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Daniel Fernando Cabrera González //

[Especial Cartel Urbano]: Libertad, resistencia y contracultura


Cartel Urbano se ha caracterizado por ser uno de los medios independientes contraculturales más importantes del país. En esta entrega, Daniel Cabrera hace una radiografía de las secciones dentro de la revista que se encargan de mostrar la otra cara de la cultura en Colombia.

FOTO: Edición No.49, Revista Cartel Impresa. Tomada de Cartel Urbano

Se puede definir el fanzine como una autopublicación gestionada con pocos recursos en la que el creador escribe, dibuja o fotografía sobre lo que le plazca. Es ajeno a cualquier modelo de negocio y se caracteriza por discursos contraculturales y contrahegemónicos. Dentro de este tipo de publicaciones hallamos dos factores clave para su interpretación: la resistencia y una libertad de expresión indiscutible. En Colombia llegó con el punk desde mediados del siglo XX y hoy observamos su consolidación a gran escala con el medio Cartel Urbano.

Un rápido vistazo a una de sus secciones, como lo es Creadores Criollos, muestra que la política editorial del medio busca una posición de igualdad frente al lector. La gran mayoría de los artículos están escritos en primera persona, se utiliza el “spanglish” para enlazar el slang particular con los temas de actualidad, pero lo que más se destaca es que al leer se siente como si se estuviera hablando directamente con el autor del texto, dado el particular empleo de palabras como “billete”, “ladito” o “meter la ficha”. Otra de las virtudes de Cartel Urbano es resaltar los eventos culturales más underground a nivel nacional.

En ningún otro medio de amplia circulación se va a encontrar algo relacionado con el rap en el Valle de Aburrá de la mano del artista Sison Beats, o el proceso de creación de un documental como K-rretera, que habla de la experiencia que vivió un “parche” de barristas del Deportivo Independiente Medellín en las mulas de carga rumbo a Montería. Utilizar un método de entrevista como el empleado con la artista Nadia Granados no solo muestra el tratamiento sin censura que el medio da a su contenido sino que sirve para analizar la ideología de Cartel Urbano: mostrar lo escondido, incomodar lo naturalizado e ir lanza en ristre contra los modelos sociales conservadores.

 

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Parafraseando la voz del medio, todo su contenido es un hervidero de ideas e imaginación. Utilizar infografías que hablen de la oferta cultural en el barrio San Felipe o la historia de los fanzines desde su origen en Estados Unidos y Europa hasta su llegada a Latinoamérica en los cincuenta y sesenta, estimula al lector ya que muestra una perspectiva distinta respecto al consumo contracultural. El juego entre el color, la imagen y el texto ofrece una manera única de transmitir información.

La sección Ciudad Under expone un mundo distinto al que estamos acostumbrados, con la particularidad de que se encuentra frente a nuestras narices. Hablar sobre los encuentros nacionales de epistemologías y pedagogías hip hop o del punk venezolano en Bogotá, indica la existencia de procesos subculturales al interior de la ciudad. Por otra parte, las fotografías de Radikal Styles o los planes para parchar con brujas y espectros en Halloween, muestran las otras maneras en las que se mueve la noche en Bogotá.

Lo distinto, ajeno y tabú es regla general para Cartel Urbano, un medio en donde los discursos contraculturales y contrahegemónicos están a la orden del día. Hay un arduo fomento de la experimentación individual, en aras de la exposición de una realidad distinta que lleve al ciudadano a lugares inesperados. El medio expone un mundo paralelo al que normalmente estamos acostumbrados, con sus propios códigos de conducta, peculiaridades y medios de expresión, marcado por un aire de desafío y resistencia.

 
 

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