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Carol Salazar - carol_salazar@javeriana.edu.co //

Las 20 voces del conflicto


“Es que la paz es una oportunidad única para los jóvenes (…) si las FARC tomaron el riesgo, si los militares tomaron el riesgo, si el gobierno tomó el riesgo… ¿por qué no nosotros?” dijo Pablo Navarrete, uno de los autores del libro 'Lo que la guerra se llevó', durante su lanzamiento en la Feria Internacional del Libro de este año.

(De izquierda a derecha) Gustavo García, Gloria Behar, Pablo Navarrete y Carolina Ardila Behar en el lanzamiento de la obra “Lo que la guerra se llevó” // Fotografía tomada por: Carol Salazar

El domingo 22 de abril del presente año, en la Sala FILBo B, Gran Salón Ecopetrol, se hizo el lanzamiento del libro 'Lo que la guerra se llevó', escrito por la periodista y escritora Olga Behar, su hija, la politóloga Carolina Ardila Behar, y el comunicador y director de teatro Pablo Navarrete.

La obra nació como un complemento del libro que Olga Behar había lanzado el día anterior, llamado 'La paz no se rinde'. Críticas y memorias de los acuerdos de la Habana. Al evento fueron invitados Sandra Ramírez, la viuda de "Tirofijo"; Victoria Sandino, excomandante de las FARC y Víctor G. Ricardo, exalto Comisionado para la Paz. Sin embargo, por razones desconocidas, no estuvieron presentes.

Ellos hacen parte de las 20 voces recopiladas en la obra, que narran lo que significó para ellos más de 50 años de conflicto armado en Colombia, teniendo en cuenta también la coyuntura actual por la que atraviesa el país: la lucha por la paz. Es por ello que su ausencia en la charla se hizo notar, al igual que la inasistencia del que sería el moderador: el columnista y escritor Ricardo Silva Romero; en su lugar estuvo el fundador y director de la editorial 'ICONO', Gustavo Mauricio García.

“Queríamos que las voces quedaran impecablemente reproducidas, que ustedes se sintieran oyéndolos, no leyéndolos”, dijo Gloria Behar a manera de introducción. La intención de la obra es que se entienda el por qué cada uno de los personajes estuvo de un lado o del otro en el conflicto armado, por ende no se omite nada de ellos, sus testimonios vienen incluidos con sus respectivas muletillas, colombianadas, filosofía…se destacan sus sueños, sus derrotas, hasta sus fundamentalismos, contó Behar.

La incansable búsqueda de testimonios se tradujo en el encuentro con emociones variadas y completamente opuestas. Así, para los autores el llanto se hizo presente en tres momentos: durante las entrevistas, en la transcripción de las mismas y en la lectura final de la obra, antes de ser lanzada al mercado.

Yo con todas lloré, pero la que más me impactó fue la de una guerrillera que estuvo diez años en la cárcel. A ella la agarraron, la volvieron a agarrar, los militares la torturaron, la golpearon, la violaron, la empalaron…casi se muere. Toda una historia terrible”, contó Navarrete. Para Carolina Ardila, la historia más dura resultó ser la de la viuda de "Tirofijo", Sandra Ramírez.

“Nunca me imaginé a mí misma llorando por la muerte de Manuel Marulanda (...) es oír a alguien que lo amó profundamente, sufrir su muerte, y eso es humano”. Pero, además de tristeza, hubo circunstancias hasta jocosas, como por ejemplo la forma en que hablaba Jesús Santrich, la manera de expresarse, con su acento costeño, en cuanto a ciertas personas y al proceso de paz, dijo Pablo Navarrete.

Ninguna entrevista estuvo a la mano, varias de ellas había que conseguirlas en diferentes zonas veredales del país, y el encargado de viajar hasta ellas fue Pablo Navarrete. Él se encontró con los guerrilleros frente a frente, no fue fácil, pero lo logró, ¿Cómo lo hizo? tras perseguirlo desde la sala de la charla hasta la salida de la misma y esperar a que firmara un par de libros de dos lectoras emocionadas, pudo responder a esa pregunta y a unas cuantas más que anoté en una libreta durante la tertulia.

Ellos son muy cálidos, me dijo, todo se resuelve “hablándoles normal, como cuando le hablas a tu mamá, como cuando le hablas a tu hermano, conversando. Cuando tú vas predispuesto creas brechas, así que tienes que ir dispuesto a charlar, no tanto a socavar información, sino a conversar”.

¿Y miedo, nunca sentiste? le pregunté, esperando un sí rotundo como respuesta, pero me dijo: “Yo sentía alegría, sentía miedo cuando se enojaban, en sus campamentos eran agresivos, pero miedo, miedo, miedo, nunca. Porque, ¿qué me iba a pasar?, ¿qué me podía pasar? Yo creo en la paz, yo creo que esto de verdad es real, que esto lo están haciendo de corazón, y las cosas que se hacen de corazón pues…son reales”.

A fin de cuentas la lucha por la paz estaba por encima de cualquier peligro, miedo o dificultad, “es que la paz es una oportunidad única para los jóvenes como tú o como yo (…) si las FARC tomaron el riesgo, si los militares tomaron el riesgo, si el gobierno tomó el riesgo… ¿por qué no nosotros?”, fue lo que expresó en ese instante en que estuvimos al frente de la sala, el lugar menos apropiado para entablar una conversación y rodeados de gente que acaba de salir de todas las demás charlas, además de la eterna fila de mujeres, en su mayoría, que estaba a nuestras espaldas, quienes esperaban que el Padre Alberto Linero les firmara el libro que acababa de lanzar, 'Dios es mujer'.

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