Inés tiene seis años y cuando cumpla siete el fin del mundo puede llegar, pero antes de que esto suceda una bomba va estallar. Ahí va encontrar a María, su compañera de aventuras. Ambas tienen un propósito: tomarse una casa de la caótica capital. El plan le produce miedo a Inés, un miedo heredado de sus abuelos y de su madre que intentan protegerla de un mundo que la puede devorar.
Animales del fin del mundo es la primera novela de Gloria Susana Esquivel, escritora, periodista, traductora y poeta bogotana que a través de Inés y María narra su primera novela. Esquivel nos muestra una ciudad caótica y fría desde la perspectiva de una niña que está encerrada en una casa capitalina.
Pese a que el libro no menciona con exactitud a Bogotá, el lector podrá imaginársela. Claro que no es la Bogotá actual, sino una más provinciana donde importa más el lugar de origen que lo que se es y donde las clases sociales son esenciales. Aquí también se ve el encierro de la ciudad, la sensación de vivir con miedo y las ganas de escapar.
En la obra se lee: “El barrio de los abuelos estaba lleno de casas enormes que se habían transformado en restaurantes, consultorios, médicos, y sedes políticas, y era una rareza ver a un niño entre la horda de oficinistas y ancianos que se desplazaban por sus calles”.
La novela está escrita en pasado, lo que enfrenta al lector a una narradora que está recordando su infancia en medio de adultos contaminados de prejuicios sociales y la incertidumbre que trae envejecer.
A través de Inés, Esquivel apela a la imaginación infantil desbordada. En este caso, Inés cree que poniéndose una máscara de pantera puede enfrentarse a las bestias de su casa. Y no solo a estas bestias, sino también a las que la rodean fuera de ella. Así es como asocia cada personaje con un animal que la puede curar o se la puede tragar.
Aunque la novela es corta, la precisa selección de las palabras hace que el juego literario cobre vida un vez el libro se abre. Por medio de metáforas y analogías la escritura logra ser limpia y detallada, lo que detona la imaginación. La creación del personaje principal está trazada desde la inocencia, pero esa inocencia se corrompe con el encuentro de los otros personajes, como en este caso: “Las balas debían sentirse como muchos martillazos en los huesos. O como el mordisco prolongado de un ejército de hormigas”
Animales del fin del mundo es un libro con valores simbólicos que cobran aliento una vez se leen. Esta primera novela de Esquivel hace parte de la ola de autoras colombianas que narran desde la experiencia personal.