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  • Juan Pablo Vargas//

Contra vientos y marea: el perfil de Hollman Morris


Problemas, desacuerdos, mentiras y calumnias son las palabras que describen lo que se vive a diario en la campaña del candidato a la Alcadía de Bogotá por el partido MAIS. Carácter, esa es tal vez la mejor característica que podría definir al periodista javeriano Hollman Felipe Morris Rincón, porque llegar al lugar en donde está ahora no fue fácil para este bogotano de clase media.

Hijo de un trabajador de las Juntas de Acción Comunal y de una empleada del Acueducto de Bogotá, el hoy candidato de la Colombia Humana, nació el 17 de agosto de 1969 en Galerías, un barrio tradicional de la capital colombiana. En su casa vivían él, sus padres y su hermano menor, Juan Pablo, y aunque creció en un ambiente modesto, nunca le faltó nada. Tiempo después llegaron dos hermanas más: Ingrid y Lorena, en ese orden.

“Vivimos una infancia como de la época”, dijo Juan Pablo Morris, su hermano menor, para referirse a todas esas veces que jugaban fútbol en la sala de la casa y rompían algún jarrón, o a cuando salían al parque del barrio para jugar a la pelota, ponchados o a montar bicicleta con los amigos de la cuadra. “Hollman y yo éramos ‘parceros’”, continuó Juan Pablo, recalcando lo activo e inquieto que era el candidato para esa época, factores que, se podría decir, le ayudaron mucho a ser la persona sociable y carismática que vemos hoy en campaña.

La cita con el hermano menor del candidato se llevó a cabo en una bodega de un segundo piso en Teusaquillo donde aún funciona Contravía, un programa creado por Hollman en el 2003. Los Derechos Humanos era el tema principal de este programa del Canal Uno, que juntos, lograron sacar adelante. Juan Pablo lo resalta mucho porque dice que era un tema que no era de agenda por esa época y que no vendía, pero que Hollman lo logró.

Entre el 2003 y el 2012, el trabajo de ambos en Contravía se vio recompensado con tres premios Simón Bolívar, dos India Catalina y dos CPB, además de variados reconocimientos periodísticos alrededor del mundo como el Cemex de la Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, en México, o el Premio de defensor de Derechos Humanos, de la ciudad de Núremberg, Alemania, y de Nueva York.

El éxito de Contravía se debió a que era un programa que mostraba la otra Colombia: la del campo, víctimas, paramilitarismo, pobreza y abandono estatal, es decir, la que no mostraban los otros medios, dijo Hollman. Contravía surgió como una respuesta al problema que atravesaba por esa época, y que está volviendo a sufrir, asegura Morris, el periodismo colombiano: que está encerrando las cámaras en los estudios de televisión.

Juan Pablo es, físicamente hablando, la copia de Hollman. Parecen gemelos. Se visten igual: manillas en cada muñeca, camisa manga larga remangada, jeans, gafas y un pelo desordenado. Las únicas diferencias son que Hollman, siendo un año mayor, parece el menor, y que Juan Pablo cumplió a la primera cita, y no a la quinta, como pasó con Hollman.

Lo primero que hizo Juan Pablo al verme llegar fue pedirme el carné de la universidad. Fue raro porque desde un principio se dijo que solo se iba a hablar del candidato, específicamente de su infancia, vida familiar y política, pero al parecer no hubo mucha confianza y al final, para hacer la entrevista, accedí a mostrárselo.

Como a modo de explicación, el hermano menor de los Morris reiteró lo que se había dicho al principio: las cosas con Hollman y la campaña no estaban nada tranquilas. La acusación por maltrato familiar de su exesposa y los rumores acerca de su adicción a las drogas y a que es un maltratador de mujeres, son versiones que han tomado fuerza desde que se oficializó su candidatura y eso ha provocado que, como familia Morris, desconfiara de cualquier persona que quisiera hablar de Hollman.

Después de mostrarle el carné, con los aires más tranquilos para ambos, comenzamos a charlar en esa bodega oscura y silenciosa, que contaba con dos o tres escritorios y un pequeño semi-estudio de televisión. El calor era bastante para ser las 4:30 de la tarde, y era absurdo porque ni siquiera un rayo de sol entraba ahí; estábamos solo los dos. Nuestras miradas se encontraban constantemente mientras hacía un ‘paneo’ del lugar: primero sillas de plástico, después escritorios llenos de portátiles y material periodístico viejo, y una lona gigante que dividía la ‘oficina’ del estudio de televisión, la cual se parecía a esas cortinas que separan al asesino de la víctima en una escena de película de terror.

FOTO: David Martínez, Archivo Directo Bogotá

Juan Pablo, mientras se acomodaba en la silla Rimax en la que estaba más bien recostado que sentado, resaltó de Hollman su capacidad de recomponerse fácil y no dejarse afectar por lo que le dicen o hacen las demás personas. En su nueva postura asegura, “llegar a ser candidato a la Alcaldía es respetable, ahí no llega cualquiera. Pero sostenerse cuando a diario te están atacando con mentiras y tienes a todo el poder y establecimiento en contra, es el doble e incluso el triple de respetable. A Hollman no le han regalado nada. Trabajó de barman en las noches para pagarse su carrera y sacó, a pulso, un programa y un canal adelante. Eso es ser brillante; lograr cosas imposibles como esas o ganarse una beca en Harvard por mérito académico” (La beca, según lo investigado, fue otorgada por el trabajo de Morris en Contravía).

Como parte de su carácter, Hollman nunca se dejó frenar por las amenazas y en cambio las veía como una oportunidad para seguir ejerciendo ese periodismo bueno y diferente que lo caracterizaba. En su primer exilio en el 2001, cuando cubría el proceso de paz para El Espectador, publicó desde España su primer libro Operación Ballena Azul/, el cual habla acerca del robo de armas que llevó a cabo el M-19 en el Cantón Norte. En su segundo exilio aplicó y ganó su beca en Harvard.

El carácter que tiene Hollman Morris es el que sorprende a Mauricio Arroyave, periodista colombiano que trabajó con él desde la llegada de este a la gerencia de Canal Capital en el 2012 hasta la no renovación de su contrato en el 2014. Mauricio, quien hacía el programa El Primer Café junto con Liliana Osorio, asegura que le sorprende la capacidad que tiene Morris para obviar, despreciar e ignorar críticas y ataques en su contra.

Es claro que para Arroyave no es fácil hablar de esto y su rabia al hacerlo es evidente. Según él, fue víctima del cinismo y de la censura llevada a cabo por Morris en Canal Capital, pues, como él mismo afirma “era el más ‘bobo’ a quien se le pudo ‘montar’ al lado de Antonio Caballero y León Valencia”. Este apartado contrastó bastante con lo que se ve de él: alguien tranquilo, profesional y elegante, con quien cualquiera se tomaría un café en el Carulla de la 72 con 5ª.

Mauricio, para empezar, dice que siempre tuvo a Hollman en la mejor percepción y que, al igual que el mismo Morris, le parecía que su trabajo en Contravía había sido valiente debido a la búsqueda de las voces opacadas que no sonaban en los otros medios. También admiraba lo que estaba haciendo en Canal Capital “el producto del canal era fantástico. Mostraba mucho la diversidad de Bogotá y le daba espacio a la voz de todos. Eso no se había hecho nunca antes en la televisión pública”.

FOTO: La caricatura de Aleo! cuando Gustavo Petro anunció su apoyo a la candidatura de Hollman Morris.

Sin embargo, su percepción frente a Morris cambió totalmente cuando comenzó a trabajar con él. Mauricio se dio cuenta de que Hollman monitoreaba todo. Su primer disgusto directo fue cuando Morris decidió revocarle el contrato ‘basura’ a su compañera de set, Liliana Osorio. Según Arroyave, dichos contratos eran de dos o tres meses. El hecho se dio supuestamente porque a Liliana no le gustaba Petro. Y, desde ese momento, Arroyave asegura que comenzaron a evidenciarse maneras sutiles de censura.

La revocación del contrato de Liliana fue solo el comienzo de una lista de inconformidades que detalla Mauricio mientras el frío bogotano hace de las suyas. Posteriormente, asegura él, cuando a Hollman le ‘picó el bicho’ de la política a fondo, se comenzó a evidenciar un desorden en el canal “cuando se cruzan funciones en un medio de comunicación, las cosas se complican”.

Arroyave se refería al cruce de funciones que había adoptado Morris después de un tiempo: el de gerente y el de director de noticias, lo cual generaba confusiones y desorden en el canal. Explica la situación así, “por ejemplo, yo soy jefe tuyo y te digo “ve y cúbreme tal evento, por favor”. Tiempo después, tú te cruzabas con Hollman y él te decía “no, hágame esto”. Y cuando volvías me decías que no habías hecho lo que te pedí porque Hollman te mandó a hacer otra cosa. Dime si eso no desorganiza todo”.

Tiempo después esas sutiles muestras de censura fueron creciendo hasta llegar a hechos graves. Como lo fue el corte de micrófono, en vivo, al periodista Manuel Salazar en medio de una entrevista al entonces alcalde Gustavo Petro sobre las basuras. Manuel recuerda: “Petro se veía tranquilo respondiendo mis preguntas, en ningún momento se le vio disgustado. El que se incomodó con mis preguntas fue Morris”.

Hecho que se volvió a repetir tiempo después en un debate que contó con la presencia de concejales a favor y en contra del mismo tema, las basuras. En esta ocasión, recuerda Arroyave, el debate estaba transcurriendo con normalidad, cada quien con su postura respecto al tema, pero todo tranquilo. Cuando de la nada, fue sacado del aire, bruscamente en un corte a comercial, por el gerente, Hollman Morris.

Esta información brindada por Mauricio fue confirmada por el periodista involucrado en ella, Manuel Salazar y por Clara Lucia Sandoval, concejal por el Partido Liberal en ese entonces, quien estuvo presente en el debate que fue llevado a cabo después. Sin embargo, cuando le pregunté a Hollman Morris al respecto, me respondió lo mismo que le dijo a Mauricio cuando fue él quien se lo indagó, según afirma Arroyave; “eso es una mentira, es falso. Yo no hice eso”.

Con la diferencia que a la respuesta brindada a mí, le agregó “Mauricio es un grosero, un patán que no hacía más que hablar mal de mí en los pasillos. Lo único que yo hice fue que no le renové el contrato por grosero y patán, y eso no es cesura”.

Arroyave cerró diciendo que Hollman se fue de Canal Capital dejando más enemigos que amigos y que es una persona mentirosa, que ataca y luego sale a desmentirlo haciéndose el mártir. Y asegura que no renunció porque necesitaba trabajar, además de que ganaba una que otra batalla contra Hollman, y su programa El Primer Café, marchaba bien. Pero eso sí, dejando a un lado la rabia que le provocó hablar una vez más de este tema, dejó en claro su asombro frente al carácter del candidato de la Colombia Humana a la Alcaldía de Bogotá “no sé cómo sigue aspirando a la Alcaldía después de todo eso que ha pasado. Como si hubiera sido poco todo lo que ha dicho su ex esposa, ahora Vicente de Roux y María Mercedes Maldonado, ‘petristas’ duros, renunciaron al ‘Petrismo’ por culpa de su candidatura. Y ahí está él, sigue con su candidatura como si nada, diciendo que todo es falso y son ataques contra él”.

Vale aclarar que de Roux y Maldonado, petristas de ‘cepa’, como lo dice Arroyave, renunciaron al petrismo al momento en que el exalcalde de Bogotá, Gustavo Petro, anunció su apoyo a Morris. Porque según ellos, él no representa los intereses del movimiento, entre los que se encuentra el respeto y acompañamiento a la mujer en su lucha feminista.

Después de su paso por Canal Capital, en el 2015, Morris decidió lanzarse al Concejo de Bogotá por el movimiento Colombia Humana. La fuerza de este movimiento en la Capital, más el apoyo de Gustavo Petro, le valieron a Morris para ser electo como uno de los concejales más votados, pues obtuvo 25.651.

De su paso por el Concejo de la ciudad, Hollman rescata los cuatro proyectos de los que se acuerda en el momento en el que se le preguntó al respecto. Después de titubear un rato y de quedarse en silencio otro, con ayuda de sus asistentes, sacó a relucir el proyecto de Universidad Nocturna, el cual consistió en habilitar programas nocturnos en la Universidad Distrital; el Gabriel García Márquez, para que el Concejo apoyara las actividades culturales en conmemoración a los 50 años de Cien años de soledad; el de la Van Der Hammen, para no intervenirla; y el no menos importante contra el Metro elevado de Peñalosa, el cual, según el proyecto, es mucho menos viable que el subterráneo que ya estaba propuesto.

 
 

La crítica de Arroyave a Hollman tomó sentido cuando llegué a la sede de campaña de este último en la Avenida Caracas con Calle 42. Eran las seis de la tarde y había un grupo de más o menos 100 personas que, aguantando el frío hipotérmico que hacía en Bogotá, con tinto en mano, esperaban a que Hollman llegara para saludarlo y escuchar de su propia boca, las propuestas que tiene para Bogotá.

Mientras esperaban, jóvenes y adultos mayores, más de los segundos que de los primeros, no encontraban de qué tema hablar. Se escuchaba de todo: las problemáticas que vivían en sus barrios con el tema de hurtos, la dificultad para transportarse y el abandono distrital en el que se encontraban. Finalmente, a eso de las 6:45 de la tarde, Hollman apareció por la puerta principal de la sede y, como era de esperarse, la gente se aglutinó entorno a él para saludarlo, tomarse una foto y cruzar una que otra palabra.

Como buen político en campaña, Hollman no le negó el saludo ni la foto a nadie. La mayoría de las personas eran de localidades apartadas: Suba, Santa Fe, Ciudad Bolívar y Usme. Estas fueron las que se alcanzaron a escuchar en el pequeño recinto cuando un ‘telonero’, que no paraba de hablar y de repetir la importancia de esparcir las propuestas y desmentir los ataques por redes sociales, le preguntaba al grupo de personas de qué localidades venían.

Llegó su turno y Hollman Morris, el candidato de la Colombia Humana, comenzó a hablar, así como dijo Mauricio, sin más ni menos, como si todo estuviera bien. Inició hablando de su punto fuerte: el Metro de Bogotá; es el único candidato que lo propone subterráneo. Sin embargo, y después de discutir otras propuestas como su defensa a la vida y a la Van der Hammen, reserva natural que ha estado en la agenda pública debido a una posible urbanización pero a la cual, según el candidato, no intervendría de ninguna forma) (llegó al tema más álgido y crítico de su campaña: sus problemas personales.

Primero, en un tono muy tranquilo, habló de su ex esposa por la cual pidió respeto al igual que para sus hijos, algo muy diplomático de su parte. Dijo que hoy en día no existe ninguna denuncia penal en su contra por acoso o maltrato a una mujer y que todo eso son puras mentiras que Claudia López, contrincante a la Alcaldía por el Partido Verde, desde su campaña, estaba tratando de meterle a los bogotanos.

“Claudia Lopéz le está diciendo a los bogotanos por Twitter que Gustavo Petro es un machista y que yo soy un abusador y maltratador de mujeres. Deje de decir mentiras, Claudia, eso no es así. A todas las mujeres, progresistas y feministas, les abro los brazos y les digo que son bienvenidas a conquistar y a enamorar a Bogotá (esta última oración es uno de sus lemas de campaña)”.

Y así, con esas palabras y en tres minutos aproximadamente, solventó todas las críticas que lo rodean y que en algún momento pusieron en vilo su aspiración al segundo puesto del ejecutivo más importante del país, la Alcaldía de Bogotá. Hollman Morris terminó su intervención con los brazos en alto, coreando con el público el lema de su campaña y agradeciendo a las personas por el apoyo brindado. Tal cual, como un candidato más, sin nada que lo frene o atormente.

Minutos después Hollman llegó a una sala modesta en el segundo piso de la sede. Dos mesas y unas seis sillas, cuatro para una mesa y dos para la otra, era lo único que se observaba entre esas cuatro paredes blancas. Después de saludar dijo que tenía diez minutos y que uno como periodista debía tener solo cinco preguntas, las más importantes, supongo, a modo de advertencia. Le hice caso y fui a lo que me importaba: Contravía y Canal Capital.

Lo que respondió sobre lo primero ya fue expuesto en este texto y todos, tanto Mauricio, como Juan Pablo, concuerdan con él: Contravía fue un éxito rotundo y su clave fue mostrar la Colombia que no existía para los medios tradicionales; darle voz a los que no la tenían. El ambiente se puso pesado cuando llegamos a la pregunta sobre Canal Capital. Hollman comenzó a remangarse más la camisa y a zangolotear más sus manos con el dedo índice recto. Le pregunté: El éxito de su gestión en Canal Capital es innegable, pasó de 0.18 puntos de rating a 0.85 en los más de dos años que usted estuvo ahí. Pero, ¿a costa de qué logró eso? ¿qué tan cierto es que le cortó el micrófono al aire al periodista Manuel Salazar y que después acabó un debate de la nada porque no le estaba gustado su desarrollo? Porque eso es lo que afirma Mauricio Arroyave.

Por la expresión facial de desagrado que hizo –frunció las cejas, hizo un ‘puchero’ con su boca y volteó a ver a sus asistentes– creo que no se esperaba ese tipo de pregunta, y aunque trató de esquivarla de entrada, al final respondió “tú mismo lo has dicho. ¿A quién le creemos más, al rating o a Mauricio? ¿cómo me vas a hablar de censura cuando Canal Capital tenía una parrilla que integraba todo tipo de pensamientos? El primer noticiero para sordomudos lo tuvimos nosotros y también fuimos pioneros en tener el primer programa indígena, de derechos de la mujer y ambiental. Todos nuestros programas de opinión, que eran los de más rating, se los dimos a contradictores de la administración, como Antonio Caballero, León Valencia y María Elvira Samper, entre otros”.

Vale aclarar que lo que dice Morris es cierto, y lo que dice Mauricio al respecto es que Hollman era inteligente y no se iba a meter con esos periodistas –muy importantes– porque sabía lo que se le venía encima.

“En cuanto a lo otro de lo que me acusa Arroyave, tampoco es cierto. O si quieres pregúntales a ellos. Él era un grosero, un patán, y no renovarle contrato por eso, que no eran de dos meses ni de tres, como él asegura cuando dice ‘contratos basura’ no es censura”.

Lo de la censura es totalmente falso. En todo lo primero que se dijo tiene la razón, y eso nadie se lo discute. Tanto Juan Pablo como Mauricio dicen que es cierto y que fue un gran avance para la televisión pública. Sin embargo, le hice caso e hice la tarea que me encomendó, igual Mauricio también me había dado vía libre para que lo hiciera, y busqué a Manuel Salazar y a Clara Lucia Sandoval, quienes estuvieron presentes en ambos casos de censura y de los cuales ya conocemos sus respuestas.

Hollman Morris fue un gran periodista y eso nadie se lo niega. Su trabajo como reportero en Contravía es de exaltar y recomendar para las nuevas generaciones que vienen en camino. Lo que hizo con Canal Capital también fue extraordinario, tal vez fue el primer canal público que cumplió con su función de mostrarnos y representarnos a todos. Pero mentir está mal, es un principio, el más importante de la profesión, y a ese principio, un periodista, nunca le puede fallar.

La intención de este escrito no es decir si Hollman es culpable o no de todo lo que se le acusa, eso le corresponderá a un juez. Lo que sí nos compete es comunicarle a los ciudadanos de a pie los hechos, y por ende, la verdad; y la verdad es que el candidato de la Colombia Humana a la Alcaldía de Bogotá, sí censuró en su paso por Canal Capital. Y no sé sabe qué es más grave, si haberlo hecho, o que viéndole la cara a alguien, le diga que no lo hizo, cuando no fueron ni una, ni dos personas las que lo rectifican, sino tres. O peor aún, que siga figurando como mártir, con sus aspiraciones intactas y tildando de mentiroso a todo aquel que le lleve la contraria, o le diga la verdad, tal cual, como lo hizo con Mauricio.

Sin vergüenza, como si no le debiera ninguna explicación a nadie y muy seguro de sí mismo, Hollman se levanta de su silla para dirigirse a otra reunión. Se puede notar en él un aire de confianza y seguridad. Probablemente para él todo está bien: no ha hecho nada malo, no ha mentido y es un hombre probo. Tal vez piense, y hasta se lo crea, que todo son chismes para hacerlo caer.

Y así es el candidato de la Colombia Humana. Incluso cuando fue informado de que tenía que firmar un permiso de publicación, mandó a su jefe de prensa a llenarlo y que a él solo le tocara firmarlo. Al parecer, lo que menos tiene el candidato, es tiempo que perder.

 
 

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