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Juan Sebastián Hurtado //

La vía tortuosa para llegar a un territorio de paz


El espacio de reincorporación Antonio Nariño queda a 20 km del pueblo de Icononzo. El mal estado de las vías y las empinadas colinas hacen que el transporte sea difícil y costos

Fotografía tomada por: Juan Sebastián Hurtado

Llegar hasta el lugar en el que viven más de 270 exguerrilleros de las FARC no es fácil. Desde Bogotá al municipio de Icononzo hay apenas 3 horas, pero el camino serpenteante, destapado y en pendiente para subir las montañas hasta la vereda La Fila parece una carrera de obstáculos.

Quienes desean visitar esta zona deben tomar un taxi campero en el parque del pueblo, e iniciar su recorrido de aproximadamente 40 minutos y que cuesta $50.000 pesos en promedio. Estos elevados costos hacen que algunos pobladores recurran a las motos, a pesar de estar prohibidas por el alto riesgo que representan en una carretera angosta y con varias curvas cerradas.

“De todos los lugares a los que he viajado, este ha sido el más complicado para ingresar, no tanto por el terreno, sino porque el vehículo era demasiado largo”, afirma Fabián Segura, conductor del bus que transportaba a los miembros de Directo Bogotá, quien padeció la subida y la bajada a la zona como si se tratara de una ruta de obstáculos. “La bajada no estaba arreglada y como llovió se sentía muy feo, no tenía miedo de una estrellada, pero sí de quedar enterrado en algunas partes”.

Durante el recorrido de la zona veredal al casco urbano de Icononzo se observan casas abandonadas y otras ocupadas por campesinos que han vivido durante años en este sector y que, a diferencia de los buses que transportan las decenas de delegaciones que llegan cada semana, no tienen problemas para transportarse.

Fotografías tomadas por: Juan Sebastián Hurtado

Y es que se ha estipulado un transporte fijo para los habitantes de la vereda La Fila: un bus que sale a las 7:30 de la mañana hasta el pueblo y que regresa en horas de la tarde a esta zona en la que campesinos, excombatientes, Policía y Ejército enfrentan desafíos mucho menores a los de haber pasado 53 años en guerra.

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