Por Manuel José Parra Rodríguez // Fotoperiodismo
Después de año y medio sin poder ingresar a los estadios, los hinchas devolvieron la alegría al fútbol profesional colombiano. Y, aunque el futuro de los eventos masivos es incierto, ni siquiera una pandemia pudo apagar el furor futbolístico de los colombianos.
La liga de fútbol profesional colombiano ya ha regresado con algunas fechas presenciales: los amantes del deporte han podido volver a alentar a sus equipos desde las tribunas. Pero no todo es como antes, y, ciertamente, no todo lo que trajo la pandemia fue malo. La presencialidad ahora es auspiciada por la tecnología: aparecieron las boletas digitales para el ingreso de los hinchas y se instaló un nuevo sistema biométrico en algunas tribunas para poder evitar a los violentos que mancillan la experiencia del fútbol.
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Definitivamente se ha agotado el tiempo de las boleterías físicas. Las personas que quieran asistir al estadio deben realizar la compra exclusivamente en línea y descargar sus tiquetes en sus dispositivos móviles. Esto permite al personal de logística de cada uno de los filtros de ingreso a El Campín el registro y traceo de cada uno de los asistentes a través de códigos QR y máquinas lectoras especializadas.
A su vez, el nuevo sistema biométrico, hasta ahora utilizado para controlar la entrada de las barras populares, se ha hecho presente solo en la tribuna sur a causa de las limitaciones de las medidas de seguridad. Este se caracteriza por el control y reconocimiento de los asistentes a través de la huella dactilar y el reconocimiento facial. Se espera que dicho sistema se pueda instalar en todo el estadio; mientras tanto, en las otras tribunas, solamente se chequea por medio de la cédula de ciudadanía.
Fue bajo este nuevo modelo, bajo todas estas condiciones, que los hinchas de Millonarios FC pudieron volver a gritar “¡presente!” en El Campín. Después de año y medio de puertas cerradas, las barras populares volvieron a cantar “¡vamos Millos!” desde la tribuna sur; las familias completas regresaron a la tribuna norte, y el estadio repleto se tiñó de azul. ¿Lo diferente? El uso obligatorio del tapabocas durante todo el partido y la muestra de que la nueva normalidad puede regir en los diferentes estadios del país.
Aunque el futuro es incierto, dada la irregularidad de la pandemia, por ahora la realidad es que la alegría ha regresado a los estadios. Y este encuentro, como otros, fue prueba de ello. Lo inusitado y extraño de la tecnología y de las nuevas medidas se ha convertido en un aliciente para que neófitos visiten el estadio por primera vez; asimismo, otros de la “vieja escuela”, desacostumbrados al cambio, lo están viviendo como si también lo fuera. Lo único seguro es que mientras el virus esté bajo control, el aforo —que en un principio estuvo a la mitad— será del 100 % y más personas podrán disfrutar. Eso sí: el Gobierno Nacional exigirá el carné de vacunación al día para el ingreso.
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