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Las bandas indie de Bogotá se consolidan durante la pandemia

Por: Tatiana Reyes Silva // Periodismo cultural


La escena indie en Colombia, más específicamente en Bogotá, ha tenido un crecimiento exponencial en los últimos dos años. Cada vez hay un mayor número de bandas independientes y una mayor diversidad en la escena musical colombiana.

FOTO: Beth Hart en el San Diego Indie Music Fest, tomada el 29 de marzo de 2008. Propiedad de Bengt Nyman

La diversidad de bandas indie en Bogotá ha crecido desde 2010 y ni la covid-19 ha podido alterar su espiral progresiva de éxito, tanto en cantidad de intérpretes como en difusión. Esto se debe a su propensión a la producción musical bajo el formato DIY (do it yourself, “hazlo tú mismo”) y a la fácil adaptación de las redes sociales como escenarios, que las ayuda a mantenerse relevantes.


Para Juan Antonio Carulla, crítico y reseñador del medio independiente El Enemigo, los inicios de la escena indie en Colombia se remontan hacia 2010, cuando empezaron a venir más agrupaciones extranjeras al país y la hiperconectividad tuvo un impacto directo en los artistas independientes. Además, Carulla señala que esta década fue fundamental por la emergencia de festivales independientes de gran importancia, como Yavería, Distritofónico y Radiopachone, todos dinamizadores de la cultura indie.


Pero no fue sino hasta 2014, según Carulla, cuando se empezaron a consolidar aún más las bandas independientes en el país, más específicamente en la capital. Entonces ocurrió un auge de bandas compuestas por gente joven (entre los 18 y 22 años), entre las que destacaban Los Maricas, Nanook el Último Esquimal, Las Yumbeñas y Nicolás y los Fumadores. “2014 fue el auge de la nueva generación, que es nativa de internet y se destaca por producir desde casa, en lo-fi [grabaciones de baja fidelidad]”.

Para Álvaro Villa, periodista de Cadencia Podcast, desde sus inicios la escena indie ha sido un poco desconocida para el público: “siempre ha sido, por decirlo de alguna manera, muy caleta [escondida] y la forma de conocer nuevas bandas es más que todo [yendo] a otros conciertos y conoc[iendo] nuevos proyectos por medio de internet”. El periodista menciona que la escena indie va muy de la mano de la evolución de las tecnologías, ya que estas bandas logran producir su música con sus propios recursos, sin la necesidad de acudir a un circuito profesional como estudios o disqueras: “Las bandas tienen ahora muchas más oportunidades, y la tecnología es su gran aliada. Además se dan a conocer gracias a las redes sociales”.


Una de las grandes preguntas sobre el tema es el verdadero significado de esta música, si realmente se puede considerar un género. El término indie proviene de la palabra “independiente”; este no se utiliza únicamente para referirse a la música, sino que también se puede usar en otras industrias del entretenimiento, como el cine, la literatura e incluso los videojuegos. Los artistas indie son aquellos que trabajan de manera autónoma y que no dependen de una disquera o compañía; de este modo, trabajan libremente en la creación de sus proyectos, sin tener que preocuparse por las tendencias del mercado. A veces los músicos de esta escena pertenecen a disqueras más bien pequeñas, que, al igual que los artistas, son independientes.


En el ámbito musical existen tres grandes disqueras, las mayores de la industria, que son Sony Music, Warner Music Group y Universal Music Group. La inmensa mayoría de artistas reconocidos a nivel mundial y local hacen parte de estos grandes sellos: por un lado, J Balvin, Morat, Juanes y Sebastián Yatra hacen parte de Universal; por otro lado, Andrés Cepeda, Aterciopelados, Carlos Vives y Shakira trabajan con Sony. Todos ellos son considerados como grandes artistas del país, y su música es reconocida a nivel mundial, parte de lo mainstream (lo “convencional”) de la industria.

 
 

A pesar de esto, desde mediados de los sesenta, se empezaron a consolidar disqueras independientes como Sun y Stax, que se dedicaron a lanzar todo el material musical que las majors no tenían en cuenta. Según una reseña hecha por el crítico y bloguero José M., “en los ochenta empiezan a nacer estas bandas que hacen del indie un término y crean toda una escena emergente; The Smiths, Sonic Youth o R. E. M. son las que empiezan a hacer más ruido y su trabajo se difundió gracias a radios independientes y universitarias de la época”.


Toda esta nueva ola musical empezó a tener cada vez mayor impacto en Colombia, ya que llegaban nuevos sonidos como el shoegaze, el garage punk y el rock alternativo, entre otros. Esto empezó a llamar la atención de pequeñas bandas emergentes que empezaron a experimentar, pero no fue sino hasta 2010, con la consolidación de festivales como Estéreo Picnic o Hermoso Ruido, que empezaron a tener su propio espacio en el país. Además, a nivel nacional discográficas independientes como Llorona Records, Palenque Records, Moebiuz y Sonidos Enraizados les apostaron a estos nuevos sonidos y a las bandas poco conocidas.


Para Jessica Hernández, guitarrista de Kid Kaset, la escena indie ha empezado a moverse con gran furor en el último año, en especial en ciudades principales como Bogotá y Medellín. Sin embargo, considera que aún no es tan fácil encontrar conciertos de este género, sobre todo con la coyuntura actual; reconoce, sin embargo, que hay una gran variedad de festivales y circuitos que ofrecen este tipo de funciones.


Según Economía de la música en Bogotá, un estudio de la Cámara de Comercio, entre 2012 y 2015 se realizaron 2303 espectáculos musicales en la capital, que representaron el 47,3 % de los ingresos de esta actividad. El mismo documento señala que en 2019 se llevaron a cabo cerca de 500 espectáculos musicales, que contaron con una participación del 19 % de bandas indie. También se registró que el 28 % de los ingresos totales de los espectáculos públicos en la capital pertenecen a estos conciertos.


Es importante mencionar que el crecimiento del indie tiene sus raíces en la evolución tecnológica, que ha permitido el desarrollo de estudios caseros y la mentalidad DIY, que se refiere a la práctica de crear (en este caso, música) con materiales y efectos propios. Asimismo, también han tenido un gran impacto las plataformas de streaming (Spotify, Apple Music, Deezer, Soundcloud...) y las redes sociales, que son la forma de promocionar su música, atrayendo una audiencia específica como lo son los jóvenes entre los 17 y 25 años (los nativos digitales).

En estas plataformas es posible encontrar más de 300 álbumes y playlists de indie. Cabe recordar que este no puede ser catalogado como un sonido en específico, sino que se compone de variados sonidos en los que se destacan los sintetizadores, los solos de guitarra, los acordes con reverberación y las letras desgarradoras que hablan con cierta cercanía al público. Estas abordan temas de la cotidianidad más inmediata de los jóvenes.


Para Juan Antonio Toro, cantante de la banda Armenia, el diferenciador de este género es entender lo que es considerado indie: “Es un sonido alternativo de muchos géneros. No se puede encasillar un proyecto musical en una sola forma de hacer música”. Andrés Barrero, guitarrista de la banda Nerds, está de acuerdo con Toro respecto a los géneros que componen la escena: “Algo diferenciador es lo innovador que es; puede llegar a combinar distintos sonidos y se ve reflejado en muchas bandas. Lo que nos destaca es lo novedosos que podemos llegar a ser”.


En Bogotá existen un número indefinido de bandas y músicos independientes, entre los que sobresalen Distimia Agorafóbica, La Hermanastra Más Fea, Los Dinosaurios Murieron Ayer, Babelgam y Armenia. Para Juan Antonio Carulla, tambien hay algunas bandas de culto, como Los Espinoza, Los Maricas y Quemarlo Todo por Error. Todas estas bandas tienen sonidos muy particulares y se destacan por su buen trabajo y constancia en la escena independiente bogotana; la gran mayoría no ha sufrido un impacto directo a la hora de sacar sencillos o discos durante la coyuntura sanitaria.


Lo cierto es que cada vez son más los intérpretes y bandas independientes en el país que buscan dar a conocer su música y que, además, esperan poder conectar con la gente a partir de sus letras cotidianas sobre el amor y la felicidad o los sentimientos avasalladores y profundos. Estos artistas han logrado surgir en los últimos años no solo gracias a sus apuestas musicales, sino también a la forma de producir su material sonoro: hoy día ya no se necesita de un mediador, sino que cualquiera puede producir música de bajo costo y compartirla en ese ágora que son las redes sociales.

 
 
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