Los medios de transporte en Bogotá traen la idea de la inmediatez, el afán y el estrés, pero también pueden ser una herramienta para conocer la ciudad.
FOTO: Laura Ramírez
Los medios de transporte público son un motivo de estrés en Bogotá por el hecho de tener que pensar en ir apretado, por sus problemas de seguridad y por el constante afán de tener que llegar a otro lado de manera inmediata (esto teniendo en cuenta que los bogotanos siempre van tarde a sus lugares de destino).
Pero que no se olvide que transportarse también puede ser interpretado desde una óptica distinta. Los medios de transporte (automóviles, taxis, buses, Transmilenio, bicicleta o las propias piernas) pueden ser la puerta a toda una aventura, a todo un descubrimiento, a todo un paseo reconociendo las esquinas de la capital. Transportarse es viajar y los viajes siempre implican un conocimiento de algo desconocido, aunque se hagan con frecuencia.
En Bogotá el Transmilenio y los buses del SITP son uno de los medios de transporte más concurridos, después de los autos particulares. Sin embargo, se está buscando ampliar los espacios para que la ciudad se convierta en la capital de la bicicleta y para que se hagan más desplazamientos peatonales.
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Esto además de ser una política pública de la Alcaldía Mayor de Bogotá es un motivo para comenzar a pensar en la idea de transportarse como un viaje maravilloso en el que se pueden observar cosas nunca antes vistas. Un paseo en bicicleta aporta más de lo que puede restar: ayuda al medio ambiente y a la salud física, pero además permite disfrutar directamente el paisaje urbano y sus protagonistas. Con esa misma visión se pueden pensar los paseos a pie.
Esto no quiere decir que no se pueda pasear desde los automóviles, buses, Transmilenios o taxis. Al paseo en estos medios de transportarse puede sacárseles mucho provecho si se toman como una oportunidad para ser observadores, para disfrutar de los diversos escenarios que presenta la ciudad.
FOTO: Johanna Verdugo
Paseando por Bogotá se puede descubrir aquella señora de la esquina, nunca antes detallada, que lleva un carro repleto de jugosas sandias. Transportándose por la ciudad se puede disfrutar de la sonrisa sincera de un niño pequeño, o de la presencia de una estudiante que en forma de protesta se para en las calles para expresar sus propias opiniones. En estos viajes se pueden encontrar las flores más coloridas que lleva un hombre en su bicicleta, o aquel puesto de perros calientes y hamburguesas que huele tan bien.
FOTO: Santiago Mejía
En Bogotá también se puede volar, sólo hace falta cambiar la forma de ver el hecho de recorrerla cuando emprendemos en las mañanas a hacer nuestras actividades diarias y cuando nos movemos a través de ella a lo largo del día.