*Esta crónica fue escrita por una estudiante mexicana de intercambio.
¿Cómo sobreviven los creadores de la cultura? En Directo Bogotá nos encontramos con Barraca Teatro, un espacio de resistencia y de promoción cultural desde el teatro. Sin embargo, el panorama no es fácil para esta industria y ahora menos con la llegada la pandemia del Coronavirus al país.
FOTO: Performance. Jacquelin Sánchez.
Toco muchas veces el timbre, miro hacia arriba: ladrillos naranja, una ventana abierta. Insisto, no hay respuesta. Saco mi celular, marco y nada. Son las 8:00 de la noche, “estoy dando papaya” pensé, aquí parada en Chapinero. “Dios, que no me pase algo”. Dios me escucha, abre la puerta una chava.
—Hola, ¿puedo hablar con el director? Ni siquiera se detiene.
—Sí, pasa, está arriba.
Se va. Cierro la puerta, subo las escaleras y me reciben dos perros grandes. Me olfatean, con miedo los acaricio, hago una vista panorámica y desde ese momento supe que esa sería mi primera historia bizarra en Colombia.
Barraca Teatro abrió el telón en el 1995 en la ciudad que vio nacer a Maluma. Todo empezó con la obra llamada La casa de Bernarda Alba. Desde ese instante, Daniel Galeano Rojas se cuestionó sobre el tema del género, el tabú, el cuerpo y decidió que en sus obras de teatro habría se hablaría de la comunidad LGBT.
“La vaina nace con (Un beso de Dick), entonces la gente nos empieza a conocer. En las otras obras venía mi mamá, una tía, tres individuos; llega esta obra y en el lanzamiento se reunieron 300 personas cuando en la sala solo cabían 150”, me dice con los ojos bien abiertos el director de Barraca Teatro, Galeano Rojas.
FOTO: Jacquelin Sánchez.
—¿En Colombia todavía hay tabú?
—Sí
—¿Mucho?
—Mucho. En 2014 se suicidó un pelado por su orientación sexual. Se tiró de un piso muy alto de un centro comercial y por eso le hicimos una obra llamada Sergio Urrego no está muerto, amiga mía. Fue un chico que a los 16 años se quitó la vida porque lo discriminaban en su colegio, eso pasa todavía. ¿Cuántas trans han trabajado en un banco? no las hay, o ¿cuántas hay en el colegio dando clases? no las hay. Es muy difícil que el mundo soporte que existan amores trans, ellas siempre tienen que trabajar siendo prostitutas o peluqueras, porque no tienen otras opciones y si las tienen, es muy difícil, solo es una en un millón.
—¿La función es allá?
—Sí, allá.
—¿Cuántos actores tiene?
—El elenco es de 30 personas. Sin embargo, hay cinco de planta y el resto van y vienen.
—¿Cuántos actores han sido parte del teatro?
—¡Ja! No sé, cómo doscientas personas.
—¿Y por qué se van?
—Muchos dejan de hacer teatro, quieren hacer televisión para luego poder montar su propio teatro. Es muy enriquecedor para mí, es maravilloso cuando ellos van a otros grupos y regresan con las manos más llenas.
Más de 70 obras realizadas; artistas famosos como Carlos Hidalgo, Margarita Reyes, Zulma Rey, Sebastián Vega, Santiago Alarcón, Julián Farietta han recorrido las dos piezas pequeñas de Barraca teatro. Pero, ¿cuánto cuesta el arriendo?
FOTO: Jacquelin Sánchez.
—Como cuatro millones de pesos, es un montón de dinero, son dos tickets a México —nos reímos Daniel y yo.
—¿Qué estrategias tiene para la financiación de todo el teatro?
—¿Cómo lo mantenemos? Con mi sueldo (de psicólogo y maestro de artes escénicas) y con unas ayudas que tenemos del Estado. Cada año aplicamos al programa de Salas Concertadas, el apoyo del Ministerio de Cultura, que equivale a unos 60 millones de pesos y también al de Idartes, que hacen aportes para que mantengamos obras circulando, para que sigamos formando artistas y hagamos talleres gratis para los chicos, grupos de barrios, etc.
—Pero ¿con eso sostiene el lugar?
—Mmm… No.
—¿No?
—No, no, no, se mantiene con un esfuerzo muy grande, esto es mucho más costoso que eso, tener a personas aquí sentadas mandando correos electrónicos todo el día en tres computadoras cuesta, cuesta la luz.
—¿Paga para hacer publicidad en redes sociales?
—Sí, a diario, pago 17 mil pesos por Facebook y en Instagram son como 20 mil. Ocupamos Twitter, pautamos ahí para que llegue la gente, mandamos mensajes personalizados, somos fuertes en redes sociales.
La obra más taquillera y con la que sobrevive Barraca es la adaptación de Un beso de Dick y Lesbi/Anas, esta última fue proyectada en México cuando aún era Distrito Federal. “Allá íbamos a estar un mes y nos quedamos siete meses en Insurgentes ¿Tú eres del D.F?”, me pregunta Daniel.
—No señor, no soy chilanga, soy jarocha.
El teatro no es solo LGBT, también es cuerpo, cuerpos desnudos para funciones nudistas, para aquellas personas que les guste hacer actividades “en pelotas”, como ver una obra, por ejemplo. “Hacemos desnudo paulatino, se quitan primero la camisa, cierran los ojos, se quitan el pantalón, las mujeres los brasieres, todo el mundo desnudo, guardamos la ropa en bolsas, ellos caminan por acá por 20 minutos antes de la obra, hablan, se sientan, y ven la función sin sus vestidos”, dice Daniel.
—¿Cualquier función?
—Obras que tengan contenidos de desnudos, buscamos eso muchas veces, pero no es un requisito.
—¿Se llena?
—Total, esa sí se llena por completo.
—¿Los actores también?
La mayoría de los chicos solo se dedica a esto, como el muchacho de la esquina: alto, fornido, lindo de apariencia y que trabaja en varios teatros; algunos otros como Daniel estudian artes escénicas, en su caso en la universidad Antonio Nariño. Es actor, coreógrafo y administrador del lugar. Se paga la escuela con su talento.
Daniel juega con sus manos, con su cuerpo: flaco, estatura promedio, vestido cómodamente; pantalón sudadera lo nombran aquí, para mí es un pants.
—¿Qué tal la paga?
—Yo creo que la actuación va aparte del teatro, hay muchas personas que creen que de esto se van a hacer millonarios, eso es falso, todo mundo lo sabe. Hay días muy buenos, tú te vas de aquí feliz con los bolsillos llenos, pero más que plata, los que estamos aquí es por amor, la paga es estar aquí y estoy agradecido porque todos mis ingresos son por el teatro.
—¿Cuántos años tienes?
—Veintiuno.
Alex, con su tinte verde, su chamarra colorida y su sonrisa llama mi atención. Él participa en la obra Crisis que expone la guerra en Colombia, una guerra como soterrada. La obra sigue a Alzaga que cree que mató a la abuela y construye una realidad alterna y la puesta en escena se desenvuelve con sus alter egos.
—¿Vives de la actuación? —Le pregunto a Alex.
FOTO: Jacquelin Sánchez.
—Planeo vivir en algún momento de ello, pero del teatro no es tan factible, todos los que estamos en el teatro hacemos algo más, por ejemplo, clases o televisión porque es complejo vivir solo de esto.
Alex trabaja esporádicamente de auxiliar veterinario, acaba de salir de la universidad. Aquí la nombran la “U”, ahora, solo está con Barraca, pero como dice “no podría vivir solo de eso”. Si le sale algo más no dudará en tomarlo. En un futuro le gustaría ser maestro y enseñar teatro.
—¿Y la paga?
—Es en cuanto a la gente que vaya: se divide 40 % para el teatro y 60 % para los actores. Lo bueno es que somos tres actores en la obra Crisis, por consiguiente a cada uno nos toca el 20%.
Más que un teatro, Barraca es un recinto donde se trabajan los derechos humanos y se muestran obras LGBT y de género. Todo lo que la sociedad trata de excluir, Barraca lo quiere hacer visible. Con sus espectáculos ha viajado a México, Francia y Holanda.
—¿Qué representa este teatro para usted?
—Mi vida. —Responde Daniel.
—¿Has comido torta? (hoy estamos de cumpleaños). —Me pregunta Daniel.
Cantamos las mañanitas a un chico que participa en la obra más vendida, mientras nuestras caras se cubren de máscaras con formas de pene para celebrar. Estoy a las carcajadas, ellos me integran fácilmente: “Colombia ama a México”, dicen.
Son las 12:00 de la noche. Hora de regresar a mi pensión, aquí la nombran residencia universitaria.
Te puede interesar: ¡Qué bonita vecindad!
Comments