Tras una visita de cinco días, misas multitudinarias y discursos memorables, el papa Francisco dejó con su partida una estela de reflexión y agradecimiento en los millones de colombianos que siguieron sus pasos.
Fotografía tomada por: Diana Arguello
Y es que para ver al papa no existió horario, cansancio, ni aburrimiento. Hombres y mujeres de distintos lugares viajaron hasta Bogotá, sin boleta en mano y después de muchas horas de viaje, con la ilusión de verlo de cerca por unos segundos.
Denota Chávez, vino con su familia desde San Alberto, César y asegura que su visita fue una forma de “intersección para la paz interior... Si pudiera tenerlo de frente le diría muchas cosas, una de esas: le daría gracias a Dios y gracias a él de habernos regalado esta oportunidad de tenerlo acá en Colombia”, señala a Directo Bogotá.
A pesar de que Colombia ya había tenido las visitas del papa Pablo VI y de Juan Pablo II, esta visita apostólica coincidió con la coyuntura política y social en la que los mensajes contundentes y el carisma de Francisco calaron en lo profundo de los corazones de los fieles.
Fotografía tomada por: Diana Arguello
Luis José Benjumea, quien viajó desde la Guajira para verlo asegura que todo su esfuerzo valió la pena para “agradecerle por su presencia y pedirle por la paz de Colombia”.
Pero no solo los católicos vinieron a ver al sucesor de Pedro, Eduardo Alejandro Jaramillo, joven perteneciente a la etnia Inga del Valle del Sibundoy, aseguró que aunque su espiritualidad está estrechamente ligada con la naturaleza, reconoce que la presencia del pontífice fue un evento importante para el país y se siente privilegiado por haber estado presente.