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  • Laura Viviana Jiménez Camargo//

[Entrevista]“Contar historias es hacer visible lo invisible”: Alberto Salcedo Ramos


Alberto Salcedo Ramos, reconocido cronista colombiano, ganador de prestigiosos reconocimientos como el Premio Internacional de Periodismo Rey de España, el Premio Ortega y Gasset de Periodismo, entre otros, habló con Directo Bogotá sobre las historias de no ficción y su opinión de lo digital en el mundo periodístico narrativo.

FOTO: Cortesía de IDARTES. Alcaldía de Bogotá

Directo Bogotá [D.B.]: ¿Cuáles son sus criterios para elegir y llegar a una buena historia?

Alberto Salcedo [A.S]: Elijo de acuerdo con el grado de curiosidad que me generan. Cuando siento curiosidad por una historia me digo “esto que estoy sintiendo también podría sentirlo el lector”. Lo que hago es confiar en el instinto. Para mí, las buenas historias son aquellas que revelan los conflictos del ser humano y que le permiten a uno explicarse ciertos fenómenos sociales de la época a la que se pertenece. D.B: ¿Siente que sus crónicas inciden socialmente?

A.S: Cuando uno dice que un reportaje o crónica genera impacto en la sociedad, puede ser visto como algo pretencioso. Suelo preguntarme cuando converso con colegas ¿por qué se insiste tanto en aquello de que el periodismo es el cuarto poder cuando a menudo publicamos denuncias que no conducen a ninguna parte porque seguimos en manos de los mismos a los que hemos denunciado durante años? Sería muy bueno de vez en cuando que los periodistas nos bajáramos de esa nube en la que vivimos instalados.

Una vez publiqué una crónica de El Salado, un pueblo donde se cometió la masacre por parte de los paramilitares. En mi crónica hablé de una niña que había sido declarada personaje del año en Colombia. Cuando hubo la masacre, todos los profesores de El Salado se fueron porque tenían miedo y esta niña decidió jugar a que ella era la profesora, jugaba con niños que eran más pequeños que ella. Esa historia, que escribió algún periodista del periódico El Tiempo, causó mucho impacto. Bueno, diez años después, cuando fui a publicar la historia, encontré a la que había sido esa niña convertida en una señorita de 20 años. No había podido convertirse en profesora por falta de dinero. Mi crónica hizo que su problema fuera visible, y entonces pudo estudiar. Eso suele suceder. Por eso yo digo que contar historias es hacer visible lo invisible. D.B: ¿Cree que los cambios digitales implican una transformación en la forma de contar sus crónicas?

A.S: Creo que los cambios digitales son una realidad que llegó para quedarse, pero creo que también tienen su gente. Lo que se persigue con el lenguaje digital es muy distinto a lo que persigo cuando escribo para contar historias. De manera que no me voy a acoger a lo digital porque quiero seguir contando historias como las soñé cuando era niño. Quiero seguir siendo un escritor, alguien que fije sus palabras en un papel, que viaje en un bolso en forma de libros, que pueda ser leído en una hamaca, en una playa. De manera que me niego rotundamente a lo digital. Quiero hacer una aclaración; creo en lo digital, me parece que es importante, solo digo lo siguiente: que lo hagan los que lo quieran hacer, no yo, porque a mí no me interesa.

D.B: Los medios actualmente exigen inmediatez, brevedad y un límite de palabras, ¿considera que eso es acertado? ¿en su caso cómo lidia con esas lógicas?

A.S: Los medios siempre han exigido eso, lo que pasa es que uno debe ser consciente de qué es lo que quiere en la vida. Yo respeto las necesidades de los medios, pero también tengo mis necesidades. Entonces, si un medio me quiere obligar a contar una historia que necesita espacio en una cuartilla, pues le digo: mira, esas son tus necesidades, pero no coinciden con las mías, de modo que la historia que estoy preparando no es para tu medio. D.B: ¿Cree que el periodismo narrativo y la crónica deben transformarse o moldearse al mundo digital?

A.S: No, yo creo que algunas personas pueden contar historias de periodismo narrativo en formato digital. Sé es que a mí no me interesa, no lo voy a hacer y eso es válido. Otra cosa sería que de pronto algo que yo escribí para el papel, para un libro, se pueda convertir en un producto multimedia; si alguien lo quiere hacer, pero sin eliminar mis palabras ni mi lenguaje, sino enriqueciéndolo con otros contenidos.

 
 

D.B: ¿Qué es lo que más le gusta de ser periodista?

A.S: Tener la posibilidad de ser testigo de primera fila de la historia contemporánea y luego tener la oportunidad de salir a contar eso a un número de lectores que me van a leer mientras yo esté vivo. Porque que a uno lo vayan leyendo mientras va escribiendo, se siente una adrenalina poderosa. La sensación de uno saber algo y luego contárselo a los demás, es algo que solo lo puede describir quien lo ha sentido. Yo tengo la dicha de haberlo vivido y cada día honro mi oficio porque me permite conocer más mi país. D.B: ¿Qué cree que nos falta a los periodistas para volver a esa magia periodística del periodismo de antaño?

A.S: Solo diría que para ser buen periodista hay que vivir en un constante entrenamiento: leer mucho, informarse, ser muy curioso, ser un fisgón, estar pendiente de lo que pasa allá afuera, recorrer los caminos. Mi consejo es ese: aguzar el oído, aguzar todos los órganos de los sentidos…

 
 

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