Por Miguel Ángel Ávila // Fotoperiodismo
“Dos espacios; entrelazo y halo”: esta es la frase con la que Martha Ortiz les enseña a tejer a quienes, al igual que ella, están interesados en proteger el humedal de Capellanía. Como ella misma afirma, “los ecosistemas son universos de vida”, y este está amenazado por distintos actores, como la avenida longitudinal de Occidente (ALO) #SiALaVidaNoALaAlo.
Basada en sus conocimientos profesionales como administradora agrícola con especialización en Derecho Ambiental, Martha Ortiz reconoce lo perjudicial que puede llegar a ser la construcción de la avenida longitudinal de Occidente (ALO). El plan de este proyecto implica pasar sobre el humedal de Capellanía, no solo una importante fuente hídrica, sino también hogar de numerosas especies de fauna y flora. Por ello, impulsada por el proyecto análogo del humedal Córdoba, Martha inició el grupo Tejedoras de Humedales, que busca brindar educación ambiental y protestar contra las alcaldías de turno, que, según ella, no piensan nunca en la gente, sino en el bienestar propio.
Orgullosa de sus raíces, afirma que, a pesar de sus ojos azules y su pelo rubio, su sangre es orgullosamente mestiza. En medio de historias propias de la cultura indígena, Martha se reúne cada 8 o 15 días con la comunidad para enseñarles a tejer y así dejar un mensaje claro: “El humedal es vida: sí a la vida, no a la ALO”. Además de algunos habitantes de la localidad, se encuentran con ella personas como Diana Lara, fundadora de la organización Huella Colibrí; Andrea Castro Gómez, líder de Bazero Fontibón, y Luz Adriana Rodríguez, fundadora de la fundación Luz de mi vida. Todas ellas son defensoras de causas ambientales y sociales que buscan ser cada día más reconocidas y apoyadas. El apoyo es fundamental para tejer una enseñanza de cuidado que conduzca a pensar en el futuro de las próximas generaciones, la preservación de la vida y la protesta contra la negligencia gubernamental.
La agrupación realiza constantemente actividades como la del 13 de marzo de 2021: tras una jornada de entrelazar y halar tela, se reunieron sobre la avenida de la Esperanza con transversal 95 con velas en las manos y al son de la música de Bryan Arango, uno de los miembros de la fundación Luz de mi Vida. Entonces la comunidad fue la voz de este humedal. Honrando las palabras de Martha —“La obligación y el deber ser de nosotros como humanidad es proteger los ecosistemas”—, este grupo de personas visibiliza no solo la importancia del humedal de Capellanía para Bogotá, sino las razones por las que vale más que la construcción de una avenida.
De este modo, Martha finaliza citando el artículo 79 de la Constitución Política de Colombia, para enfatizar que es deber del Estado proteger el medio ambiente y darnos calidad de vida a nosotros los seres humanos. Adicionalmente deja claro que, aunque la educación ambiental debería ser una clase obligatoria en los colegios, el hecho de que el Gobierno no muestre interés en este aspecto la impulsa a seguir aportando “su granito de arroz” para proteger y educar sobre aquello que nos da vida.
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