Por: Oscar Esteban Ramírez //Periodismo Cultural
Con la pandemia el mundo de las fiestas y las pistas de baile pareciera haber tocado fondo. No obstante, la alegría de la rumba continúa gracias a iniciativas virtuales como el “Viernes querendón”, conducido por Santiago Rivas. Desde su hogar, cada quien baila, goza y, por qué no, se enamora.
A las ocho de la noche, 36 personas ingresan a la dirección acordada: www.mixlr.com. Es el cuarto “Viernes querendón”, una iniciativa conjunta del Teatro Jorge Eliecer Gaitán de Bogotá e Idartes que busca recordar aquella época de veladas en que la radio era la única compañía de todos. Durante toda la semana Santiago Rivas, locutor de la noche, ha recibido las canciones que las personas quieren que suenen en un espacio de tres horas. Esta es una manera de mantener vivo el espíritu de la fiesta y la música en estos días restringidos por la pandemia. La primera canción es “Traición a la mexicana”, de La Zimbabwe.
Cada “Viernes querendón” tiene una temática distinta según la cual se escogen las canciones que suenan. La de esta noche son los gustos culposos: esas pistas que, de acuerdo con Rivas, nos gustan en secreto y que amamos, aunque hieran nuestros egos de expertos. Es por eso que la segunda canción es “Mar de emociones”, de Afrosound.
En el chat de la sala las personas van saludando; algunos ya se recuerdan y se reconocen de viernes anteriores. Todos hablan a través de un nickname, y casi nadie tiene foto (que de todas maneras aparece en un círculo demasiado pequeño para verla).
—natzenal: qué lástima no tener con quién bailar ese temazo!!!
—LaCantina.fm: Con permiso, voy a bailar.
—cata.cat : Esa no la escuchaba hace añoosss!!!
—tatsi_sf : Eeeeh! Me la puso!!!
A las ocho y media ya son 121 las personas dentro de la sala. Y aunque el Jorge Eliécer Gaitán, ubicado en el centro de Bogotá, tiene un aforo de casi 1700 personas, ahora se ha acomodado a la virtualidad con cupos menores. Su gran cartelera, que da a la carrera séptima, ya no anuncia conciertos ni obras teatrales, sino invitaciones como esta: “Para volver a encontrarnos, ¡cuidémonos!”. Y sus eventos transcurren así, con algunos cientos sentados frente a sus pantallas hablando con desconocidos y escuchando música para pasar la noche de un viernes silencioso y pandémico. La tercera canción es “La tanguita roja”, de Oro Sólido.
—natzenal: será bailar merengue sentada.
—Daniela Pineda Gaitan: Eso me recuerda a las ferias de Arbeláez.
—Mariaporía: Pa mover los pies por debajo del escritorio.
También suenan merengue, salsa, reguetón y cumbia villera. Suena luego “Rompecabezas”, de Mijares.
Cada canción despierta reacciones distintas, pero, mientras pasan los minutos en el chat, el ambiente de la rumba surge en la infinita sala virtual donde entran y salen desconocidos. Unos bailan; otros beben, y todo es comunicado a través de mensajes cortos. Cada quien imagina lo que los demás están haciendo. Después de dos horas de fiesta, 150 personas ven en el chat el mensaje más importante de la noche:
—Mariángela Chaves: Santiago quiero pedirle el cuadre a Martín, me ayudas!
—Radiolarte: Qué quieres que haga?
—Mariángela Chaves: Quiero que le digas que quiero que sea mi novio!
La canción que está sonando se interrumpe, y el locutor abre el micrófono: “Martín, Mariángela quiere que tú seas su novio. Vamos a mandar mensajes para que Martín se ponga la diez y le diga que sí a Mariangela”. Los mensajes en el chat empiezan a aparecer más rápido, al mismo ritmo de los corazones de aquellos en la sala. Nadie los conoce, ni siquiera los están viendo, pero la emoción debe ser la misma frente a cada una de las pantallas que están conectadas. Unos segundos después llega la respuesta esperada:
—martinrm5: Siempre si!!
Entonces suena “Me gustas”, de Joan Sebastián.
Se acercan las once de la noche y las personas ya empiezan a pensar en dónde será el “remate” de la fiesta. La cita es en la emisora virtual de Santiago Rivas, a un clic de distancia. Con 134 personas en la sala, suena la última canción de la velada: “Obsesión”, de Aventura.
¿Más fiesta? Mira este podcast: ¡Ya viene Diciembre!
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