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Enviado Especial; César Giraldo //

Los llaneros madrugaron a la misa del papa en Villavicencio


Más de 600.000 personas hicieron parte de la eucaristía celebrada en Catama. Nuestro Enviado especial, periodista César Giraldo, nos hace una completa crónica sobre como esta ciudad del Sur de país se transformó con la llegada del papa y como vivieron los villavicences este encuentro eucarístico con el Pontífice.

Fotografía tomada por: Cesar Giraldo

Si bien la hora señalada para el ingreso al lugar donde se llevó a cabo la misa presidida por el papa Francisco era las 12 am, cientos de feligreses decidieron anticiparse y, desde las ocho de la noche del jueves, empezaron a llegar al terreno en el que pasaron la noche esperando para coger un buen puesto.

Las puertas abrieron a la media noche y los fieles iniciaron su ingreso de acuerdo a sus boletas, pero fue hasta las dos de la mañana cuando empezaron los ríos de personas caminando alrededor de tres kilómetros para llegar al lugar de la celebración; mientras tanto, el comercio y los puestos de comida de zonas aledañas permanecían abiertos.

Fotografía tomada por: Cesar Giraldo

Si bien cada boleta especificaba la zona a ocupar y la ruta de ingreso, las personas encargadas de la logística parecían no tener muy clara la información. Los grupos de personas, muchos de ellos provenientes de distintas regiones del país, tuvieron que cubrir más de una vez la misma ruta y preguntar en cada esquina cuál calle debían tomar para ingresar.

“¡Arauca, Arauca!”, “¡El grupo del Putumayo!”, “¿Dónde está la gente de Guanía!”, fueron los gritos que ocuparon las calles de los barrios durante toda la madrugada en las inmediaciones de Catama.

Muchos de los asistentes al evento tuvieron que disfrutar de la celebración litúrgica alejados de sus grupos, ya que no lograron reencontrarse. Ese fue el caso de Carlos Huertas, proveniente de Guainía, quien perdió a su delegación durante el ingreso al evento, pero esto no significó un obstáculo para él quién, demostró estar muy alegre por la visita del sumo pontífice. “Valió la pena el sacrificio, la madrugada, el agua, el calor, todo muy ameno (…) se ve que la presencia del santo padre promueve la paz”, señaló a Directo Bogotá.

El evento contó también con la participación de 9.000 voluntarios de la ciudad de Villavicencio. El proceso para elegir a quienes harían parte de este grupo inició hace un par de meses en las iglesias de la ciudad. La cita para este gigantesco grupo era a las nueve de la noche del jueves. Entre estos voluntarios se encontraba, Omar Abello Alzate, quien, en diálogo con Directo Bogotá al terminar su jornada de más de 15 horas, expresó su satisfacción por haber colaborado en este evento tan importante. “Así hubiera sido por una o dos personas que hubieran venido no más, vale la pena, todo lo que se haga por Dios vale la pena”.

Fotografía tomada por: Cesar Giraldo

Ni la lluvia, ni el frío, ni la madrugada, debilitaron a la comunidad que se volcó para compartir la misa con el santo papa. Durante la madrugada se realizaron oraciones, rosarios y se contó con la participación de varios cantantes de música religiosa. Pese a los leves retrasos que presentó el viaje del papa, los fieles no perdieron el entusiasmo y la expectativa aumentaba a medida que se acercaba. Unas pantallas gigantes dispuestas en el terreno les permitieron hacer un seguimiento al recorrido y especular sobre su cercanía al terreno de Catama.

La euforia se desató cuando a lo lejos se vio el papamóvil. La gente se volcó sobre las barandas para ver el paso del líder católico y recibir su saludo, mirada o bendición mientras le cantaban “¡Francisco amigo, Colombia está contigo!”.

La misa transcurrió con total normalidad, pero la madrugada, el frío o la lluvia le pasó factura a más de uno que durante la eucaristía perdió la batalla contra el sueño. Sin embargo, fueron más los feligreses que atendieron cada palabra pronunciada por el representante de Dios en la tierra y se manifestaban para replicar las oraciones o para aplaudir y celebrar las ideas que se expresaban en el discurso.

Antes de que finalizará la celebración, cientos de visitantes iniciaron su salida prematura del terreno, previendo las dificultades que se podrían presentar para tomar un servicio público pero con las satisfacción de haber estado cerca del papa que tanto los había hecho trasnochar.

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