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[Opinión] Bogotá se reactiva, y con ella, la inseguridad

Por: Paula Sofía Reyes // Redacción Directo Bogotá


7 de cada 10 bogotanos se sienten insatisfechos con las medidas de la Alcaldía respecto a la seguridad en Bogotá. ¿Se deberá esta sensación de inseguridad a un gobierno carente, a una pandemia mortal, a la desobediencia ciudadana o a todas las anteriores?

FOTO: La emblemática calle 26, tomada el 1 de septiembre de 2019. Por: Felipe Restrepo Acosta

Después de decretarse la cuarentena total en el país, los hurtos en la capital disminuyeron. Sin embargo, con la reapertura progresiva de la ciudad, los robos empezaron a dispararse. Y no ayudan el déficit del pie de fuerza y la mala infraestructura. ¿Qué está haciendo la administración de Claudia López para evitar el aumento de los índices de inseguridad?


El 25 de junio del año pasado, en pleno pico de la pandemia, López anunció un plan de choque para fortalecer la seguridad; si bien es cierto que logró su cometido los primeros meses, tiempo después el hurto de bicicletas comenzó a quitarles la calma a los ciudadanos. Ahora, ¿qué me dicen de que en Bogotá haya más de 500 barrios y alrededor de 850 policías para prestar servicio a los mimos?


¿Cómo es posible que se necesiten dos policías para judicializar a una persona que comete un delito? (si es que logramos llegar a esas instancias, pues muchas veces las llamadas de los ciudadanos no son atendidas). En este punto no se sabe si es más indignante verle la cara al ladrón escurridizo que nos acaba de robar o verle la cara a la incapacidad del distrito y la fuerza pública de frenar esta realidad.


Pero esto no es todo. Como la misma Alcaldía dio a conocer en septiembre pasado, el robo de las bicicletas aumentó en un 30 %. La autopista norte, la calle 80 y las avenidas Suba y Primero de Mayo son consideradas como ciclorrutas inseguras; y algunas localidades como Kennedy y Fontibón no descansan cuando se trata de hurtos. Realmente pareciera bastarles emitir un informe que recomienda qué caminos “deberíamos evitar transitar”, en lugar de generar una estrategia para que transitar sea más seguro. Basta con anunciar el crecimiento exponencial esperado de robos de bicicletas, y no la forma de contrarrestarlo.


Las vías están en mal estado; falta iluminación; existen partes debajo de los tramos de los puentes en donde no hay acompañamiento... Y, como si fuera poco, prepondera la comercialización masiva de repuestos de bicicletas robadas. Aunque en tiempos del COVID-19 este parece ser el medio de transporte que más nos garantiza la salud, cada capitalino lo usa bajo su propio riesgo, con temor de no regresar a casa con sus pertenencias.


No digo que todo sea culpa de la mala gestión de la alcaldía; solo me niego a pensar que no puedan hacer más. Y tenemos la otra cara de la moneda: si bien la justicia por mano propia fortalece el discurso de inseguridad, esta atrae a las personas, pues es un reflejo puro del cansancio colectivo. Si me lo preguntan, todo radica tanto en una buena gestión como en la comprensión ciudadana de que, así sean ineficientes, hay instituciones y cuerpos encargados de la justicia.


Aun así, es desconsolador el panorama. Somos la ciudad capital y venimos retrocediendo desde tiempo atrás, incluso anterior a la llegada del coronavirus.

 
 
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