Antes en este municipio del Tolima se contaban historias de guerra y violencia. Hoy es un lugar piloto para probar cómo se vive la reintegración
Casa en Icononzo, Tolima
A tan solo 69 km de Bogotá este territorio fue uno de los elegidos por el Gobierno Nacional para instalar la llamada zona veredal Antonio Nariño, hoy conocida como Espacio Territorial de Capacitación y Reincorporación.
Sin embargo, el municipio no está incluido en la lista de zonas afectadas que recibirán ayudas por parte del Gobierno para la construcción del postconflicto. Esto, unido a la historia de violencia que azotó a la población durante casi un siglo, impidió en un principio el buen recibimiento hacia los excombatientes que venían a instalarse en la vereda La Fila.
Pero, casi un año después, el panorama es distinto. El paisaje de montañas abraza el lugar, montañas donde se ha ido cultivando nuevamente el que por mucho tiempo fue el mejor café del país. En varios puntos cercanos a la plaza central, lugar de encuentro por excelencia, se encuentran murales alusivos a la paz. La tranquilidad que hay en el municipio solo se ve interrumpida por la música y las risas de las cantinas cercanas al parque. La más famosa de todas: El Hotel Mirador, se caracteriza por ser el lugar de encuentro de los excombatientes y los iconozunos.
“Casi ni hablan de cuando estaban en el monte, prefieren hablar de nuevas cosas, de deporte o sencillamente de su nueva vida por allá en la vereda”, asegura la dueña de este hotel.
A pesar de que en un principio la población se demostró reacia a la incorporación de los excombatientes, señala que hoy en día son pocos los que lanzan de vez en cuando "un comentario mal intencionado", pero en general “a uno hasta se le olvida que fueron de la guerrilla”.
Como El Mirador, son varios los lugares que se ven beneficiados con la llegada de los que fueron en su momento combatientes de las Farc, pues el turismo en la región ha aumentado. La llegada de extranjeros, de la prensa, de los estudiantes y de ellos mismos. Que de vez en cuando bajan al pueblo y realizan compras, consumen, comparten con la población.
Sin embargo, la integración no fue sencilla. En el pasado plebiscito del 2 de octubre del 2016, fue notable la polarización que había frente al proceso de paz. A pesar de haber ganado el SÍ con un 52,87%, el NO obtuvo un 47,12%, una diferencia de tan solo 163 votos.
Pero, parece que el ambiente es distinto ahora. Varios testimonios de los pobladores así lo demuestran. Tal es el caso de Luis y Rosa, una pareja de esposos quienes dicen que, a pesar de no haberse relacionado directamente con los ‘guerrilleros’, se sienten tranquilos. “Es mejor que estén en la vereda a que estén echando bala (…) pues que les vaya bien y sigan así”.
Jhon, por su parte, trabaja para Claro Internet y ha tenido la oportunidad de ir a la vereda La Fila y compartir con los de la Farc. “Son muy amables, me invitaron a jugar tejo. Están organizando un campeonato y varios equipos de acá iremos por allá a ver qué tal”. Y estas son las nuevas historias que se van forjando en el territorio, los que antes se llamaban enemigos hoy encuentran momentos y pasatiempos que los unen.
Icononzo, tierra que vio nacer las guerrillas campesinas a manos de Juan De la Cruz Varela en los años 50, hoy ve nacer la paz. Por primera vez, allí se cuentan historias distintas.