El 26 de junio, la Galería Santa Fe abrió sus puertas a una nueva sede que permitirá tener exposiciones mucho más ambiciosas debido a la arquitectura, acondicionamiento y tecnología del proyecto. Desde su creación en 1981 se ha consagrado como uno de los espacios más importantes de la ciudad para exponer los trabajos de artistas formados y empíricos.
FOTO: La entrada a la Galería Santa Fe
La galería, ahora ubicada en la Plaza Distrital de Mercado La Concordia, sigue con retos importantes para atraer público. Catalina Rodríguez, Gerente de Artes Plásticas del Instituto Distrital de Artes (Idartes), nos cuenta acerca de la afluencia de público, el interés cultural existente en la ciudad y la inversión del distrito en este tema.
Directo Bogotá [DB]: ¿Por qué la Galería Santa Fe se considera un espacio importante para el encuentro y divulgación del arte joven en la ciudad?
Catalina Rodríguez [CR]: Porque la Galería Santa Fe más o menos desde 1991, cuando se creó el Salón Nacional de Arte Joven (la primera convocatoria pública a nivel nacional creada en el país por la Alcaldía), se empezó a convertir en un sitio de encuentro para artistas consagrados, en formación, universitarios y recién egresados que querían presentar su trabajo. Aunque ahora sea un poco más intimidante, la galería siempre ha sido un espacio abierto para que los jóvenes y los que están empezando a consolidarse vengan y la vean como un escenario en el que pueden exponer su trabajo.
[DB]: ¿Cuántas personas postulan sus trabajos?
[CR]: Por ejemplo con la Beca Red Galería Santa Fe, que es una de las formas de programar la sala, recibimos este año 41 propuestas. Esta es una beca que no es nada simple de obtener, porque tienen que presentar un proyecto de circulación de artes plásticas, tiene un cronograma, y un presupuesto; hay que armar una programación desde el comienzo, y un tiempo de uno a nueve meses, no cualquiera se le mide. Exige que el aplicante tenga experiencia con al menos una actividad de circulación, entonces eso reduce la cantidad de postulaciones.
Pero si lo miramos en términos de la cantidad de espacios independientes o proyectos que pueden estar en gestación en la ciudad en un campo como las artes plásticas, recibir una aplicación de 41 proyectos, en el año anterior 49, o en el primer año de la beca en 2015, que fueron 38, es importante.
[DB]: ¿Cómo la Gerencia de Artes Plásticas de Idartes ha beneficiado a la nueva galería?
[CR]: Un lugar con estas características está destinado a prácticas de circulación de producción artística, pero con la pérdida de la Galería de Santa Fe en el Planetario, a la Gerencia de Artes Plásticas le tocó empezar a inventarse cómo garantizar que los artistas de la ciudad tuvieran ese espacio que tenían en el Planetario sin tenerlo. Entonces empezamos a pensar que la Galería Santa Fe no era solo un espacio físico, sino una idea que podía habitar en diferentes lugares de la ciudad y extenderse a diferentes prácticas.
Desde la Gerencia definimos que había creadores, pero su producción no tenía mucho sentido si no había un investigador detrás. Tampoco era útil una investigación si alguien no la enseñaba, y menos aún si no circulaba. Construímos de esta forma las cuatro dimensiones o prácticas que se plantea la Gerencia con este espacio: creación, investigación, formación y circulación.
[DB]:¿Cuál es la relación entre la nueva ubicación de la Galería en La Candelaria y la afluencia de público?
[CR]: Hay todo tipo de comentarios al respecto, hay gente que dice que cómo se nos ocurrió hacer esto acá, que es una zona roja de inseguridad y pandillas. Pero la razón por la que la ciudad decidió hacer la Galería aquí es porque está debajo de una plaza de mercado. Nos interesaba empezar a materializar esa idea de combinar usos en los edificios públicos, que esté ubicada en el centro de casi nueve universidades, cerca de la nueva Cinemateca de la ciudad.
A pesar de las críticas, con sorpresa hemos visto que en los 46 días que lleva el lugar, tuvimos 3.211 visitantes; es un promedio de 64 o 66 personas diarias. En la inauguración todo el espacio estaba ocupado, vinieron más de 1.000 personas. Eso para nosotros fue una sorpresa, todo el mundo estaba a la expectativa porque la obra tomó mucho tiempo, entonces su ubicación no influye en que la gente venga o no venga, al contrario, es un sitio muy interesante incluso para estar solamente de paso.
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[DB]: ¿Cómo era antes esta afluencia?
[CR]: Los picos más altos de la galería en este tema fueron cuando tuvimos el Premio Luis Caballero. Y el más alto de todos fue cuando tuvimos el Salón Nacional de Artistas en 2004 (la última vez que estuvo en Bogotá), en un solo día tuvimos 520 personas visitándonos en el Planetario. Pero en ese momento solo eran cuatros sedes. Cuando nos pasamos a Teusaquillo, la asistencia bajó porque era difícil encontrar la casa, y además el efecto de haber alquilado una casa fue un “miniaturizador” para las prácticas artísticas porque tocaba exponer en cuartos; aquí pueden meter hasta un cohete. Después nos pasamos a La Candelaria en 2014 y estuvimos funcionado nueve meses y en ese momento fue cuando yo dije: “La Galería en la Plaza de La Concordia va a ser buenísima”.
FOTO: La vista de la Galería desde la Plaza de la Concordia
[DB]: ¿Crees que las redes sociales han reemplazado el trabajo tradicional de circulación y promoción del arte que hace La Galería, o por el contrario lo han complementado?
El mundo digital ha beneficiado totalmente el arte, porque uno es dueño de su propia estrategia de promoción, viejo, joven, bueno, malo, lo que sea, y eso es gracias a esa autonomía que dan las redes.
Hay gente que piensa que este tipo de cubos blancos ya no son necesarios “solo es una institución caduca y absurda que limita las posibilidades de los artistas mientras que el mundo está afuera”. Pero creo que la mayoría de las personas y artistas que resisten el cubo blanco, entienden que las dos cosas deberían ser complementarias.
Lo uno no anula lo otro. No siento que las redes le hayan quitado espacio a este tipo de proyectos. Nos hemos complementado y ayudado, y creo que las redes han potenciado el trabajo de la galería. Yo con mi teléfono en un minuto invito a 500 personas a una inauguración, antes era imprimir las boletas, ponerlas en sobres, enviarlas por correo; todo un trabajo.
FOTO: La historia de la galería
[DB]: Entonces, ¿cómo ves el interés de los bogotanos en el arte?
[CR]: Existe una herramienta que tiene la administración de Bogotá llamada la Encuesta Bienal de Cultura, la hace el Observatorio de Cultura desde la Secretaría. Esa encuesta nos dijo que en 2015, más o menos 700.000 personas reconocían desarrollar alguna práctica artística y estar cerca de ellas. Entonces una de las preguntas era ¿usted cómo desarrolla esa práctica? y las respuestas eran: voy a exposiciones, voy a teatro, tejo, bordo en crochet, canto en la ducha, hago dibujos en el teléfono. La gente se reconocía en ese momento como artista, no solamente por hacer algo, sino por sentirse cercano al tema.
Esa cifra se incrementó a 900.000 personas en la última encuesta (2017), y en este momento se está aplicando la nueva (2019). En 2017 había subido, y eso en una ciudad de ocho millones de habitantes como Bogotá, es casi el 11%. Sin embargo se ha incrementado y estas encuestas orientan hacia dónde va la inquietud sobre el arte. Tiene que haber aumentado para este año, porque con el Ministerio de Cultura nos la hemos jugado para garantizar que la gente tenga con qué hacer arte, por eso el portafolio de estímulos es robusto.
[DB]: La Galería al ser una iniciativa pública ¿cuenta con un presupuesto adecuado para sus proyectos?
[CR]: Sí contamos con un buen presupuesto pero, si hubiera más, podríamos tener mejores equipos y más estímulos; con lo que tenemos en este momento es suficiente. Por ejemplo hay cosas que a uno le gustaría poder fortalecer, como los estímulos a la investigación. Hoy tenemos cinco o seis estímulos a la circulación y a la creación, dos a la investigación, un premio de ensayo sobre arte en Colombia, y una beca de investigación en artes plásticas para producir una micro investigación de cinco meses. Sería buenísimo que pudiéramos tener cinco investigadores en el año trabajando y produciendo contenidos. Ahora que tenemos esta infraestructura, sí necesitaríamos más dinero para fomentar estas prácticas.
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[DB]: ¿Qué debería hacer la ciudad en materia de política pública para promover la cultura del arte y un mayor flujo de bogotanos en estos espacios?
[CR]: Yo creo que el fomento de las prácticas artísticas en todas las áreas está muy centralizado. Debería ser posible, a raíz de lo que hemos hecho y pensado para el arte urbano, que las localidades se articulen de mejor forma a lo que ocurre en el centro. En este momento Idartes asume la responsabilidad de fomentar las prácticas en la ciudad mediante algunas conversaciones, gestiones y proyectos esporádicos con las alcaldías locales.
Por ejemplo, Idartes es el único que financia intervenciones artísticas urbanas en Bogotá. Me parece que si los festivales de grafiti y de arte urbano tienen un origen local, las Alcaldías Locales deberían hacerse cargo del fomento, y desde la Secretaría de Cultura podríamos dedicar recursos a otras cosas porque el gasto de cultura es bajo.
Yo le apostaría a la descentralización, que las Alcaldías Locales asuman su responsabilidad en esa misión de fomentar las prácticas en la ciudad. Cada localidad podría tener su Galería Santa Fe, una Red Santa Fe local financiada por la Alcaldía, para que a personas en zonas como Suba no les toque venir hasta Idartes, si no que encuentren todos estos estímulos ahí en su mini ciudad. Por un lado sería buenísimo descentralizar y por otro lado tener una mayor capacidad de gobierno para llevar a cabo todas estas proyecciones.
[DB]: ¿Qué beneficios puede traer la inversión en espacios culturales como esta galería?
[CR]: Yo pienso que el primero y más importante es que la gente o los ciudadanos entendamos que hay alguien que se preocupa en que tengamos las condiciones para hacer lo que queremos hacer. Esa es la tal “felicidad ciudadana”, de la que habla el Alcalde y el Plan de Desarrollo; esto no es porque yo sea peñalosista, es porque cuando lo leí me di cuenta de que se refería a un concepto que está relacionado con la capacidad que debemos tener todos los seres humanos y ciudadanos de tomar decisiones.
Se trata de tener la tranquilidad de que si yo quiero dedicar mi vida al arte, por ejemplo, lo puedo hacer y el Estado, que es el encargado de garantizar las libertades creativas y culturales, lo financie sin que yo tenga que estar preocupado por mis necesidades básicas. Entonces que exista este tipo de proyectos, es un gesto para un ciudadano. En cuanto a beneficios concretos, ya la gente tiene otro plan para hacer, y es gratuito: es una forma de encontrarse con otras personas, pero creo que la “felicidad ciudadana” es la más importante.
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