Por: Esteban Mora Mejía // Fotoperiodismo
A pesar de la covid-19, TransMilenio sigue siendo el motor principal para el transporte de los bogotanos. Tras casi nueve meses de pandemia, los habitantes de Bogotá tratan de reanudar sus actividades utilizando el servicio: algunos toman las medidas necesarias para protegerse del virus, usando guantes y caretas; otros tan solo utilizan tapabocas.
El distanciamiento social no es ni nunca ha sido una de las características del sistema de transporte TransMilenio. “No es fácil respetar las distancias cuando llegas a una estación y necesitas bajarte allí, pero quienes están esperando el bus se suben. Es como antes de la pandemia: sin esperar a que quienes necesitan bajar lo hagan, para después poder subirse ellos”, afirmó Felipe Mejía, usuario de TransMilenio.
Las montoneras en hora pico y el poco espacio que existe entre las sillas de los buses articulados no permiten que exista una distancia prudente entre las personas. Sin embargo, algunos tratan de mantener la distancia de los demás al subirse a estos buses: al ingresar, escanean detalladamente cada rincón del articulado para así buscar el mejor lugar donde acomodarse para su viaje.
Así como hay personas que al subirse se agarran de las barandas sin protección alguna, también hay quienes utilizan un pañuelo para no tocar los lugares donde otros pudieron haber puesto las manos. Y, por ejemplo, en estaciones como Alcalá existen unos encargados en cada vagón que esperan a que los usuarios desciendan de los articulados para brindarles gel antibacterial para manos y así crear un ambiente un poco más seguro.
A pesar de la emergencia sanitaria que vivimos en la actualidad, una de las pocas alternativas que tienen cientos de bogotanos para movilizarse por la ciudad es TransMilenio, y, por ende, siguen utilizándolo. No les queda más opción: ya sea para asistir a una cita médica, realizar una diligencia, visitar a sus familiares o asistir a sus lugares de trabajo.
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