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Ana Lucía Barros - barrosana@javeriana.edu.co //

Hay que comer Mucho: Entrevista con Juliana Zárate


El consumo responsable de alimentos genera inquietudes que están comenzando a pensarse. Existen diversas iniciativas que quieren ofrecer una solución para que los bogotanos –y por qué no, los colombianos- comencemos a comer de manera más responsable. Directo Bogotá habló con Juliana Zárate, socia fundadora de Mucho Colombia, una aplicación que propone una alternativa a la hora de mercar y cocinar, respecto a este tema.

​FOTO: Ana Lucía Barros. Alacena de especias, listas para armar los paquetes de recetas.

Directo Bogotá: ¿Qué hacen en “Mucho”?

Juliana Zárate: Mucho es una plataforma para el consumo responsable de alimentos. La idea es crear, a través de tecnología, formas de compra y facilitarle la vida tanto a restaurantes como a personas para que puedan comprar productos sostenibles, saludables y locales. Nosotros lo vemos realmente como un ejercicio de consumo colaborativo, es decir, lo bonito de la comida es que el bienestar del productor y del consumidor están totalmente ligados. Si nosotros pagamos un mejor precio por productos mejor hechos, afectamos tanto nuestra salud como la vida del productor que está recibiendo mayores ingresos. La idea es que haya acceso a buena comida y que afecte a toda la cadena: productor, consumidor y medio ambiente.

DB: ¿Cómo surgió la idea de crear “Mucho”?

JZ: La idea nació hace cuatro o cinco años cuando yo estaba viviendo en Londres, y surgió por una preocupación de cómo la tecnología nos puede ayudar a tomar mejores decisiones sobre lo que comemos. En su primera versión, Mucho se trataba de la parte de recetas, cómo planear comida para la semana y cómo escoger productos saludables y sostenibles en la maraña que son los supermercados.

Después, yo comencé a volver un poco más a Colombia y ahí me di cuenta que acá, por la situación que habíamos vivido de guerra, por la falta de infraestructura y por la forma en la que se venden los productos, no estaban llegando productos sanos, orgánicos, saludables y que de verdad demostraran la biodiversidad. No veíamos las papas de colores, las habas de colores, y ahí decidimos lanzar Mucho en Colombia.

​FOTO: Ana Lucía Barros.¿Sabía usted cuánto plástico consume al año?

DB: ¿Cómo fue el proceso de implementar Mucho en Colombia?

JZ: Lo primero que hicimos fue investigar. Fueron seis meses hablando con productores, comensales, cocineros, sobre qué les está llegando, qué no les está llegando, y utilizar la tecnología que ya teníamos, pero implementarla después de meternos al campo, para entender las verdaderas razones por las que ciertos alimentos no estaban llegando. Buscamos capital con un fondo de impacto que está interesado no sólo en ganar dinero sino también en generar un cambio en el ambiente y la vida de las personas. Ya llevamos tres meses vendiendo.

DB: ¿Cómo se construyó la cadena entre quienes producen los alimentos y quienes los consumen en Mucho?

JZ: Hay varias partes. Primero, levantamos una base de datos con productores. Una vez tuvimos la base de datos, comenzamos a visitarlos y contarles lo que queríamos hacer, que es un proceso difícil por el recelo que hay en las comunidades: en Colombia es común que la gente trata de hacer proyectos y después no se mueve. Después de establecer la relación con los productores, comenzamos a mirar cómo es la infraestructura para los productos que nos interesan.

Por ejemplo, en el caso de la pesca: ir al bajo Baudó, montar en chalupa, contratar un chárter, montar el producto después en un avión de Avianca, ir a recogerlo al aeropuerto, traerlo al cuarto de acopio, y mandarlo a los restaurantes o a las casas. Y cada producto tiene un proceso diferente: con la papa nativa hay que hacer siembra escalonada, las siembras de fríjol y maíz son diferentes, nos toca buscar la solución a cada uno.

​FOTO: Ana Lucía Barros. Paquetes de Mucho listos para ser enviados.

DB: ¿Cómo se logra un consumo sostenible para el productor? ¿Cómo equilibrar un precio justo de venta, un proceso ecológico y unos costos de producción asequibles?

JZ: Hay varias formas. Lo primero es la sostenibilidad ambiental, que trabajamos con nuestro aliado Fondo Acción, para verificar exactamente cuáles son los procesos de los alimentos: si son orgánicos, si usan químicos, cómo manejan los suelos, el agua. En cuanto a precio, le transferimos la mayoría de la ganancia a los productores.

Nos sentamos con ellos a mirar cuánto les está costando, por ejemplo, un anzuelo, cuánto cuesta su operación, cuánto les están pagando, a cuánto podríamos venderlo nosotros, para buscar un precio que nos funcione a ambas partes. La semana pasada nos sentamos a mirar a cuánto está el grano de pimienta en Putumayo, a cuándo está el kilo, cuál es el precio en el mercado, cuándo es la demanda. Eso lo tenemos que hacer producto por producto. Es un enfoque distinto al de los supermercados, porque el nuestro parte del ser humano.

DB: ¿A qué público está dirigido “Mucho”?

JZ: Inicialmente tenemos dos públicos: restaurantes, que compran más por pedido y nos ayudan a generar volumen de compra, y casas, que pueden ser familias, señoras que nos compran un mercado completo, y jóvenes, que compran más la receta, que quieren cocinar algo rico, que compran lo del desayuno. En el momento aún es un público reducido porque no tenemos más capacidad, pero la idea es ir ampliando nuestro público.

DB: ¿Cuál cree que es el mayor problema en nuestro modo de consumir alimentos actualmente?

JZ: Yo creo que consumimos demasiado en vez de consumir de calidad. Claramente entre una manzana orgánica y una no orgánica, la orgánica es más costosa, y al no entender las consecuencias de este consumo, optamos por la más barata. El reto es explicar el valor agregado de esos productos, y también que transformarlos, cocinar y hacer cosas con ellos no tiene que ser más costoso. Estamos acostumbrados a comprar de más y a comprar barato. Y por el lado del productor, es difícil navegar en el mercado. Hay retos de lado y lado.

DB: ¿Por qué surgió la idea de vender las porciones por recetas? ¿Cómo piensan las recetas que se ofrecen en la aplicación?

JZ: Vendemos de ambas formas. Las recetas son para los clientes que casi no están en casa, y ven el comer en casa únicamente como algo fácil: la arepa, el sándwich, y esa gente también termina botando mucha comida. La idea es que sea barato, porque compras sólo lo que necesitas, y que tengas una solución, que no tengas que pensar qué hacer con los productos que compraste, porque muchos de los productos que traemos la gente no sabe cómo prepararlos.. Así optimizamos el uso de los ingredientes.

FOTO: Ana Lucía Barros. ¿Cómo es el proceso para comer Mucho?

DB: ¿Cuál es la receta que más piden en la aplicación?

JZ: La receta del pollo al marañón ha sido un éxito. Es un pollo orgánico o campesino, hecho con marañones del Guaviare. Cuando tuvimos el atún japonés, que es un atún del Pacífico, también. Las gambas que trajimos la semana pasada se vendieron en 20 minutos. En cuanto a mercados completos, el kit de desayuno es ganador. Las recetas las hemos estado rotando, mientras alistamos la logística, pero tenemos más de 1.000 en el arsenal.

DB: ¿Cómo se realiza el proceso de compra?

JZ: Al entrar a la aplicación, escoges un perfil: saludable, vegetariano, ahorrador, etc., y te salen unas recetas y unos kits para ese perfil. Escoges para cuántas personas quieres la receta, y si es un mercado puedes quitar lo que no te guste. Pagas, y a los 5 días te llegan a tu casa las cosas. Por la página es igual, y puedes comprar por Facebook o por Instagram. Te llegan a tu casa, junto con instrucciones para cocinar.

DB: Además de vender alimentos, “Mucho” también realiza eventos. ¿En qué consisten estos eventos? ¿Por qué los realizan?

JZ: Hicimos uno de lanzamiento que fue del Putumayo. Hay un gran desconocimiento sobre nuestra alimentación. Ahora la gente se pregunta más y los cocineros han hecho una gran labor de poner en la mesa el tema de qué es un consumo responsable o local, pero aún no hay suficiente información al respecto.

Hacemos los eventos y la revista por esa razón, para dar a conocer los productos, contar la historia de quienes los producen, contar nuestra biodiversidad y nuestros problemas. No se vende sin la historia. En este evento en particular estaban siete restaurantes cocinando con productos del Putumayo, había una intervención de arte con productos locales, había un trago hecho con viche. Queríamos contarle a la gente lo que estamos haciendo.

FOTO: Ana Lucía Barros. Alacena completa de productos para armar los paquetes de recetas.

DB: Y en cuanto a la revista, ¿qué temas tratan? ¿para qué la publican?

JZ: La idea de la revista es que sea un ensayo visual sobre una pregunta que tenemos alrededor de la comida. Lo primero por lo que habría que empezar es: ¿qué comemos los colombianos? Nos adentramos a mirar la data, a hacer entrevistas, a ir a Corabastos. La idea es sacar una trimestral. También nos enfocamos en lugares: el primero fue el Putumayo, ahora se viene el Pacífico.

DB: ¿Cómo podemos encaminarnos hacían un consumo de alimentos más responsable? ¿Qué otras iniciativas conoce?

JZ: Hay muchos restaurantes que están haciendo el trabajo de mirar los ingredientes para no escoger productos ultracontaminados, cerca de Bogotá hay canastas de vegetales…Es simplemente mirar de dónde viene el producto y a dónde va a parar lo que consumimos. Se puede comenzar por tratar de no comprar empacado, que es una gran ayuda al problema del plástico. Hay que empezar por cosas chiquitas, pero empezar.

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