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Pablo Taborda Gnecco - p.taborda@javeriana.edu.co

[FOTOPERIODISMO] Villa Nidia, el patio trasero de San Cristóbal


Siempre que tengo la oportunidad de levantar la mirada hacia los cerros orientales, noto ese peculiar adornado pesebresco que le hacen los barrios que allí reposan, catalogados como zonas de invasión o periferia. Me hallo detenido en un puente peatonal sobre la autopista norte, saliendo de la estación de Transmilenio de Toberín o Cardio Infantil, y allí arriba está Villa Nidia.

FOTO: Pablo Taborda

Esa particular porción de cerro con casas que a lo lejos se ven aglutinadas, en medio de las cuales no se identifican calles o separaciones diferentes a los restantes árboles del cerro, sino más bien muchos patrones de ladrillo, casitas que a lo lejos parecen cajas de cartón, con una que otra variación de colores en sus fachadas.

En ese detenerme para observar, me pregunto a menudo lo diferente que será la vida en esos cerros, casas tan arriba que me llevan a suponer que algunos de sus habitantes tal vez pasen uno o más días sin bajar a lo que para mí es la ciudad, lo normal, la séptima. Todo lugar es regido por un conjunto de normativas o dinámicas que si bien muchas veces no se hacen explícitas, existen, y considero que un acercamiento responsable requiere de aprenderlas y respetarlas, intentando acortar la distancia entre uno y el lugar, con la prudencia y paciencia necesaria.

Por esto, este trabajo fotográfico intenta materializar esa mirada que a donde quiera que se levante encontrará siempre un fondo adornado por esos cubos enladrillados, pero siempre desde una técnica que se vale de una distancia focal mimética a la actual distancia entre Villa Nidia y yo, que imita mi estado alejado de lo que allí sucede y de quienes allí viven.

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Hoy me paro desde lejos, hoy observo a Villa Nidia oficiar de patio trasero de San Cristóbal Norte, desde la carrera novena. Desde allí se ve así, jugando con los anuncios que no son de ella, arropando un cerro que desconozco completamente. Me podría identificar entonces con la fotografía de apertura, con esa actitud que da la espalda a esa realidad que por más imponente y evidente que sea, me limito hasta hoy a observarla desde lejos.

En esta oportunidad, ese fondo pesebresco no tiene rostro, pues oficia de hilo conductor entre todas las fotografías, como ese elemento casi que omnipresente y siempre fiel, pero aún sin responder ese cuestionamiento que me hago al detenerme en el puente peatonal de Toberín a observar a Villa Nidia. Por ahora ella decora, y espero que más adelante, mientras la distancia entre los dos se acorta, así mismo lo haga esa distancia focal.

FOTOS: Pablo Taborda

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