienzo de la librería Valija de Fuego


La Valija de Fuego-Fotografía por Juan Jacobo Arias

La librería “Valija de fuego”, fundada hace 9 años, fue víctima de un robo el pasado mes de julio. Marco Sosa, fundador y actual dueño de la librería, comunicó por sus redes sociales detalles del hurto y fue el inicio de una campaña para que la valija no se quemara.

Se recuperó el dinero perdido mediante un crowdfunding, donde vecinos y allegados al establecimiento ayudaron con la causa, “La gente fue muy solidaria, eso demuestra que estamos haciendo la tarea de construir una sociedad donde todos nos demos apoyo”, afirmó Sosa en entrevista. “No fue fácil, es una tarea compleja que a medida de nuestras necesidades y voluntades conlleva a nuevos cambios”, añadió.

Lo que hay que rescatar de los sucesos es que más que todo, “toda crisis trae una oportunidad para nosotros re-evaluar el tipo de trabajo que estamos haciendo”; además de implementar cámaras de seguridad dentro del lugar Marco confirma que lo sucedido le abrió los ojos, decidido a llevar su Valija de viaje y llevarla adonde nunca pensó posible “Nos convertimos en una especie de nueva cultura que da la capacidad de volver a la gente en actores directos en la influencia de los grandes libros, un espacio abierto a nuevas iniciativas”

La librería se dedica a la venta de libros tanto nuevos como viejos y se ha vuelto un referente indeclinable en el sector editorial independiente de Bogotá. Su eslogan, “Books not dead”, plasma desde sus inicios su espíritu libertino y su particular estilo punkero.

La Valija de Fuego es más que una librería a la que solo entran lectores: se ha convertido en lo que siempre quiso ser: un nodo cultural, multifacético y complejo como la clase de sociedad que la frecuenta, pues las puertas están abiertas para músicos, poetas, niños, adultos, rockeros, filósofos, anarquistas, ilustradores. Es, sin duda, un espacio que ha sabido romper estereotipos frente a otras librerías, y que logra tal vez mejor que ninguna otra librería en la zona, mostrar que “el mundo de los libros es un universo abierto al más allá y que sí se puede acceder a él”, como nos afirmó Marco lleno de convicción; un mundo al que no se puede entrar sin querer retornar.

“En Colombia hace falta un espacio que ayude generar una visión de la cultura desde lo antagónico”, dice Sosa. El hurto no los destruyó, pero sí logró hacerlos mas fuertes, abriéndole las puertas a nuevos proyectos que muy pronto vendrán a esta librería.

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