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“Los libros son esa medicina mental que necesitamos”: Jairo Cabrera

Por: Ana María Becerra Montero // Periodismo cultural


Jairo Cabrera, amante de los libros y creador de la Fundación GIST, habla de la importancia de los libros y su aporte a la cordura durante la cuarentena.

Puesto de venta de un buquinista, cercano a la Catedral Notre-Dame de París. Tomado de Wiki Commons

Esta fundación contra el cáncer GIST, establecida por Jairo Cabrera —de 79 años—, gira en torno a la recuperación por medio de la lectura. Él es un amante de los libros que vive en Bogotá con su esposa Celmira Olaya, y ha construido su vida alrededor de distintas áreas del conocimiento, que, según él, “mantienen la cordura de las personas en este mundo tan cruel y complicado”. Su pasión por los libros empezó hace unos años, cuando tuvo que pensionarse.


Cabrera estudió Ingeniería y Física en la Universidad Nacional. Durante 10 años fue profesor, y luego ejerció como ingeniero en ExxonMobil. Como siempre ha sido una persona muy ocupada y activa mentalmente, cuando dejó de trabajar encontró refugio en la lectura; tanto así que fundó un club de lectura y la Fundación GIST.


Directo Bogotá [DB]: ¿Por qué los libros y no otra actividad?


Jairo Cabrera [J. C.]: Siempre me he considerado una persona [a la] que le gusta adquirir conocimiento. Por eso estudié dos carreras y fui profesor. Otra actividad me hubiera mantenido en movimiento, pero esta me mantiene activo mentalmente. Ese es el poder de los libros.


DB: ¿Siempre ha sido amante de los libros?


J. C.: No. Siento que desde el colegio nos han hecho despreciar la lectura por la manera en que la presentan. Uno debería leer porque le gusta, no porque esté obligado. Mi pasión por los libros empezó desde que mi esposa me llevó a una librería y me dijo que leyera un libro que me gustara, sin importar cuál. Elegí Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago. Desde ahí empecé a disfrutarla mucho. Es como ver películas, pero poniendo los escenarios, las caras y todo a tu antojo.


DB: ¿Cuál es la iniciativa de los libros con la Fundación GIST?


J. C.: Para contextualizar un poco, esta fundación fue creada para tratar el cáncer de estómago. Comenzamos cuando mi hermano enfermó, y desde que él murió yo me encargo de ella por completo. Visitando a las personas, me di cuenta de que ya es lo suficientemente duro pasar por todos los tratamientos físicamente como para permitir que la cordura se nos vaya también con la enfermedad. Les comenté a mi esposa e hijos y programamos visitas mensuales para hablar con los pacientes; nos piden el libro que quieren y se lo llevamos. Una mente sana ayuda a sanar el cuerpo. Y los libros, en este caso, serían esa medicina mental que necesitamos.


DB: Ya que se refiere a los libros como una medicina mental, ¿considera que es importante que ahora con el COVID-19 mantengamos un libro siempre a la mano?


J. C.: Es curiosa esta pregunta. Siempre hablo con mi nieta al respecto. La llamo semanalmente, porque siempre le envío libros. Sabiendo tantas responsabilidades que tiene y que la adolescencia es una edad difícil, quiero que tenga su cerebro sano y se nutra para que pueda afrontar todos sus dilemas desde otras perspectivas. Así que sí, considero supremamente importante que las personas lean, y más ahora con el encierro y el cambio de rutina.


DB: ¿Los libros han cambiado la perspectiva que tiene de su vida?


J. C.: Desde que murió, mi hermano me he encerrado en la lectura. Me recuerda mucho a él, [pues] le gustaba leer. Sí han cambiado desde las conversaciones que tengo hasta las amistades con las que comparto.


DB: ¿Cómo es eso de cambiar las conversaciones y las amistades con las que comparte?


J. C.: Las conversaciones ahora son más profundas, siempre con un objetivo. Hay debates y pensamientos distintos, y ahora las veo como una oportunidad para leer y nutrirme del tema. No como una pelea constante que debo ganar. Pasando a las amistades, ahora me junto con personas con este mismo pensamiento. Todos tenemos perspectivas muy distintas de la vida. Pero la lectura nos enseñó a ser tan críticos que disfrutamos debatiendo de los temas que nos apasionan por separado. Por eso me empeño en ponerle demasiada importancia a la lectura. Si desde pequeños nos enseñaran que podemos tener un superpoder con ella, considero que seríamos mejores como sociedad.

 

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