top of page
Rafael Niño - Julieta Riascos // Periodismo

Interno, el restaurante de las reclusas


En el centro histórico, en medio de angostos andenes hechos en piedra y el color anaranjado del atardecer típico del romanticismo cartagenero, se encuentra la cárcel de San Diego, ubicada en la calle 39. Ahí todas las noches, a las 7:00 p.m. una reja fucsia se abre para vivir una experiencia que le apuesta a las segundas oportunidades. Las reclusas de este penal cocinan y atienden “Interno” convirtiendo el patio de una cárcel en un espacio de música, deleite gastronómico y reconciliación.

Desde hace 5 años, la empresaria colombiana Johanna Bahamón ha intentado mejorar las condiciones de las presas en las cárceles de Colombia y es quien lidera este proyecto bajo el lema “yo creo en las segundas oportunidades” transformando un espacio de marginalidad en un lugar de resocialización.

“A raíz de la productividad queremos que las cárceles no solo sean centros de reclusión sino centros productivos, que ellas puedan generar ingresos para ellas, para sus familias y tengan una reconciliación con estas, eso es lo que estamos haciendo con este restaurante” –dice Bahamón-.

El proyecto involucra a las 180 mujeres de la cárcel San Diego donde cada una realiza una labor distinta, desde la huerta productiva hasta el paladar de los comensales, pasando por la panadería, creación de empresa, costura, servicio y cocina.

En el restaurante trabajan 25 mujeres. Las meseras se preparan, ordenan las mesas, los cubiertos, las flores, las velas; entre ellas arreglan sus moños de satín rosado sobre sus cabezas y esperan para comenzar una noche de aprendizaje donde reivindican sus errores y se preparan para enfrentar el mundo fuera de las rejas.

Los comensales empiezan a llegar, el lugar es un patio adaptado a las características de un restaurante vintage y elegante, el techo del lugar es el cielo estrellado al calor de las noches cartageneras, las paredes son de un verde degrade con flores rosadas, las mesas y sillas son en madera, el lado femenino se representa en macetas con flores fucsia y algunas series con lucecitas blancas que le dan al lugar un ambiente acogedor.

Interno, además de ser un proyecto productivo, es un punto de reconciliación donde se establecen relaciones de igual a igual, entre personas que pueden cometer errores pero que merecen una segunda oportunidad. El arte y la productividad les permite a las reclusas demostrar sus cualidades y acercarse a la sociedad cambiando la visión y los estigmas hacia ellas.

En medio de fogones, cuchillos, ollas y tablas para picar, sin importar el delito, 25 reclusas cocinan sus sueños y sus sonrisas desarman cualquier estereotipo demostrando que las segundas oportunidades son el primer paso para la reconciliación con la población civil.


bottom of page