Por: Mariana Rojas Álvarez // Periodismo Digital
La pandemia obligó a las personas a encerrarse y, por ende, a dejar de asistir a eventos culturales. Y los artistas también fueron víctimas de este terrible confinamiento. Pedro Tinoco, utilero de MISI, se encargó de amenizar y mejorar esta situación para los bailarines.
A causa de la emergencia sanitaria ocasionada por la covid-19, los participantes del sector cultural se vieron en la necesidad de reinventarse para sobrevivir a la fuerte crisis económica. Gracias a sus habilidades en la construcción de utilería, Pedro Tinoco encontró la forma de que los artistas continuaran entrenando desde casa.
En marzo numerosos eventos de la agenda cultural tuvieron que ser cancelados, entre ellos, conciertos, espectáculos, la Feria Internacional del Libro y el Festival Iberoamericano de Teatro, pues implicaban necesariamente la aglomeración de personas. Por este motivo, y con ánimo de continuar compartiendo arte, algunos artistas empezaron a entrenar desde casa, y otros decidieron compartir sus creaciones por medio de distintas plataformas en la red. Pero para quienes trabajaban en el detrás de escena de este tipo de producciones, la forma de continuar representaba un reto mayor.
“Veía cómo las niñas hacían sus clases virtuales de ballet con sillas de su casa, de manera incómoda y poco segura. Así que se me ocurrió crear una pieza portátil que pudiera llevar[les] a sus casas para que ellas tuvieran un equipo adecuado de entrenamiento”, aclaró Tinoco, tras mencionar que su prioridad era lograr ocupar su tiempo libre de manera productiva. Con esto intentaría completar sus ingresos, que se habían reducido en un 50% debido a que la compañía con la que trabaja le pagaría tan solo medio tiempo.
Tinoco ha trabajado por más de veinte años como jefe técnico de Misi Producciones. Entre bambalinas, se encargaba de la utilería, las luces y la escenografía, y, en ocasiones, colaboraba con “vuelos” que hacían parte de los efectos especiales de cada espectáculo. Con su conocimiento amplio sobre las necesidades del artista y su habilidad para diseñar materiales y utilería, aprovechó su potencial para crear un espacio artístico móvil que sirviera a sus colegas artistas. Creía él que solo muy pocas personas sabrían hacerlo con tal precisión.
“Empecé mi emprendimiento por redes sociales. Al principio, únicamente con publicidad en Facebook, pues allí tenía amigos y conocidos que había añadido a lo largo de mi vida laboral y que, por supuesto, trabajaban en el medio artístico. Fue más adelante, cuando vi que el proyecto funcionaba, que empecé a compartir [las publicaciones] por Instagram y me empezaron a escribir artistas de varias escuelas de danza de Bogotá”, relata Tinoco. Este asegura que su gran idea salvó su economía en cuarentena.
Se trata de un producto que, según él, nunca va a dejar de ser útil para los bailarines. Además, está seguro de que una vez haya terminado la pandemia continuará con este emprendimiento. Aunque se espera que la economía se normalice, para los artistas y los trabajadores culturales colombianos reencontrar la estabilidad económica en este ámbito no es tan fácil. Sin embargo, es en estos momentos difíciles cuando sale a relucir la creatividad, y entonces nacen nuevos proyectos que, a futuro, permitirán que los entretenedores aseguren una mayor solidez económica.
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