La inconsciencia e inocente sutilidad del ser humano en sus primeros pasos le cobraban factura a Daniela. Había practicado durante horas junto con sus compañeros una coreografía de alguna canción de Shakira. Sus pies trastabillaban, incrédula retiraba el pelo de su cara y buscaba entre el público lo que más temía. Daniela rompió en llanto, corrió al baño del jardín, donde a su profesora tuvo que consolarla para que volviera a la tarima. A sus 4 años, le daba pavor que su madre la viera bailar.
FOTO tomada por Santiago Almeida
Hoy a sus 22, cuenta con más de 10 años bailando profesionalmente. Y por sus anaqueles se posan varios trofeos y memorias, por ejemplo, el reconocimiento por su participación como directora de uno de los grupos ganadores en el Cheerleading masters en 2016. La estudiante de comunicación social es hija única del matrimonio de sus padres, aunque tiene una media hermana a la que le lleva 11 años. Han sido varios los momentos vertiginosos en su vida familiar, pero recuerda con nostalgia el día en el que salió a la tarima luego del fallecimiento de su tío.
“Desde que empecé a bailar, siento un propósito”. La danza ha sido un eje transversal en su vida, pues desde muy pequeña se interesó por los grupos de baile en su colegio, donde llegó a representarlo en competencias de porras y en intercolegiados capitalinos. Pero fue a los 12 años cuando empezó a orientar su proyecto de vida hacia el baile, particularmente dentro del Hip Hop y compases urbanos.
Daniela ha podido bailar con artistas como: Wisin, Andy Rivera, Greeicy Rendon, Mike Bahía, Farina, Reykon, J Alvarez, Sebastian Yatra, Dragón y Caballero y Chocquibtown, dentro de un contexto colombiano donde según ella lo más difícil de ser bailarín son las oportunidades y el menosprecio a los coreógrafos del género donde milita. Aún así, ha conseguido viajar por el mundo con sus pasos, representó a Colombia en el campeonato mundial Hip Hop International en Las Vegas, y ha sido parte de las giras internacionales de personajes reconocidos.
Le tiene un profundo miedo a la muerte de las personas que la rodean, mas no a perder su vida. Particularmente su madre ha sido el ejemplo a seguir en su camino y hoy la considera su persona favorita en todo el mundo. Lo que algún día la quebró; en una tarima de su jardín, hoy la hace feliz. El que su madre la vea bailando la llena de vida y energía, el pánico escénico que alguna vez la limitó, solo la impulsa en la actualidad.
FOTO tomada por Santiago Almeida