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Amalia Sánchez // Periodismo de Conflicto

El proceso de paz actual, un ciclo que se repite o una nueva esperanza para Colombia


En un café encontré a Francy Carranza Franco. Sobrecargada de una maleta me da un poco de su tiempo antes de viajar hasta Sumapaz para un proyecto de educación rural con el instituto IDEP (Instituto Para La Investigación Educativa y El Desarrollo Pedagógico). Fue también investigadora del IEPRI (Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales) en la Universidad Nacional en distintos proyectos de estudio del conflicto y el posconflicto, y parte del observatorio de tierras.

FOTO: Amalia Sánchez

Directo Bogotá: ¿Qué ha ocurrido en cuanto al proceso de paz con el cambio de Gobierno?

Francy Carranza: No hay una intención clara del gobierno Duque de tener una posición beligerante frente al proceso de paz, como lo había antes con el gobierno de Uribe. Pero en este momento la política de paz està bloqueada. Buena parte de las iniciativas planteadas como proceso de paz están bloqueadas y muy pocas se mantuvieron. Eso implica a veces simplemente dejar pasar, no hacer nada, bloquear de forma muy soterraña, muy suave, muy disimulada y no hacer lo que se dijo que se iba a hacer. Lo que puede traer es exacerbar otra vez los conflictos que había en las regiones sobretodo considerando que bloquean el desarrollo rural, impiden la participación de grupos marginales como los campesinos, los indígenas, los afro-descendientes que han sido golpeados a lo largo del conflicto. En ese sentido las organizaciones sociales han ganado visibilidad porque siempre están empujando, están reseñando lo que hace falta.

DB: Concluyes uno de tus artículos[i] justamente diciendo “Es la acción y presión de grupos sociales la que ayuda de alguna forma a la modificación de las relaciones entre el Estado y sus ciudadanos. Eso, en últimas, es lo que significa el postconflicto.”¿Por qué tienen tanta importancia los grupos sociales en el proceso de paz?

FC: Claramente el conflicto colombiano ha sido producto de los bloqueos y de la represión que ha habido hacia los ciudadanos, bloqueos que han sido constantes a lo largo de los diferentes periodos presidenciales. Porque cuando se hace una apertura de la democracia, cuando ciertos grupos de élites sienten perder el poder reaccionan violentamente en contra de cualquier intento de participación política y se reprime todas las peticiones sociales. Y realmente estos grupos sociales están viviendo en condiciones deplorables: sin tener acceso a la educación, sin tener acceso a la formalización de tierras, ni siquiera un pedacito, sin tener acceso al mercado de sus productos.

Muchos en algunos momentos de la historia colombiana vivían en condiciones más o menos de esclavitud, en donde las personas realmente no tenían derechos, no tenían acceso al Estado como tal en términos de protección de derechos. Y justamente un Estado democrático se define alrededor de cómo provee estatus de ciudadano a todos sus habitantes. Y el solo reclamo de este estatus de ciudadanía ha sido altamente reprimido. Eso ha por supuesto contribuido a que el conflicto armado siga.

DB: ¿Según usted sería justo decir que el proceso de paz resulta de la negociación y la firma de un acuerdo entre el Estado colombiano y las FARC-EP?

No, no es verdad. El proceso de paz fue gestionado entre dos actores muy fuertes que estaban enfrentados desde hace más de 50 años. Pero ni ese enfrentamiento como tal definió todo el conflicto, ni la paz esta construida solamente por esos dos actores. De hecho la paz no se hubiera podido sostener sin la acción de toda la comunidad civil organizada, que estuvo durante los cuatro años de negociaciones muy pendiente a lo que estaba ocurriendo en la Habana, que le puso limites, que empezó a hacer exigencias, que también lo apoyó.

Pero sobre todo eso fue muy claro cuando se perdió el plebiscito. Si las organizaciones sociales no hubieran salido a la calle a protestar ese proceso de paz se hubiera caído. El gobierno y las FARC no hubieran podido hacer la paz solos, fue un asunto de la sociedad en su conjunto.

Usted misma, analizando el proceso de paz, dijo que se estaban “repitiendo los errores del pasado”, ¿cuáles son los errores del pasado que se repiten?

Siempre se dice que el que no conoce su historia está condenado a repetirla. Pero eso en Colombia no se aplica porque nosotros a pesar de conocer la historia siempre la repetimos, y la repetimos de la peor forma. No es la primera vez que hacemos un proceso de desmovilización, de hecho, la pasamos haciendo procesos de desmovilización. En el siglo pasado hicimos más o menos 10 procesos distintos de desmovilización, múltiples grupos han entregado las armas: varias guerrillas, grupos paramilitares. Pero no necesariamente contribuye a que haya una paz, al contrario, puede exacerbar el conflicto armado porque estos grupos que entregan las armas empiezan a hacer competencia para aquellos que han tenido el poder y se les reprime de forma bastante brutal.

El ejemplo concreto es la masacre de la UP y el asesinato de miles de competidores políticos que realmente cambiaron el balance del poder en las regiones, sobre todo. Entonces Colombia siempre tiene un ciclo de desmovilización de grupos armados y creación de otros y eso ha sido parte de la continuación de la guerra. Ahora sí, ha habido momentos de paz, ha habido momentos en que por unos breves años no hubo guerra y deberíamos reconocerlos más y aprender de estas lecciones. Pero sistemáticamente lo hacemos mal.

Por ejemplo los proyectos de desarrollo para el campo es lo primero que los grupos armados piden, inclusive los grupos comunistas guerrilleros lo han dicho, los grupos liberales guerrilleros lo dijeron a principio de siglo: hay que permitir el acceso a los campesinos al mercado. O sea no es una idea de que vamos a implantar el comunismo es que vamos a atraer el capitalismo. Y no se logra porque aquellos que sostienen el poder económico y social, el poder político no quieren competencia y reaccionan de forma absolutamente brutal cuando esto ocurre.

¿Entonces piensa usted que hay esperanza para el proceso de paz actual, o piensa usted que el conflicto va a seguir como siempre?

Todos tenemos la esperanza de que no se repita. Lo cierto es que no va a volver haber un grupo como las FARC. No veo que haya un resurgimiento de las FARC o de grupos similares a las FARC en este momento. El ELN por ejemplo no tiene la capacidad organizativa que tenía las FARC y sus capacidades militares son bastante limitadas. También por la misma dinámica de la globalización se volvieron un poco anacrónicos, ya vejetes. Pero tampoco veo que haya una paz plena, no va a ser una paz completa, va a seguir habiendo violencia en ciertos lugares específicamente los sitios en donde había cultivos de coca.

Además el Estado no logra recobrar el monopolio de las armas, no logra tener suficiente personal a lo largo y ancho del país, ese personal no logra ser lo suficiente eficiente para por ejemplo atrapar los criminales, las instituciones civiles no logran llegar en ciertas zonas, no logran llevar un hospital al Putumayo, no logran llevar una escuela al Amazonas, y eso no es porque sea muy difícil sino porque hay personas que no les interesa que el Estado llegue hasta allá. También ha habido zonas donde se fue las FARC y nunca llegó la policía entonces la criminalidad simplemente está empezando a llegar y no hay nadie que les controle. Entonces creo que va haber muchas zonas de conflicto que no se van a recuperar fácil, estamos muy muy lejos de tener una paz completa.

[i] Articulo ¿A quién le corresponde la implementación?, 22 Marzo 2017, EL ESPECTADOR

http://blogs.elespectador.com/politica/con-los-pies-en-la-tierra/quien-le-corresponde-la-implementacion

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