En el llano colombiano hay un hombre que con su voz alegra cualquier reunión. Es un llanero de los buenos y criollo como los que ya casi no hay. Vicente Olmos siempre quiso ser cantante de grandes escenarios, pero nunca ha dejado el campo. Hoy es un llanero solitario, que vive a contracorriente de lo que ha dictado siempre la sociedad.
Vicente Olmos nació en Paz de Ariporo, Casanare municipio que se encuentra a 456 Km de Bogotá. Es el segundo municipio del departamento por población después de Yopal, su principal actividad económica es la agricultura y la ganadería, y entre los llaneros es reconocido como el hato ganadero más grande del departamento, además de ser tierra de excelentes caballistas y vaqueros; como este pazariporeño, que nunca ha dejado el llano durante sus 55 años de vida.
Vicente Olmos // Finca Los guaduales // Villavicencio, Meta // Imagen tomada por Laura Bocarejo
Vicente no conoce Bogotá y nunca ha estado más de una década en un solo lugar, siempre ha vivido del campo a donde va, esto ha sido entre los departamentos del Meta, Casanare y Vichada; y como buen llanero no se imagina lejos el inmenso mar verde que ha rodeado su vida. En la actualidad vive en la finca los guaduales, finca de 28 hectáreas, que administra cerca de Villavicencio, en el departamento del Meta.
Desde pequeño aprendió las labores del campo, y sin ninguna amargura supo, desde que tuvo conciencia, que, para poder comer, había que trabajar. Así, la vida lo hizo vaquero de profesión, de esos que madrugan a las 5 a.m. a ordeñar vacas, 6 días a la semana, y espera el atardecer para arriarlas. Vicente realiza esta rutina desde los 12. Hoy, con más de 50 años, dice haber perdido la cuenta de cuantos de estos animales han pasado por sus manos.
Como muchos de nosotros, este vaquero llanero lleva consigo sus sueños. Vicente no solo quiso ser encargado de finca; Vicente quiso ser cantante. De esos que con la música llanera han ganado premios Grammy’s, y han llevado su cultura fuera del inmenso llano, como su ídolo, el Cholo Valderrama.
Cholo Valderrama // Canción: Llanero si soy llanero // Tomado de YouTube //
Desde las posibilidades que su madre le pudo brindar, Vicente a los cinco aprendió a tocar las maracas y a los 10 años conoció el cuatro. Desde chiquito fantaseaba con los parrandos llaneros, y con ser un buen coplero, pero sabía que si solo se dedicaba a la música no iba a tener con que ayudarle a su mama; ser cantante y ser famoso parecía no combinar con el vaquero recio que desde pequeño trabajó en inmensos hatos de terratenientes.
“A mí gente de billete me ha dicho: ‘vamos que nosotros le pagamos para que usted grabe un disco y después usted despega’, porque yo tengo buena voz, no es solo porque yo le diga, yo sé que tengo buena voz”.
Vicente Olmos // Finca Los guaduales // Villavicencio, Meta //
Y aunque la profesión no le cambió a Vicentico, la música llanera ha sido su gran pasión y lo ha llevado a pasar muy buenos ratos: “el parrando llanero y el poder tomar con las amistades, es lo que más me pone contento”, cuenta Vicente, sentado en el corral junto a los caballos que él mismo cuida, alimenta y consiente con melaza luego de largas jornadas de vaquería.
Después de nuestra entrevista, y antes de que acabe la tarde, Vicente tiene como labor hacer el encierro de los becerros para la lechería del día siguiente, y así comenzar una nueva jornada.
Mientras nos íbamos conociendo con Vicente, entre chiste y canción, le pregunté por su amor, la inspiración de sus canciones, me dijo que fue su “mami”.
“La mujer que me dio la vida y la única con la que viví, mi mami me decía que me consiguiera un buena muchacha para tener los hijos, pero cuando le presentaba alguna le encontraba pero, entonces la preocupación de quedarme soltero nunca me alcanzó, y por ahí tengo una muchachona en Villavo, pero eso es mejor estar solo, uno ya es muy cabreado, y difícil encontrar una que lo quiera solo por amor”; y aunque todo encargado de finca en el llano se le contrata más rápido si tiene mujer, este llanero solitario nunca se casó, y con un gesto pícaro garantiza que la sonrisa no se le ha borrado de la cara, en parte, porque nunca se fue a vivir con ninguna mujer.
Vicente Olmos // Finca Los guaduales // Villavicencio, Meta //
Vicente vive en compañía de un gato, dos perros, caballos, vacas y gallinas. Él trabaja de lunes a sábado en la finca, los domingos los tiene libres para ir a Villavicencio, de vez en vez aprovecha las noches para ir a parrandas llaneras y disfrutar con las amistades; a veces lo contratan para tocar con su cuatro en fincas vecinas, o el patrón lo lleva a fiestas familiares a que cante. Sus coplas son bien conocidas, y su alegría bien recibida a donde quiera que va. Con aguardiente llanero y su cuatro él prende cualquier fiesta, y aunque nunca ha pisado grandes escenarios, cuando se presenta en pequeños lo hace como profesional, tanto que siempre calienta su voz con un chorrito de aguardiente y miel.
Después de escucharlo cantar y conocer su historia, queda la sensación de que sí es un llanero, “de los buenos”, como él dice, y de los pocos que el siglo XXI aún no ha podido seducir con su abrumadora tecnología, y su espíritu competitivo que vende la felicidad con el consumo.
Vicente aún guarda en sus anhelos el sueño de ser cantante: es un anhelo que no le causa ningún sinsabor, ni arrepentimientos. Este hombre vive feliz con las oportunidades que la vida le ha dado. Y si algo le aprendí a mi parientico Vicente es a no dejarse llevar por lo que la sociedad impone: ni casarse, ni tener hijos, ni el Whatsapp, ni el ser aventajado con el patrón, porque todos lo hacen, o lo tienen.
Vicente no alcanzó su sueño de cantar en grandes escenarios, pero cada día cumple el sueño de ser un buen ser humano, de los que pocos quedan y mucho necesitamos.
Vicente Olmos // Finca Los guaduales // Villavicencio, Meta //