Conseguí la perfecta compañía para realizar esta ruta: mi padre. Él, colombo alemán de 50 años, creció sumergido dentro de la cultura culinaria alemana. Su nombre es Roberto Waldraff, la mitad de su vida la pasó en Alemania y su otra mitad la ha vivido en Colombia junto a mi mamá. La ventaja es que no ha extrañado mucho la comida alemana porque, quienes viven en el norte de Bogotá o incluso en Chía, como nosotros, se pueden encuentran restaurantes de alta calidad a poca distancia de sus casas.
Salchichas Alemanas en una parada por gasolina
Calle 170 # 20ª-08
Casi a la salida de Bogotá se encuentra el restaurante Salchichas Típicas Alemanas. Es un pequeño local ubicado en una estación de gasolina. Por estar justo al lado de una “bomba” no hay que preocuparse por la parqueada del carro, sin costo y sin riesgos.
FOTO: Adentro de salchichas típicas alemanas
Mi papá iba muy emocionado y sonriente, y durante todo el trayecto mencionó su anhelada salchicha de caracol. Se bajó rápidamente del carro como si lo estuvieran persiguiendo y entró al restaurante. Cuando llegué, la señorita ya estaba poniendo el pedido de mi padre en la parrilla, no esperó ni un segundo. Intenté no pedir nada porque ese mismo día visitaríamos más restaurantes, y como estamos a dieta prometimos turnarnos en los pedidos.
—¿Si sientes ese olor? — me preguntó mi papá — Así olían los domingos en la casa mi opa (abuelo).
Era un perfecto olor a Alemania, olor a salchicha asándose en la parrilla. Luego de unos 10 minutos aproximadamente llegó la tan esperada salchicha con mejor pinta de la que me esperaba y la señorita, que hacía las veces de parrillera, cajera, mesera y DJ, nos ofreció degustar unos pequeños trozos de bretzel. Fue ahí donde mi intento por no pedir nada se vio saboteado y terminé ordenando uno de esos. Estaba delicioso, al igual que la salchicha de caracol (grillschenecke) de mi papá, de la cual probé varios mordiscos en canje por bretzel.
Mi papá, experto no certificado en salchichas, dio un visto muy bueno a su degustación en Salchichas Típicas Alemanas.
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La 8 Barra Alemana, un rincón bastante alemán
Autonorte # 146-48
FOTO: La 8 Barra Alemana segunda parada de esta ruta
El restaurante La 8 Barra Alemana está ubicado en un centro comercial pequeño llamado Granada Hills, que queda justo sobre la autopista Norte en el sentido de la vía que lleva hacia Chía.
Es un local pequeño que en su interior cuenta con una barra de cinco puestos, y en su terraza lateral con dos mesas de acomodación doble, perfecto para nosotros. Al llegar nos recibieron muy amablemente los dos parrilleros y la administradora, que con sus trajes típicos cerveceros trabajan al son de los acordeones alemanes. A la 1:30 p.m., nos sentamos entusiasmados por ordenar y revisamos cuidadosamente la carta para escoger nuestro plato. Yo escogí una salchicha de ternera con chucrut y mi padre un strudel de manzana.
FOTO: Los platos que ofrece este restaurante
—¿Ya han probado antes el strudel de manzana? — nos preguntó la mesera
—Sí, respondió mi papá humildemente, yo hago el mejor.
Entonces le pido que deguste bien el nuestro — le contestaron entre risas.
Mi salchicha bañada en curry estaba bastante buena, pero en definitiva el protagonismo se lo llevó el postre. Nos terminamos comiendo dos strudel, más otros cinco que nos empacaron para llevar a casa. Mi papá alardeaba que era muy parecido al que él preparaba, e incluso se arriesgó a hacerle una crítica. Él lo dejaría secar un poco más para que fuera perfecto. No me imagino entonces si fuera perfecto ¿cuántos sería capaz de comerse?
De los cinco que llevábamos a casa dos se los comió en el camino y otros dos al llegar; solo le dejó uno a mi mamá y eso que los compró diciéndome que eran para ella.
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Edelweiss, llegar a Unicentro para ir a Alemania
Ak. 15 #124-30
Reservé un día antes una mesa para cuatro personas en el restaurante Edelweiss de Unicentro Bogotá. Pedí la reserva para la 1:30 de la tarde del domingo. Salimos de Chía mi mamá, mi hermano, mi papá y yo. Como era de esperarse, nos topamos con un tráfico qué más que impresionante porque lo vemos a diario es de esos que son aturdidores y absorbentes.
En medio de nuestro intento por llegar a tiempo, con la puntualidad alemana de mi papá, tuve que llamar de nuevo al restaurante para avisar que íbamos a llegar un poco tarde. Amablemente nos corrieron nuestra reserva para las 2:00 p.m., seguimos avanzando y de repente el tráfico se desvaneció. Mi papá recuperó su sonrisa y en pocos minutos llegamos a Unicentro.
FOTO: La tercera y última parada de esta ruta
Llegamos al restaurante a la 1:30 de la tarde cuando la señorita de la entrada dice: “Su reserva es a las 2”. Mi hermano no pudo evitar las carcajadas mientras que mis padres serios se miraban entre sí.
Afortunados, pudimos entrar de inmediato y sin problema, pues en realidad no había casi gente en el restaurante, lo que nos sorprendió por ser domingo.
Revisamos la carta y decidimos que cada uno pediría un plato distinto para probar varios. Luego rifamos con monedita quien sería el que no tomaría cerveza para manejar de regreso a casa. Yo perdí y gané el título de conductora elegida.
FOTO: Este restaurante se encuentra en Unicentro
Pedimos un plato de róbalo al gratín, que consiste en una porción de este pescado cubierto de una salsa de champiñones y, por supuesto, queso gratinado, una salchicha de res acompañada de puré de papá, una carne blanda en salsa especialidad de Edelweiss.
Y nuestro favorito, que fue la picada con diferentes sabores, pues junta en un solo plato varios tipos de salchicha con chuleta acompañados de papa, ¡y es saludable! porque todo es cocinado al vapor.
Edelweiss nos sorprendió bastante y nos permitió recordar nuestro otro país, Alemania. Es llamativo como Bogotá ha acogido a una gran comunidad alemana y como durante muchos años se ha podido expresar esta cultura en Colombia. Edelweiss es un restaurante que ya lleva más de 40 años entregando para alemanes migrantes y colombianos lo mejor de la gastronomía germana.
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