top of page
Juan David Niño Castaño //

Podemos vivir sin armas: exguerrilleros y militares en Icononzo


Quienes durante décadas se enfrentaron en la guerra dejaron atrás sus diferencias para poder convivir en la misma zona.

La población de ‘Antonio Nariño’ cuenta con el apoyo médico y policial

Partidos de la selección, tomarse una cerveza o ir a jugar tejo son algunas de las ocasiones en las que la fuerza rompe el protocolo para reunirse con quienes, en algún momento, fueron sus enemigos.

“¿Para que haya seguridad necesariamente tiene que haber gente armada? No, nosotros podemos vivir sin la necesidad de la presencia de las armas”, dice Jhair Romero, uno de los líderes del espacio de reincorporación de las Farc Antonio Nariño, quien asegura que la policía puede ir a la hora que quiera, puede patrullar en el territorio y tener contacto con la población, sin presencia de una base militar en el territorio.

Las autoridades son uno de los puntos más importantes en cada zona territorial, aunque en algunos casos no se ha sabido entablar una relación estable. “La situación es tan complicada en algunos espacios territoriales que han tenido que desocuparlos por la misma tensión con la policía y el ejército”, comentó Jhair a Directo Bogotá.

Gallo (al sur de Córdoba), Dabeiba (Antioquia) o Ituango (Antioquia) son algunos de los espacios territoriales que acogieron a excombatientes de las Farc, en donde se han registrado más problemas de convivencia e incumplimiento de los acuerdos pactados. Sin embargo, el caso más reciente es el de La Variante (Nariño) donde en los últimos días se han ido más de 300 exguerrilleros por la mala relación que están teniendo con la fuerza pública.

A pesar de esto, en la zona de reincorporación más cercana a Bogotá, la situación es diferente. “Desde que llegamos la coordinación con la fuerza pública ha sido muy armónica”, asegura Jhair. Una opinión que apoya Daniel Guerrero, quien pertenece a las FARC desde hace 27 años y se dedicó principalmente a la medicina en tiempos de guerra. “Ellos han venido acá, hemos intercambiado opiniones y no hemos tenido inconvenientes con ellos”.

Por su parte, un agente de la policía quien prefirió mantenerse en el anonimato ratificó que la relación con los excombatientes es buena y que jamás han causado problemas en el pueblo desde su llegada el pasado 31 de enero.

bottom of page