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Laura Viviana Jiménez Camargo //

Cinco lugares para comer empanada en Bogotá


Ese pedazo de masa hecha con maíz, rellena por lo general con papa, carne y queso, es una tradición que tiene que pasar por el paladar de todo bogotano unas cuantas veces a la semana. Es el desvare del hambre, es la cita con los amigos, es el acompañamiento con la cerveza para evitar la borrachera. Y es la que sirve hasta de almuerzo. Hicimos una ruta por las mejores empanadas de Bogotá para que se pegue la pasada a probar esas delicias hechas media luna.

FOTO: Tomado del video de Mariana Muñoz que acompaña este artículo.

Dominó

Carrera 3 A #18-57

FOTO : Tomada por Laura Jiménez

Crocantes y calientes. Cualquiera se asustaría pensando que son empanadas de restaurante, pues en esos sitios se usan las sobras para rellenarlas; dirían algunos. Pero en Dominó los productos se compran específicamente para el relleno. Las hay de carne, pollo, queso con espinaca, queso y camarones al estilo chileno.

¿Camarones? Sí, en este lugar los camarones se pican con los palmitos de cangrejo para darle un sabor tierno y oceánico a esta media luna. Con un poco de picante en su relleno, el sabor suave de esos camarones da ganas de repetir.

¿Y la mejor? La de queso. La señora Yenny Castro, administradora de Dominó es la que con sus propias manos y las de sus ayudantes preparan el relleno. La diferencia, en comparación a muchas otras, es que la harina es de trigo y eso se nota en el sabor, más suave, pero que permite sentir con mucha más fuerza el relleno de cada empanada. Ese queso, trabajado durante toda la semana, logra una textura llamativa entre el crocante de la masa y el queso suave y a punto de derretirse en el paladar. No es el queso que se estira con el mordisco, sino ese que de una vez se va deshaciendo al morder.

 
 

Un lugar que ya lleva 43 años en el corazón de Bogotá, frecuentado por funcionarios, universitarios y todo el que se pase por ese bordecito de ciudad. La gente entra y ya sabe cuál pedir, se toma sus minutos mientras la fritan y la comen con gusto. Vale la pena esperar para sentir los crujidos, el queso derretido y los sabores tiernos.

Precio: $2.700

Y la de camarón… $3.500

Empanadas Señora Lechona

Carrera 14 #79 - 05

FOTO: Tomada por Laura Jiménez

FOTO: Tomada por Laura Jiménez

José Sarmiento, dueño de Señora Lechona, sabe que la mejor parte de la lechona y de los ingredientes más frescos, tienen que ir a rellenar esas empanadas que se venden por montones. Así que seguramente encontrará un buen estilo de empanada en este lugar.

Con solo dos años de existencia, este lugar rompe con la idea de empanada que se tiene acostumbrada; porque lechona sin grasa y oreja de marrano, no es lechona. Sí, tal vez no son las más crocantes, y si uno es garoso, las verá pequeñas, pero ese relleno de puro cerdo desmechado, suave y tierno, lo devolverá a la infancia de comida deshilachada y casera.

Con carne, poco arroz y ají de tomate artesanal, se percibe que hasta los platos típicos colombianos caben en esa cunita de maíz. Con probarla, se calma el antojo de lechona sin necesidad de engrasarse la boca; cerdo y empanada unidos para decirle a todos que la lechona en presentación de media luna es la mejor opción express para probar una partecita del país.

Precio: $2.700

 

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Las Margaritas

Calle 62 #7-77

FOTO: Tomada por Laura Jiménez.

Hay una casa en Chapinero, con tejas viejas y paredes blancas, con la bandera de Colombia y un nombre de flores: Las Margaritas. Entrar es pasar un portal; dentro de la casa hay mesas y manteles clásicos, suena la gata golosa y hay mil cuadros de periódicos de antaño. En la entrada hay un cartel que dice “desde 1902”; un espacio dedicado a las empanadas que tiene 117 años de antigüedad.

FOTO: Uno de los cuadros en la entrada del lugar.

Las empanadas de este lugar son unas delicias pequeñitas, del tamaño del dedo gordo del pie, crujientes y un poco ácidas. El sabor de la carne con arroz se realza por el ají con perejil. Don Julio Ríos cuenta que su tatarabuela inició el restaurante y él continuó con la herencia de ella.

¿Dónde está el secreto? Está en la masa, en la tradición familiar, en la atención que da Don Julio como si fuera el abuelo de cada cliente, y en los muros que siguen contando la historia de cada mordisco en tantos años de cocina bogotana.

Precio: $2.100

Empanadas El Kiosco

Cl. 145 #9-73

FOTO: Empanadas de El kiosko.

En Usaquén, cruzando el Parque Cedritos, se encuentra El Kiosco. Un salón de onces en el que tiene todos los productos de panadería, pastelería y bocados para comer en la mañana, tarde o noche.

Aunque parece un sitio común, hay una cosa que lo caracteriza: la empanada. Estos pasabocas no son como los que se consiguen en cualquier salón de onces, ¿usted ha tenido la experiencia de morder una empanada y que salga algo de su líquido a propulsión? Pues en El Kiosco, se puede probar una empanada recién frita, crocante, con una muy buena medida y lo suficientemente rellena como para que salpique el suero del queso al morder. Pablo Buitrago, gerente del Kiosco, sabe muy bien que el punto fuerte de su empanada radica en comprar productos nacionales como la papa y el maíz.

El mayor reto de Buitrago ha sido poder preservar el negocio de la familia. Sí, así como en otros lugares, El Kiosco es tradición heredada que se contenta con hacer las cosas de la mejor manera.

No deje de ir a probarlas: la de carne con papa es una delicia que explota deliciosamente con el ají clásico de cebolla y perejil. Por otra parte, la empanada de queso doble crema tiene ese dulcecito suave del queso que conjuga de mil maravillas con el ají rojo de tomate.

Precio: $3.800

 
 

Empañanadas Ají’s

Carrera 20 # 67

Si hay que llorar y dejar que los ojos hablen, ha de ser porque la comida está muy buena. Podrás sentirse así con los pasabocas de Empanadas Ají’s. Es un lugar con una entrada pequeña y fondo oscuro. Pero la magia entre los colores y los picantes alrededor de una empanada es la mejor sorpresa que uno se puede llevar caminando por la carrera 20.

Don Jorge Espejo sabe cómo hacer empanadas: de papa y carne, pollo, champiñones y queso y.... ¡Pescado con arroz! Sí señores, en Bogotá son pocos los lugares donde uno puede encontrar una empanada de pescado con un sabor tan auténtico y conservado. De crocancia exacta y bien rellenas, nada de espacios vacíos entre la masa y con un acompañante que hace de este lugar un laboratorio del sabor.

Don Jorge es un erudito del ají: tiene de todos los tipos, traídos de otras partes del mundo y combinados con otros sabores inesperados. Entrar en esa pequeña cocina es ver una explosión de colores: ají conservado, disecado, frito, triturado, con frutas. Y lo mejor de todo es que todos estos experimentos de sabor son hechos con el fin de acompañar el sabor clásico de esas empanadas.

Morderlas es sentir en cada una su crocancia, temperatura y sabor específico: con la de papa y carne se siente el guisito de la casa; con la de queso, pollo y champiñones, el gratinado con la masa; con la de pescado y arroz, el bagre consintiéndole la lengua. Sin duda, la mejor parte será sentir cada media luna picando con el ají de verduras, o el de fresa, el de uchuva, con miel o con la última invención de Don Jorge: la de naranja. Todos los ajíes tienen un equilibrio entre sabores que pican, de olores que penetran, y colores que llaman a perderse en cada mordisco hasta que los ojos empiecen a llorar.

 

¿Te gustó el trabajo de Laura Viviana?, más sobre ella: Cine Tonalá "El lugar por donde sale el sol"

 

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