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Un grito por la independencia cultural

Por: Ana Lucía Barros // Periodismo Digital


La Ruta del Grito es una propuesta de 12 casas culturales independientes de Teusaquillo para ofrecer una alternativa cultural cada 20 de julio. Sus creadores hablaron con Directo Bogotá sobre el evento.

FOTO: La Ruta del Grito se lleva a cabo el 20 de julio de cada año

Al pensar en el 20 de julio en Colombia, lo primero que surge en la mente pueden ser desfiles militares, exposiciones de la Fuerza Aérea y, en general, eventos oficiales. Pero en esta fecha también tiene lugar La Ruta del Grito, iniciativa que busca reinterpretar lo que significa la Independencia desde distintas actividades culturales. En esta edición participaron 12 centros culturales: teatros como La maldita vanidad y Casa teatro de Bogotá; librerías como Casa tomada y El Dinosaurio; y talleres de lutería como La Fundación Salvi o espacios de danza como Adra casa corporal.

FOTO: Las actividades del evento son de todo tipo

La Ruta del Grito nació hace cinco años como una idea entre José Rosero, director de CasaTinta y Ricardo Alonso, el fundador de la editorial Diente de León, ya fallecido. “El planteamiento conceptual es que se celebra la Independencia, pero no la Independencia de Colombia de España, sino el ser independiente. Nuestro eslogan es que el ser independiente en Colombia es un acto heroico”, explica Rosero. Así surgió “Entre casas”, la primera versión de este evento, que tuvo como temática “el Grito”. Al año siguiente, la actividad cambió de nombre a La Ruta del Grito y se ha consolidado como un evento que ayuda a las casas culturales independientes a sostenerse —actividad complicada sobre todo en los tres primeros años—, y también como una respuesta a “la competencia que trae el capitalismo en su estructura básica. La opción es juntarnos y compartir los públicos”, dice Rosero. De esta manera, en lugar de ver al otro como un oponente, lo vemos como un aliado.

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En la Ruta se realizan actividades para todos los gustos, pues la idea es fortalecer el público, dinamizar la movida cultural en el barrio Palermo, y que las diferentes casas se den a conocer. Una de las actividades consiste en que los asistentes pueden intervenir sus propios floreros de la manera que quieran, en la Tienda de Artes Guerrero, para posteriormente lanzarlos y “generar algo de ruido desde el arte”, como explica el artista Jeison Preciado.

FOTO: Una de la exposiciones artísticas del recorrido

Por otro lado, en la librería Casa Tomada se realizaron conversatorios que buscaron abrir espacios para las editoriales independientes y la literatura diferente a la canónica. En esta librería se le apuesta a “las publicaciones de editoriales pequeñas, nacionales, independientes, que se la juegan por ciertos contenidos que van dirigidos a públicos reducidos, pero que tienen lectores”, como explica Ana María Aragón, su fundadora. Allí tuvo lugar la presentación del Libro de hallazgos, de la editorial Animal Extinto, en una charla con su autora, Yessica Chiquillo. Este libro se aventura con otros formatos, ya que narra las exploraciones de una niña en una biblioteca, pero incluye pegatinas e ilustraciones.

FOTO: Pedro Adrian Zuluaga y Giuseppe Caputo en la sesión de Club de lectura

También se llevó a cabo una sesión del club de lectura de literatura Queer, El fuego secreto, que contó con la participación de Pedro Adrián Zuluaga y Giuseppe Caputo, sobre la reciente reedición de Un beso de Dick, de Alfredo Molano, que antes no se conseguía en librerías y es uno de los referentes de la literatura queer colombiana.

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En CasaTinta, por otra parte, se realizó una exposición de La Red Collage, en donde se expusieron 30 collages digitales y análogos con el tema de “el Grito”, y se compartió el espacio con dos colectivos. Por su parte, Matriz, un colectivo gráfico y plástico, construyó una actividad interactiva con el público: “Quienes vienen aquí nos regalan su puño de independencia, de resistencia y sacamos unas reproducciones en yeso que se pueden intervenir, y se pueden llevar o lanzar con el florero”, narra Sara Campos, una de sus integrantes. Otro colectivo invitado fue Obra Negra, que busca replantear la manera de concebir el cuerpo y sus diversas formas desde las artes gráficas.

FOTO: Asistentes del evento

Este año, además de los doce centros culturales, se sumó a la iniciativa el Eje Cervecero Insurgente, una agrupación de catorce bares del sector, que fabrican su propia cerveza y tienen distintos planteamientos conceptuales. Uno de ellos es Lubianka, que vende La Roja, cerveza fabricada por excombatientes de las FARC. Como explica Rosero, la idea es que “la gente se sienta feliz de estar acá y encuentre una oferta cultural. Es nuestra forma de responder a la idea militar de este día, y a este sistema económico que le cae al independiente con toda”.


FOTO: Santiago Rivas estuvo en el evento

El día finalizó con el lanzamiento de floreros de los distintos colectivos y participantes de la Ruta desde el balcón de CasaTinta, en donde Santiago Rivas —invitado sorpresa— orquestó los diferentes gritos por la Independencia: por la liberación de los estereotipos corporales, contra el sabor monótono de la cerveza, por el cuidado del medio ambiente, contra la Economía Naranja, por el fin del patriarcado y, en general, por la resistencia desde la cultura.

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